One-Shots Wanda y Vision

Un embarazo complicado

Estar embarazada no era tan bonito como la gente solía pintarlo. Y mucho menos estar embarazada de gemelos. Entre los dolores de espalda y de pecho, los vómitos y el mal humor general, Wanda no podía más con su vida. Estaba desesperada por dar a luz a sus pequeños de una maldita vez. En más de una ocasión se arrepintió por no haberse cuidado más, confiada en que Visión no podría dejarla embarazada, pero después se sentía mal por esa idea y se echaba a llorar. Quería a sus bebés por mucho que estos le estuvieran dando tanto dolor de cabeza. 

Visión siempre se había mantenido a su lado para consolarla en sus delirios y mejorar un poco su humor. Por desgracia, en ese momento había tenido que marcharse de manera urgente a una misión con el resto de Vengadores. Wanda había querido ir, pero como la trataban como una inválida desde que estaba embarazada, se lo habían prohibido. Steve se había quedado con ella para cuidarla y que no cometiera la locura de escaparse, pero él no había pensado en que Wanda iba a desesperarlo con sus delirios mentales. Sentía pena por el pobre Visión, aunque él estaba tan encantado con la idea de ser padre que aguantaba todo de Wanda, incluso sus insultos. 

Sin Visión, Wanda se sentía más sola que nunca. Tener a Steve cuidándola y consintiendo sus caprichos era agradable, pero necesitaba el calor de su androide. Y especialmente por las noches, dónde sentía que la cama estaba demasiado fría sin él. Y como sus hormonas estaban ligeramente revolucionadas, no podía evitar llorar por su falta, como si este no fuera a volver nunca. Lo odiaba por no haberla dejado ir a la estúpida misión, ella era perfectamente capaz de pelear incluso con dos niños dentro. Pero también lo amaba, y lo echaba de menos. 

Wanda se encontraba divagando sobre diferentes maneras de matar a Visión por haberla abandonado cuando comenzó a sentir un fuerte dolor en el estómago, y se asustó de inmediato. Era como si los bebés estuvieran dándole patadas, pero unas patadas demasiado fuertes. En ese momento, más que nunca, deseó tener a Visión a su lado. Comenzó a llamarlo a gritos, suplicando su ayuda. En menos de un segundo Steve apareció en la habitación preocupado por si tenía que pelear contra alguien. 

-¿Qué pasa, Wanda?- Preguntó preocupado.

-Mis bebés-Lloriqueó ella, sujetándose el vientre con fuerza- Ayúdame, mis bebés.

Wanda pegó un fuerte grito mientras que de sus manos comenzaban a salir destellos rojos. Steve se asustó más aún, y se preguntó como Visión calmaba esos ataques. En ese momento envidiaba la tranquilidad y calma que el androide mostraba habitualmente. Suponía que debía llamarlo para que llegara cuanto antes, pero tardaría mínimo unas horas en llegar y podía ser demasiado tarde. Según su escasa experiencia con mujeres embarazadas, Wanda estaba a punto de perder a los niños.

-Friday, llama a Stephen Strange. No me importa lo que esté haciendo, que venga ya- Gritó Steve, mientras se iba rápidamente a por un paño húmedo para colocárselo a Wanda en el rostro e intentar calmarla.

Era Stephen el que estaba llevando el embarazo de Wanda, ya que esta no se fiaba de ir a un hospital normal. En parte porque no quería arriesgarse a que usaran a sus bebés como experimentos de laboratorio, y en parte porque temía que en algún momento su magia se descontrolara. Un hechicero como Stephen podía hacer frente a eso, un humano normal no.

-Me duele- Gritó Wanda, que no era capaz de pensar en nada más que en sus niños.

-Me temo que no será posible, señor Rogers. El señor Strange se encuentra en un viaje intergaláctico en estos momentos- Explicó Friday, poniendo aún más nervioso al pobre soldado.

-Maldita sea- Se quejó Steve, pensando en que vaya momento había elegido el hechicero para embarcarse en un viaje de ese tipo -Pues busca en la agenda de Tony a cualquier hechicero, mago o médico del mundo y hazlo venir.