Day 7

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- Entonces... ¿no tienes señal? - pregunte ansiosa, mire hacia el horizonte, estaba oscureciendo y las cosas no parecían estar a mi favor - ¿porque diablos todo me sucede a mí?

- Deja de quejarte - Atino a decir con molestia, resoplo rascando su nuca, parecía nervioso, exasperado, guardo su celular y no se dignó en mirarme - ¿no traes el tuyo?

- no, lo deje cargando - murmure molestando mis dedos, lo mire, James me observo, frio y sin expresión alguna, trague en seco riendo nerviosa - ok, no debí quejarme - respondí cruzándome de brazos, aun con esto, el no dejaba de mantener su mirada fija, me removí un poco y me cambie de lugar, esta vez, dejándome caer contra la pequeña pared del mostrador.

Las horas pasaban y no había manera de irnos de allí, la noche era fría y sombría, más oscura que de costumbre, mire al cielo, perplejada y extasiada por la cantidad de estrellas que lo adornaban, comencé a temblar cuando la brisa helada de la noche paso por mi cuerpo, me abrace a mí misma, tratando de obtener un poco de calor propio. James tosió fuertemente, lo observe unos segundos, se había soltado el cabello, sus manos permanecían dentro de su chaqueta de cuero, fumaba un cigarrillo y el aire que exhalaba salía en forma de humo, mezclándose con el de su cigarro.

- Morirás si sigues fumando esa mierda - dije incorporándome del suelo, me apoye del barandal y me estire, James ignoro por completo lo que dije y se conectó sus auriculares, volviendo a toser, aunque más suavemente - bueno, haz lo que quieras - chasquee la lengua y presione mi estómago, tenía hambre y el cólico no dejaban de fastidiarme, busque entre las cosas de mi mochila algún bocadillo que por casualidad se haiga colado con mis cosas - ¡YES! – alce la voz emocionada, había encontrado la mitad de la barra de chocolate que esa misma tarde el profesor de inglés "con ese carácter que tanto tenía" me había mandado a guardar, amenazándome con mandarme a rectoría y sacarme de clases.

"Debes estar agradecida con el"

_ Claro que si – chille feliz, ojee a James, deseando desde lo mas profundo de mi corazón el no haber sido pillada en el acto, porque, para mí, eso sería garrafal, después de comprobar que el riquillo no hiciera ningún gesto raro en su cara, como aquel que generalmente hace con su nariz, suspire y mordí un pedazo del chocolate - ¡Que bueno esta! – pegue un pequeño grito, sonreí y volví a morder otro bocado, saboreándolo y atesorándolo como si fuera lo último que pudiera comer.

"Cof, cof, Riquillo mirando a las 12, repito, riquillo mirando a las 12"

Y allí estaba, con su nariz arrugada y la vena de su frente queriendo explotar, genere una mueca al escucharlo murmurar "cerda", entrecerré los ojos, mirándolo molesta, ni para comer se podía tener paz; resople poco después guardando el chocolate. Ya el hambre se había ido.

"Que se le reviente la vena, que se le reviente"

Quería escuchar música, enserio lo deseaba, pero no había traído mis auriculares, quería ir a casa y ponerme a ver mis programas favoritos, esta misma noche sería el especial de "Mr. Robot" y eso que la semana pasada no tuve la oportunidad de verme el capitulo 54, como siempre, empecé a morder mis uñas o lo que quedaba de ellas. Ya está, otra vez me arranque el cuerito de la uña, joder, no mames.

_ Duele – me queje, soplando la herida y chupando mi pulgar, podría parecer asqueroso, pero, si no les miento, me encanta el sabor metálico de la sangre – aunque me gusta duele – sacudí mi mano varias veces, rechinando mis dientes y tratando que el dolor se fuera.

Aunque sabia que eso no pasaría.

_ ¿te encuentras bien? – pregunte, James seguía tosiendo y no paraba de temblar, me deslice hasta llegar a su lado, tratando de tener un espacio respetable entre nosotros, el seguía recostado contra la puerta desde el momento que quedamos atrapados - ¿James? – llame a su nombre, el seguía sin mirarme, extendí mi mano hacia el y enseguida se sobre salto.

_ ¿Qué haces? – pregunto al final, aun sin dirigirme la mirada, aparto la cabeza, evitando que lo tocara – déjame ya – dijo levantándose del lugar, camino entonces hasta el mostrador y se apoyo en el barandal, mirando las estrellas, volviendo a fumar otro cigarrillo.

Negue con la cabeza, decidí quedarme allí, no deseaba pelear con él, estaba cansada y nos esperaba a ambos una noche muy larga, cerré los ojos por unos instantes, deseando volver a abrirlos y encontrarme en mi habitación, hablar con mi madre y decirle que la semana que viene quizás iría a visitarla, también que la quería mucho y que todo se encontraba bien, más que bien. Abrí los ojos bruscamente al escuchar un ruido estruendoso, me levante bruscamente, casi cayéndome, por unos segundos quede ciega por los rayos que caían fuertemente contra la tierra.

_ DEMONIOS – grite enfurecida, recogí mi mochila y trate de ubicarme bajo el pequeño techo que daba con la puerta, la lluvia caía rápidamente, como un manantial, James al contrario, se quedó allí, de pie en el barandal - ¡No te quedes allí! – le grite, el no se inmuto, como siempre me ignoro, apreté mis puños y Sali en su búsqueda enfurecida – Joder, por una vez en tu puta vida hacedme caso – renegué sosteniéndolo de la muñeca y llevándolo conmigo, la lluvia cegaba mi vista pero logramos llegar a la puerta.

Con las mangas de mi chamarra sequé como pude mi rostro o intentar hacerlo, observe al riquillo, parecía un muerto en vida, no se movía, ni se inmutaba por el hecho de que mantuviera mi mano en su muñeca, lo solté y me voltee para poder contemplarlo mejor, molesta por su actitud, me acerco y lo confronto.

_ Di algo de una vez – reproche agitando su chaqueta y atrayéndolo hacia mí – te cuesta tanto resp... - guarde silencio al verlo de cerca, sus ojos estaban rojos, apunto de llorar, lentamente lo libere de mi agarre y acerque mi mano a su rostro frio.

_ ¿qué pasa? – pregunte en un susurro.

_ Déjame en paz, cerda, solo me duele la cabeza - Murmuro esto último, apretando mi mano y por primera vez, sus palabras no llegaron a afectarme, al contrario, suavemente me le acerque y lo abrace, lo sentí estremecerse – aléjate... - arrastro la palabra, como si estuviera cansado y rendido.

No me moví y lo apreté mas, sintiendo los latidos fuertes de su corazón, era una locura, pero con su mirada pareciera que me pidiera que lo abrazara y lo consolara, su cabeza se apoyo finalmente en mi hombro, dejando escapar un agotador suspiro.

_ Quiero dormir... cerda.

_ Coño, deja de llamarme así.

Maldito riquillo de cuarta.

¡NO ME TOQUES!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora