Day 11

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_ Espera - rió fuertemente, apretando su estomago - joder, que gran historia - trato de calmar su risa y limpio varias lagrimas imaginarias de sus ojos.

_ no se me es gracioso- renegué, sorbiendo de mala gana el té que me había preparado - no entiendo porque termine contándote sobre esto - murmure finalmente.

_ Lo siento, lo siento - se excuso, tomando también del té - solo que, me parece que ese chico es todo un caso.

_ Es como un grano en el... - no termine de pronunciar mis palabras, la mire disimuladamente, como pidiendo permiso para decir alguna grosería - en las posaderas.

_ Oh por favor - sonrió, estirándose en el banquillo - eres libre de decir toda clase de groserías y maldiciones en este lugar, es mas, casa vez que sientas que "el grano en el culo" te tiene harta, podes venir, que yo te recibo con los brazos abiertos.

_ Gracias, seria muy liberador la verdad - le sonreí, me seguía doliendo la cabeza, pero ya no como antes - ¿desde cuando trabajas aquí?

_ Bueno, llevo 1 año en esta institución - me dice, organizando su cabello y sonando sus uñas contra el metal del pupitre - ya sabrás la cantidad de cosas que dicen de mi, que soy una puta, que me revuelco con los profesores y la ultima, que soy una ardiente lesbiana.

Me atragante con el té, no comente nada, porque simplemente yo me sentía culpable, yo había creído todo lo que decían por allí, ella me miro atentamente y sonrió, haciendo que sus ojos se achinaran suavemente. Pretendía pedir disculpas por creer en todo lo que decían, pero simplemente poso sus dedos en mi boca, callándome enseguida, negó con la cabeza y se levanto.

_ no te disculpes, si hubiera sido yo, también me hubiera creído todo eso - me extendió su mano, invitándome a levantar y eso hice - vamos chica, descansa un poco, estas hecha un desastre, ya después me dirás bien que fue lo que paso.

Asentí, las pastillas estaban empezando a hacer efecto, tenia sueño y mi cuerpo pesaba demasiado, me dirigí nuevamente a la camilla y recosté mi rostro contra la almohada. Deje escapar un quejido, mis muñecas ardían, cerré los ojos, deseando ser atrapada por los grandes brazos de Morfeo. Pero no, la vida quería seguir arrastrándome y pisoteandome cual cucaracha.

Un pequeño quejido me puso en alerta, con cuidado, eleve un poco mis ojos sobre mi hombro, intentando disimular. No alcanzaba a ver bien la figura que se paseaba por la habitación, por lo que trate de acomodarme un poco mejor.

- Lo perdí Car - renegaron, fruncí el ceño. Conocía esa voz - no encuentro mi lente de contacto.

- ¿otra vez? - suspiro la enfermera, parpadeo varias veces, estaba muy sorprendida - ¿donde lo habrás perdido esta vez?, hablando de eso... ¿donde estuviste la noche pasada? ¡te estuve buscando como loca!

- Joder, no empieces Car - bufo, le escuche rodando uno de lo bancos - no tengo ni idea de donde anduve esa noche. Desperté en mi habitación. Solo se eso.

Así que... El la llamaba con el diminutivo car y no sólo eso, si no que le tenía la suficiente confianza como para hablar de eso como si nada. Pero... Dios, yo si que la cagaba, de seguro son amigos desde hace tiempo y yo hablando mierda de el. ¿Porque simplemente no podía mantener la boca cerrada?, ¡¿PORQUE ERA TAN CONFIANZUDA?!

¡EL KARMA ME ESTA PECANDO Y MUY DURO!

"Ya deja de quejarte y sácanos de aquí, si no lo has notado, este día a sido demasiado agotador y me estoy empezando a aburrir de tu mala suerte"

Si señora.

Con sumo cuidado, me incorpore de la camilla, podía ver claramente la sombra de James y la enfermera, moviéndose de un lado a otro, casi no le prestaba atención a lo que decían; solo esperaba que alguno de los dos se distrajera y yo pudiera salir rápidamente de ese lugar. Abrí suavemente la cortina, con la mirada, intente encontrar a James, este se encontraba sentado en el taburete donde, segundos antes; había estado yo.

¡NO ME TOQUES!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora