Destino (Goku y tú)

2. Un día de verano.

"¿Merece la pena vivir? Casi todas las personas te contestarán que sí. Siempre hay algo por lo que vivir. Yo tengo una opinión bastante diferente al respecto.

Lo primero que habría que preguntar es en qué condición merece la pena vivir. ¿Acaso es lo mismo vivir rodeado de las personas a las que amas y dedicándote a tus aficiones, que vivir solo y rodeado de miseria?

A día de hoy, tengo una respuesta clara frente a esta cuestión, y es muy sencilla: No. No merece la pena vivir de cualquier manera, en ocasiones es mejor morir, y dejar de sufrir ".

"Son Goku".

Finalicé aquella página, de nuevo, con mi firma grabada en aquella tinta color azul que tanto me agradaba para escribir. Cerré el cuaderno, concretamente a las 12.15 am.

Como siempre, me sobraban 5 minutos antes de la visita de __ . Podría decir que era lo único agradable y bueno que quedaba en mi vida tras aquel fatídico día. Sin embargo, volvería a repetir aquella acción una y otra vez, nunca me arrepentiré de haberla salvado.

Lo que nunca me habría perdonado es todo lo contrario. Nunca podría vivir sabiendo que podía haber hecho algo por salvarla.

Siempre había estado enamorado de ella, desde el primer día que la ví. Aunque no siempre tuve claro que esos sentimientos eran amor, tuve que esperar a verla casada para darme cuenta de todo.

Muchas veces la fugaz idea de confesarle lo que siento por ella ha merodeado por mi mente, pero todo es más complicado de lo que parece. Yo no creo que ella me ame, y estando casada, no puedo ponerla en ese compromiso, mucho menos después de todo lo que ha estado haciendo por mí.

Parece una maldita ironía.

Pero desde aquel día es la única que no se ha alejado de mí, es la única que se preocupa junto con su hermana Bulma de cómo estoy.

Y tan puntual como siempre, a las 12.20 am, unos suaves golpes sobre la puerta de mi habitación resonaron por toda la estancia.

— Adelante .- espeté sin ganas, mientras seguía observando lo que sucedía en el exterior a través de la ventana.

— ¡Buenos días! .- entró con esa hermosa sonrisa que la caracteriza .- ¿Qué tal te encuentras hoy?

Noté una pequeña risa mientras dos suaves manos se apoyaban sobre mis hombros .- Como siempre .- tragué saliva, mientras bajaba mi mirada.

No estaba como siempre, a decir verdad, ya me había cansado de tener que aguantar esto.

No tenía ningún motivo para ser feliz.

Ninguno.

— Ven, te sacaré a dar un paseo por el jardín, hace muy buen tiempo .- espetó para coger la silla de ruedas, y guiarme hasta la puerta.

— ¿Acaso tengo otra opción? .- medio sonreí ante la situación.

— No te voy a dejar encerrado todo el día en este cuarto.

Dicho y hecho.

En menos de 10 minutos ya me encontraba en el jardín. Desde la lejanía se veía disfrutar a Bulma junto a Trunks de aquel día de verano. Ambos se encontraban en la piscina chapoteando y salpicándose.

Anhelaba tanto poder hacer eso ... pero ya habían pasado 2 años desde que mis piernas no me respondían. Aprendí a sobrellevarlo.

Pero a lo que no me acostumbraba era a ver a Vegeta saliendo en los descansos de su entrenamiento. ¿Qué había sido de mí? ¿De mi verdadera esencia? ¿Qué había sido de lo que me definía?