La biblioteca estaba abarrotada de libros de todas las ciencias, entre ellas destacaban algunas tragedias como la obra Medea de Eurípides, la sostuvo entre sus dedos mientras la observaba detenidamente, recordando su primer encuentro con Jane en aquel Burdel.
—Tanto tiempo pasó desde que te conocí— susurrando al aire.
Repentinamente, llamaron a la puerta, era el mayordomo quién traía una nota.
Ian, colocó nuevamente el libro en su lugar y giró lentamente en dirección del sirviente.
—Disculpe Lord Lincoln, ha llegado una nota para usted— se acercó para entregarle la misiva
—Gracias— respondió Ian, cuando tuvo la nota entre sus manos, abrió los ojos como platos pensando que por fin Murray le traía buenas noticias.
Estimado Lord Lincoln
Cómo bien sabe, he seguido haciendo mis indagaciones acerca del paradero de la señorita Jane. Sin embargo, me temo que mi búsqueda nuevamente ha sido infructuosa, me parece que estoy obviando algo, por lo que nuevamente analizaré mis pistas. Con respecto al otro asunto, he logrado dar con su amigo Lord Álexander Walker, quién actualmente reside en Hampshire, usted podrá contactarse cuando crea conveniente.
Sin más que decirle.
Me despido.
G.M.
Ian se sentía decepcionado, pero algo bueno había en todo eso, que podría recobrar contacto con su viejo amigo.
Quiso sentarse en su escritorio, pero antes de que lo hiciera nuevamente la puerta se abrió, era Katherine quien estaba llegando al último mes de gestación, y observaba a su esposo con una mueca de disgusto
—Nuevamente te has saltado comidas, debes alimentarte— dijo Katherine lo cierto, es que prácticamente la ignoraba y la única forma de captar su atención, era reprocharle por las comidas, mientras más pasaba el tiempo parecía que sus pensamientos se ocupaban en otras cosas
Katherine sabía que su esposo amaba alguien más y por lo tanto en su corazón no tenía cabida para ella, sin embargo, pensó ilusamente que el tiempo traería consigo el olvido, cuando parecía que esto sucedía, hubo un retroceso, recordó el día que paseaban por Hyden Park y él salió corriendo con el pretexto de que tenía que arreglar un asunto importante.
Lo cierto, es que Katherine logró visualizar la figura de una mujer que prácticamente huía de su esposo. Quiso reprocharle pero su amor o su estupidez le impidieron esbozar una queja. El resto del camino no se dijeron nada y desde ese día hasta hoy prefiere quedarse en la biblioteca.
—Por favor ven conmigo, no es bueno que en mi estado me hagas enojar además de dejarme tanto tiempo sola— haciendo un puchero.
—Cuanto lo siento, terminaré de redactar esta nota y enseguida me reuniré contigo—
—Lo prometes— tratando de no escucharse muy entusiasmada.
—Si— y le dió un beso en la frente. Katherine salió de la biblioteca e Ian tomó asiento y comenzo a redactar una nota, que sería enviada a Álexander, tenia tanto que preguntar, diez años sin saber de él era muchísimo tiempo.
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El médico revisó a Samantha y en cuanto salió sus facciones mostraban cierto desconcierto.— Es una lesión vieja, no hay mucho más que se pueda hacer, sugiero que se use vendajes y unos cataplasmas para aminorar el dolor— se mantuvo en silencio — hay algo más que me inquieta, tiene varias cicatrices provenientes de otras lesiones ¿Sabe usted que fue lo que le pasó?—
Álexander se quedó pensativo, lo cierto es que no sabía nada de Samantha, sólo por palabras de Lady Cavendish supo que estaba en un Hospicio.
—Lo cierto, es que no se como responder a esa pregunta— tomó aire
—Desde ahora tomaré más atención— se dijo asimismo.—No es nada de que preocuparse, si surgiera algo...Sabe dónde encontrarme— Álexander agradeció al galeno y pidió que uno de los sirvientes lo acompañase a la salida. Se quedó rondando la habitación por unos buenos minutos pensando en lo que le dijo el médico. Sin embargo, al final, decidió no entrar y retirarse rumbo a la biblioteca.
Samantha se quedó en su habitación lo que restaba del día, el dolor disminuyó pero no pretendía salir de la recámara, se sentía avergonzada de las molestias que estaba causando.
Sin embargo, el pequeño Álex no quiso quedarse fuera de la recámara, pretendía entregarle las flores que había recolectado del jardín, entró sigilosamente y se subió encima la cama, aproximó las flores a la nariz de Samantha quién estaba dormitando y un violento estornudo estremeció la habitación, Álex cayó al piso y nuevamente se acercó a Samantha, pero en esta ocasión ya estaba despierta.
—¿Que haces aquí?— con voz adormilada.
—Te traje flores— dijo tímidamente Álex. Samantha sonreía, porque dentro de aquel pequeño ramo habían más hierbas que flores.
—Están muy bonitas... Por favor ponlas en aquella mesa. Álex las tomó y las puso en el lugar indicado.
—¿Vamos a jugar?—
—Me temo que no, mañana te prometo que iremos al arroyo—
—Esta bien—frotándose los ojos— Adiós Sami— cerrando la puerta.
Samantha se mantuvo echada hasta que anocheció, cuando ya no escuchó más ruidos en la casa, se puso de pie y discretamente salió de su habitación con dirección a la cocina, moría de hambre, en el momento que estaba tomando un pan. Súbitamente se escuchó una voz.
—¿Que haces aquí?— con un tono serio.
Samantha dió un grito ahogado y volteó lentamente la mirada. Álexander la observaba detenidamente.
—Si tenías hambre, pudiste pedir que la supieran a tu recámara—
—No era necesario, ya me siento mucho mejor— dejando el pan sobre la mesa, para retornar a su dormitorio. Antes de que pudiera abandonar la cocina Alexander la sujeto de los hombros.
—¿Que es lo que ocultas?— con un tono bastante frío. Samantha blanqueó los ojos temiendo lo peor.
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Nostalgia-3ra Parte Saga Sentimientos[COMPLETA]
Historical FictionUltima parte de la saga sentimientos. Lord Álexander Walker, actual duque de Essex se encuentra entregado a su hijo, sin embargo, su corazón alberga un gran dolor y no puede evitar sentir culpa por la muerte de Ana su gran amor. Pero con la llegada...