La Hija del Mar. (Nico di Angelo)

Jamás te querrás ir

Jean Parnell.

Nico se estaba demorando mucho, y yo quería darme una ducha. El sol estaba saliendo, la luz que daba era poca. Toque mi bolsillo sintiendo la gorra toda doblada de los Yankees.

-Veo que no estas lista.- dijo Alex saliendo de a lado.- ¿Y di Angelo?-

-Ya viene.- dije inquieta, solo espero que no lo hayan visto. Alex se sentó en suelo de madera de las duchas, parecía aburrido pero aun conservaba su sonrisa.

Nico di Angelo apareció en frente mío, enfoco su vista y me miro. Estaba rojizo, sus ojos desprendían melancolía, su rostro también. Como la primera vez que lo vi en el campamento.

-Lo siento, tuve que pasar por las cosas y no las encontraban.- dijo demasiado serio y seco. Me tendió mi ropa doblada y yo enseguida me metí para ducharme.

Lo hice en menos de 15 minutos, cuando salí había un Nico recién bañado con sus ropa oscura y su chaqueta. Se toco su anillo, yo estaba enfrente de él, pero no parecía estar ahí.

-Nico.- le hablé pero seguía en su mundo.- Nico.- dije mas fuerte y este salto.

-¿Qué? Lo siento, no prestaba atención.- dijo él saliendo de su transe.

-Sí.- dije algo obvia, pero no use sarcasmo.- Hmm... Ya deberíamos irnos.- mordí mi labio inferior nerviosa.

-Ya era hora.- dijo Alex apareciendo de la nada.- le dije al chico hueso que nos escondiéramos en los arbustos pero no hace caso.- dijo rodando los ojos.- cualquiera nos puede ver.-

-Claro. Y.- hice una pausa.- como rayos nos iremos.-

-Estuve pensando.- comenzó Nico

Alex lo interrumpió.- Que raro.- exclamó jugando.

Nico siguió como si no lo hubiera escuchado.- Las Hespérides se encuentran, valga la redundancia, en el Jardín de las Hespérides. Que esta en las orillas en el Monte Tamalpais, en San Francisco...- dijo mirando a la nada.

-Oh-oh.- dijo Alex con una sonrisa.- tendremos acción.-

-Nos podré llevar en viaje de sombras.- el estómago se me revolvió solo diciendo eso.- pero no directamente a San Francisco.- nos miro.- ahí los monstruos son mas fuertes, nosotros no.-

-Entonces tendrás que llevarnos a una ciudad cerca de San Francisco.-

-Ojitos, eres más inteligente de lo que imaginaba.- dijeron Alex y su sarcasmo.

-Já, que gracioso eres.- yo también podía jugar.

-Lo sé.- sonrió con autosuficiencia.

Antes que pudiera contestar algo, se escucho como gritaba alguien, no solo el sonido, si no que llamaba a alguien.

-Oh no.- susurró Nico.

Enseguida vi lo que sucedía, Percy estaba buscándome, gritando mi nombre como loco. Y al parecer cuando volteé se dio cuenta que estaba aquí porque venia corriendo hacia nosotros. No funcionó de mucho las almohadas...

-Tenemos que ir nos.- Nico tomo mi mano y el brazo de Alex tan rápido que ni el pudo hacer una mueca de asco cuando toco a Alex, y yo no pude estremecerme cuando él me toco. Y en un tris, el frío y la oscuridad tocaron la puerta.

Caí en el suelo directamente, las ganas de vomitar vinieron con el frío y los mareos. Esto era peor que estar embarazada.

-¿Dónde estamos?- dijo Alex desde quién sabe donde, yo estaba muy concentrada tratando de no vomitar.