Capitulo 1

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TRAGEDIA

Un lugar muy oscuro, se observaba un sitio sin retorno, al abrí los ojos, todo era negro, mis piernas estaban cruzadas, me pesaban mucho, los brazos no me respondían, no sé cómo llegue aquí... ¿a donde iré?, ¿Qué clase de lugar es?, miraba en mi interior, conservaba una bata blanca de noche, suspiraba aún asustada, no quería estar aquí, recordaba mientras continuaba recostada entre memorias... mi aldea, mi vida, lo he perdido todo.

Me preguntaba entre nervios y la ansiedad que me rodeaba, sentía que el lugar se hacía cada vez más pequeño, me coloqué en cuclillas, divisaba de lado a lado, no me convencía, me puse en posición de cuatro, no podía ver absolutamente nada, no existía ningún sonido, o algo que denotara.
Respiré hondo y lo dejé salir, mi corazón latía acelerado, estaba a punto de caer en estado de pánico, ¡Mamá...!, ¡Papá!, susurro, entre lágrimas gateaba.

Tome mi posición, me puse de pie y mire al frente, limpie mis lagrimas, tan solo quería concentración tras no encontrar el final del sitio, caminaba a pasos largos, empecé a correr, parecía perderme entre la oscuridad, no notaba ningún muro, o algo con lo que me fuese a tropezar, mucho menos con algo con lo que me guiara.
Mordí mi mano, sentía desesperarme.

–Ahhh... ghaa... —Jadeaba, el oxígeno me faltaba.

Un enorme dolor se centró en mi columna, ardía.... aún así caminé un poco pensando en que todo estaría bien, mamá y papá vendrán por mi, esto es una pesadilla, me despertarán y me abrazarán mucho, lloraré entre los brazos de papá y me dirá:

–Todo está bien, cariño.  —dándome un beso sonriendo.— Ahora quiero que descanses, ven conmigo, dormirás al lado de mamá y papá.

Estoy segura de que me cargaras, papá, por favor despiértame ya... ¡Papá!, ¡PAPÁ...!

–Onii-San... —dijo una voz suave.

–¿E-h...? —Di vuelta para escuchar de donde provenía.

–Nii-San... —dijo una voz entrecortada.

–¿Hermana?, ¿Hermanita...? —dije volteando por cada punto cardinal del lugar.

La voz se extendía, era como si se acercara había a mi, me angustiaba escucharla así, sentía miedo, sentía que ella estaba viva, ¡Si! Es una pesadilla, la seguiré... ¡Voy a despertar! Están vivos. Yo siento que aún están vivos. Sonreía con tranquilidad, estaba ansiosa de poder abrazarlos.
Al respirar una bruma se sintió, fue visible. Di algunos pasos por instinto, tenia un poquito de curiosidad, ahí me encontré yo, una niña tonta entre la niebla de color púrpura.

Al entrar a ese punto es como si atravesara un portal, otra vez volví a ese momento,  vi a ese hombre de mirada violeta, un sadico con una oz de tres filos, su sonrisa maliciosa acercándose a mi, otra vez... ¡OTRA VEZ!, su sonrisa, inclinando su brazo hacia enfrente con esa arma tan letal, iba directo a mi. Ahí estaba yo delante de mi cama, viéndome a mi misma entre mis sábanas, respirando con una sonrisa dibujada aún, aquel hombre solo observaba sentado en la parte superior de mi cama, acariciaba mi rostro con sus dedos, lo hacía lento con delicadeza, tocó mis labios, mis mejillas con su mano derecha, puedo ver como yo acerque mi cabeza hacia él, hacia su mano, ¿Por qué lo hacía?, no debo hacer eso con desconocidos, me fue prohibido, ¡DESPIERTA PEQUEÑA YO!, no me escuchaba, nadie me escucha...

Él se levantó de la cama, respiro hondo, me dio un beso en la frente, se escuchó como se incorporaba y tomó su arma frunciendo el ceño.

–Lo siento, pequeña cachorrita, eres muy tierna, una niña muy... ¡linda!, jajá—rió con burla— Pero tengo que matarte, te encontrarás con tus queridos padres y amigos, Jashin Sama te juzgará y llevará al paraíso, solo a ti, eso creo.

Estaba frente a él, frente a mi propio yo, lo podía escuchar, admirarlo, arder de coraje, y su voz... ¡Ay, por Dios!, una voz que me hipnotizaba, pareciese que no lo haría,  aún así estaba a punto de matarme pero...

–¡Alto ahí, Hidan. —sonó una voz gruesa y profunda que se aproximaba.

Él albino estaba a pocos centímetros de penetrar mi nuca, tal vez mi garganta, cerré mis ojos, sin embargo al escuchar aquella voz profunda pidiendo que este parase, me sentía aliviada...

–¡Kakuzu! —Respondió molesto— ¿Qué quieres? Acaso no vez el nuevo sacrificio que ofreceré a Jashin- Sama. —giró un poco su cabeza.

El mismo hombre que había visto anteriormente, aquel que arremetió con la vida de mi hermana y ahora con la mía estaba a pocos centímetros míos, sentía un nudo en mi garganta, quería gritar, novia mis manos nerviosa, ¡No puedo!, intentaba correr, mover mis piernas y salir de ahí, no podía gritar, no podía moverme por completo, era espectadora de mis propios delirios.

–Cállate, ¡idiota!. No quiero que hagas una tontería, la recompensa por entregarla viva. Será una fuerte suma de dinero. —señalándolo con el dedo inicial con serenidad.

Un estruendo se escuchó, la puerta salió hecha pedazos, el polvo invadió mi habitación, pero no era cualquier polvo, en ese mismo instante una bruma violeta ascendía, era gas venenoso, no había duda alguna. Los dos hombres parecían tranquilos, cruzaron miradas.

–Hidan, llévatela de aquí, yo me encargo de él. —rió.

—¡Nii San...!!

La niebla se disipaba, me alejaba por fin de ese lugar. Todo era producto de ello, eso sentía, la pesadilla cada vez era peor, una fuerza mayor me jalaba con fuerza a la oscuridad...

Di la vuelta con velocidad, una luz alumbraba la sombra de una mujer alta de larga cabellera, unos ojos enormes y brillantes, me acercaba poco a poco, mirando al suelo negro mientras nos manos se iluminaban al mismo tiempo en dirección a ella. Teniéndola en frente...ahí estaba mi hermana, con una cabellera preciosa, ahora color blanca, sus ojos me causaron conmoción, mi mente me daba una mala pasada, algo definitivamente no iba bien.

–Estoy orgullosa, ¿Sabes?, orgullosa por tu desempeño a lo largo de los años que pasamos juntas. Eres lo más importante para mi. Hermana mía. —mirándome fijamente mientras tocaba mi mejilla.

–¿Por qué lo hiciste?, ¿Por qué me dejaste sola? ¡Te necesito conmigo! No mueras... no permitiré que tú... —derramando abundantes lágrimas entre sollozos cuestionaba.

Aquella mujer me sonrió tranquila ante lo que decía, mis palabras no parecían darle importancia alguna. Me toma de las manos:

–Ahora tú serás la heredera de mi voluntad, de mis ojos, mis habilidades y mi... —Dejando salir una bocanada de aire— de mi alma.

Ella por último levantó mi bata de noche, dirigiendo su mano a mi abdomen, apretando con fuerza.

–Esto será tuyo... —murmuró mientras se desvanecía.

La miré confusa, ¿yo heredera de su alma? No me quedaba claro. Mi hermana había arriesgado su vida por mi... Está pesadilla tiene que acabar.

–¡Cállate! Quiero despertar, esto es una pesadilla, quiero ir con mamá y papá, déjame en paz, tú estás viva. ¡ESTÁS VIVA! —grite con desesperación.

De nueva cuenta se dibujó una sonrisa. Me miró. Esta vez con unos ojos cristalinos que derramando lágrimas de sangre.

–Te encomiendo descubrir el secreto del origen. Mi y tú origen se queda en tus manos, estáis jurando esto en memoria de tu hermana, mi alma vivirá en tu cuerpo físico, hay una misión importante que cumplirás para salvarnos de este infierno en que vivimos. Tú serás la única salvadora, cuando estés lista para dejarme partir, yo partiré contenta, siempre estaré a tu lado, por ahora... Adiós mi querida hermana. —su cuerpo se perdía entre la oscuridad y transparencia.

–no... No... ¡NO!, ya basta —dando golpes en el suelo entre lágrimas.

El dolor se aproximaba más a mi abdomen, esta vez quemaba mi cuerpo, era un ardor interno, no lo soportaba, ¡Ayuda por favor! Sudaba frío dejándome caer sobre el suelo.

–¡Ayuda!

La luz comenzaba a salir, era de color blanco, un destello haciéndose cada vez más y más, y más grande...

¿Amarte u Odiarte? (Hidan y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora