⟪44⟫

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Saeran se dedicó a buscar el rastro de su hermano por las redes, el cual era nulo.

—Joder...¡No encuentro nada!—Exclamó frustrado.

—Tranquílizate, tiene que haber algo que puedas utilizar para encontrarle.

—No puede utilizar nada para encontrarme porque soy yo el que os ha encontrado a vosotros.—Aquella que tanto miedo le daba a la castaña se hizo presente en la habitación.

—¿Saeyoung? ¿Cómo?—Preguntó el peliblanco.

—Es simple. Un día casi atropello a tu damisela y como la reconocí al instante decidí seguirla.—El pelirrojo se acercó más a la castaña.—Vas muy descuidada por las calles, preciosa. En fin, como sabía que tú estabas obsesionado con ella desde pequeño supe que habrías hecho algo para encontrarla. Básicamente ella fue lo que me condujo hacia ti hermano.

—Joder, Saeyoung. ¿Por qué me querías encontrar?

—Porque eres mi hermano y te echaba de menos.—Dijo el pelirrojo de brazos cruzados.

La castaña estaba completamente al margen de la conversación.

—_____, no has cambiado nada. Bueno, sí. Ya no tienes esos preciosos moretones en tus mejillas.—Saeyoung se acercó a la castaña y la arrinconó contra la pared.

—Saeyoung, ¡¿Qué coño te crees que estás haciendo?! —Gritó el peliblanco.

—Cierra la puta boca.—Le levantó la camiseta a la castaña.—Veo que tampoco tienes morados en tu cuerpo.—Se alejó de ella y se acercó a su hermano.—¿Que pastillas te tomas para contener las ganas de arrancarle la piel a puñetazos? Sabes que tarde o temprano pasará, sabes que le harás daño. ¿Por qué mierda te volviste ha acercar a ella?—Dijo el pelirrojo preocupado.

—Porque seguía sufriendo por nuestros actos.—Dijo seriamente.—No podía dejar que la gente se siguiera riendo de ella como lo hacíamos nosotros.

—Por eso mataste a las hermanas Choi. Porque le hacían daño. ¿No había otra manera? Además, sabes que si esas pastillas desaparecen de tu vida, la acabarás matando a ella. El amor que sientes por ella es tan grande que tu cerebro de psicópata no puede procesarlo bien. Saeran, piensa. Si la amas, debes dejarla ir.—La castaña se acercó hacia Saeyoung y habló.

—Si estoy yo aquí para controlar sus pastillas nada malo sucederá, ¿entiendes? A lo mejor el que tiene cerebro de psicópata eres tú, que después de un par de años sin ver a tu hermano vienes y le dices esto. Además, sabes que no soy la misma niñata indefensa de antes.—Dijo firme. La de ojos miel contuvo la mirada contra el de ojos ámbar. Éste se acercó a ella y subió las mangas de su camiseta, dejando ver las recientes cicatrices que adornaban su piel.

—Ya veo lo fuerte que eres.—Se dirigió a la puerta de la habitación. —Tú sabrás lo que haces.

A m e n a z a s [SaeranxReader]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora