Introducción

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Estaba sola entre la lúgubre noche de primavera, sentía estar atrapada en una pesadilla, escuchaba ruidos estruendosos, gritos, muchos gritos de niños y mujeres, miles de llantos desesperados por ayuda, sentía estar presa de una habitación, en una cama donde no podía moverme, solo gritar como los demás, iba de lado a lado, nadie me escuchaba, no podía salir de ahí, una sombra y unos ojos maliciosos al igual que una blanca sonrisa tétrica me miraron fijamente una óz de 3 filos podía observar, no podía hacer realmente nada, hasta que...

Al abrir los ojos pude darme cuenta que todo había sido una horrible pesadilla, tan solo inhalé profundo, exhale subí la mirada la cual hace poco tenía en el suelo, me vi entre la bata que usaba, lo que no parecía pesadilla era lo que se encontraba delante mío vi un desastre indescriptible, sangre por todos lados, me causaba escalofríos, cuerpos fragmentados a mi alrededor mientras que las casas estaban en su totalidad destruídas, miraba de lado y ahí estaba una persona conocida, me preguntaba a mi misma
¿Qué hago aquí?, oh...¿acaso había caído en un genjustsu? No, esto no era nada parecido a una visión, iba más allá de eso, me dolía la cabeza, las náuseas me invadieron poco a poco, sentía un detestable mareo, arqueé mi espalda aún débil y comencé a vomitar sangre no soportaba esa escena, llorando me levante con un intenso dolor en el cuerpo, trataba de incorporarme, no podía ni siquiera moverme con totalidad, las piernas me temblaban y dolían, sentía un ardor en los brazos, mi cabeza aún más, los sonidos de la noche no se hacían notar, no logro... no quiero... no puedo imaginar...

No sentí levantarme esta vez, solo me notaba corriendo, entre caminos solitarios, pero una presencia podía sentirse detrás mío... alguien me seguía, tenia miedo, miedo de otra vez fallar, miedo de... entre la multitud mis papás no estaban ahí, solo vi a una mujer conocida, no puedo regresar, no puedo fallar ahora que más necesito tener la fuerza de voluntad para continuar.

–¡Mamá...!, ¡Papá!, ¿Donde están? —Grite entre sollozos.

Un ruido entre las ramas de un árbol a cinco metros a mi derecha se escuchó. Estaba a punto de gritar de la impresión, me aterraba saber de quien se trataba, no podía, ni siquiera quería imaginarme o caer en la cruda realidad. Estaba segura de que querían matarme, de la misma manera en que mataron a los míos, ¿Como podía ser posible de un día a otro perder a las personas con las que tanto convivía, mejor dicho, como podía perder a las personas que tanto amaba? Mi familia estaba allí.
Cuando abrí los ojos la casa había sido derrumbada, mis padres no se encontraban entre la multitud, por miedo no pude buscarlos,

–¡perdónenme por favor, los amo!

los quiero de regreso, yo sé que están vivos, mi corazón dice que lo están. Entre lágrimas debatía con mis sentimientos, con mis dudas, suposiciones, pero no lograba encontrar la respuesta, dejé a mis padres por miedo, olvidé a mis hermanos...

Un hombre comenzó a reírse, yo ya no podía soportar más esta amargura que sentía por dentro ante tal traición, si mi destino era morir, ¿Por qué no lo hice?, evadir al destino es como huir de la justicia divina, respire hondo, me arme de valor, ya debo enfrentarme a mis propios fantasmas, fui creada para esto, mi padre me encomendó, mi hermano confío en mi, él ahora es uno de los mejores, él velará por su gente, mi deber es conmigo y será buscar a mis padres, será buscarte... ¡Si! A ti, maldito o maldita, si en ese caso fueras aún más yo mismo vengare por todos. Di media vuelta y ahí estaba un sujeto con una capa negra, no estaba lista, tenía mucho miedo, aún mis piernas temblaban, pero tú me enseñaste... hermano.

Una madrugada de verano, en pijamas nos dispusimos a pelear, entraste a mi cuarto, eran las 3:45 am, abriste la ventana. La luz de la luna alumbró el cuarto y tu sombra me lleno de preocupación, mi sexto sentido sentía podía presenciar tu llegada, aún adormilada abrí mis ojos, los talle con mis puños, ahí estabas tú, sentado sobre el balcón, tu mirada seria tornó a la mía, conectamos y sabía lo que tenía que hacer, no te importaba en lo más mínimo ejercer un cargo tan importante como el ser Mizukage, lo único que deseabas era verme fortalecerme a costa de todo y de todos:

¿Amarte u Odiarte? (Hidan y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora