La brisa de la mañana se metía por las rendijas de la ventana haciendo que Samantha salga de ese largo sueño que la atormentaba, se llevó la mano al rostro —Otra vez una pesadilla—sus sueños no le dan tregua y últimamente estaban peor que antes; se levanto y arregló su cama cómo lo había ido haciendo desde que llegó aquel lugar. No es una criada, tiene un rango más alto, pero aún así prefiere organizar sus cosas. Por lo general cuando baja elige desayunar con la servidumbre, pese a que el Duque le dijera en más de una ocasión que podía servirse sus alimentos en el comedor. Al terminar se dirige al dormitorio de Álex, quién es un niño tremendo por lo que debe iniciar con premura sus quehaceres antes de que el pequeño ponga de cabeza la casa.
Desde que llegó no ha visto muy seguido al duque presiente que la evita, tal vez por su cojera o su extrema delgadez aunque no siempre fue así, dando un respiro prolongado, sin embargo, desde que llegó a la casa todos la miran de reojo, pero al final del día la duda sigue presente.
Alexander, también la observa y se siente como un niño ocultándose, pero sus recuerdos no le dan tregua y sufre de terribles pesadillas desde el fatídico día dónde Ana murió.
Paul le pidio que mantuviera la calma y eso es lo que trataba de hacer y por eso la evitaba como lo hacia. —Joder, parezco un ratón encerrado en una caja— mientras caminaba de un lugar a otro dentro del despacho, no pudo evitar abrir su cajón y sacar el relicario que iba a regalar a Ana por su cumpleaños; dió un suspiro y elevó la mirada al techo —Porque fui tan inconsciente, debí de hablar con la verdad y marcharnos cuando aún había tiempo— seguido de un suspiro. De pronto sintió la puerta, era Álex que llevaba a Agatha a cuestas mientras que el animal intentaba zafarse. Lucrecia que estaba cerca fue por él, debido a que Samantha tuvo que detenerse por el fuerte dolor que traía en la pierna.
—Alex, por favor suelta a Agatha— le dijo Alexander arqueando una ceja y tratando de contener la risa.
Lucrecia, reprendió al pequeño y lo llevó de la mano fuera del despacho, eso pasaba cuando Álex se negaba a tomar su baño, corría detrás de su padre y se escondía entre sus piernas pero de nada le servía. Cuando iban desapareciendo, Alexander observaba como las figuras de ambos se alejaban, al dar media vuelta se percató que Samantha estaba muy agitada y sudaba frío, frunció el ceño y prefirió sentarse pero la culpa lo invadió y se dirigió hacia ella.
—¿Estas bien?— preguntó el duque.
—Bueno... Este sólo es un pequeño dolor,en un momento estaré recuperada— dijo Samantha tratando de contener el llanto.
Álexander se acercó y la tomó del brazo con mucha delicadeza, invitándola a que se siente, sabía que Lucrecia se las arreglaría.
—Dígame, la ha visto un médico—
—No, su excelencia— con cierto temblor en su voz. No pudo evitar recordar, que esa lesión se debía a un palazo que le propinaron cuando se encontraba en el Hospicio porque quiso evitar un castigo.
—Hmmm ya veo, lo mejor será llamar al médico y que la revise. Por lo pronto, vaya a descansar—
Samantha agradeció y sus ojos parpadearon de par en par al visualizar a Agatha que venía a toda velocidad, la felina, le tomó cariño por lo que la acompañaba la mayoría del tiempo y por las noches se escabullía para dormir junto a ella.
—Veo que te ha tomado cariño— sonrió Alexander.
—Es extraño, jamás tuve animales — levantando a la felina— me imagino que te recuerdo a alguien— posando los ojos sobre el animal.
Álexander, se estaba volviendo loco —el Universo se aliado en mi contra— pensó, manteniendo un minuto de silencio.
—Ocurre algo, su excelencia—
—No nada, ahora si me permite la escoltare hasta su habitación—
Samantha agradeció el gesto y en lo que caminaban el Duque ya no pronuncio ni una palabra mas. Dejo a la dama en la puerta, hizo una breve reverencia y desapareció. Nuevamente Álexander se encerró en su despacho no sin antes decirle al mayordomo que fuera por el médico.
—No puedo mirarla a la cara— exclamo — ¿En que momento pensaste que sería una buena opción dejarme con esta muchacha? Eh Paul— aproximandose a la ventana.
Paul y Katherine habían decidido retornar a Bath hasta que Katherine de a luz, además que Paul también tenía otros asuntos que atender, no quería sentir soledad pero de alguna forma sus pensamientos lo obligaban a eso.
Samantha, disipó cualquier prejuicio que tenía hacia Essex, mientras se recostaba, agradeció aquella sutileza mostrada por el Duque porque la verdad, no sabía cuánto tiempo más aguantaría el dolor. Miró hacia el techo y luego fijo su vista en un punto; era una imagen que la dejó pensativa hasta caer dormida. Lucrecia, tocó varias veces la puerta pero no hubo respuesta, abrió esta y notó que Samantha estaba descansando, por lo que le dijo a Álex.
—Duerme —y cerraron la puerta. El pequeño preguntó.
—Puedo traer flores—
—Claro que sí— respondió Lucrecia y Álex corrió directamente hacia el jardín.
Álexander miró a su hijo, a traves de la ventana, aunque lo cierto era que aquel niño no era su hijo. Pero no importaba porque aquel infante fue su salvación después de la muerte de su hermano y la tan recordada Ana.
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Nostalgia-3ra Parte Saga Sentimientos[COMPLETA]
Historical FictionUltima parte de la saga sentimientos. Lord Álexander Walker, actual duque de Essex se encuentra entregado a su hijo, sin embargo, su corazón alberga un gran dolor y no puede evitar sentir culpa por la muerte de Ana su gran amor. Pero con la llegada...