Aventura

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¿Dónde partió todo? Lykaios cazando en el bosque aullante, un joven de cabello rizado castaño-rubio, buena contextura física y piel blanca. Sin hacer uso de armas afiladas ni trampas, a puro instinto en el Bosque Aullante, moviéndose entre los árboles, con sus pies descalzos, sus odios perciben el sonido entre los arbustos a unos metros al frente. Manteniendo el silencio, entre las ramas camina hasta el ruido en las plantas y avista una madriguera de conejos, tiernos y gorditos, la cena perfecta.

Cuando los conejos se preparan para dormir, ya se hace tarde y se asoma la noche, Lykaios al ver sus ojos cerrarse, se impulsa desde las gruesas ramas de un árbol y los animalejos sorprendidos, no tienen tiempo para reaccionar y caen en sus manos, solo cuatro y seis huyeron a toda velocidad. Tratando de zafarse, los lleva a unas rocas y golpea sus cabezas con estos para aturdirlos.

Inexpresivo, desde que entro al bosque, va directo a su casa, una cabaña común de madera y paja, con su corazón cálido por ver la sonrisa de su madre. Al llegar, su mamá, la ve a través de la ventana y está sentada en la silla de la mesa, sobre esta tiene los brazos cruzados y su cara expresa cierta tristeza. Lykaios entra, antes lava sus pies en un balde con agua que esta al costado de la puerta, en silencio, en la cocina clava los conejos en una estaca muy lejos de la hornilla de barro, su progenitora se percata de su presencia.

—Hijo, en un momento cocinare, ve a buscar a tu hermano, está en la casa de los Balondor —dice su madre con un tono ausente, mirando a través de las ventanas el sol caer, preocupada de algo, además, sus vecinos están a unos pocos metros, en una cabaña similar a la de ellos, estos son una familia de pescadores-

—Mamá, dime, ¿sucede algo? —Pregunta Lykaios preocupado, percatado de las emociones de su madre, acercándose a ella por el corto pasillo que conecta la cocina con el comedor.

—Tal vez, sea tu hora... —dice su mamá con ausencia, como si estuviera a punto de perder algo muy preciado, otra vez.

—Entiendo, iré a buscarlo y hablaremos de eso —dice Lykaios algo desanimado, saliendo por la misma puerta de antes.

Por la ventana, ve a su madre pararse, se dirige a la cocina con la misma mirada de antes, al parecer llega un tiempo que cambiará la vida de su familia. Por el camino que conecta con las demás cabañas que están en este pueblo, Aullido de lobo, y al puerto, llamado "Peces de hielo", que está en la Costa congelada. En la casa de los Balondor, esta su pequeño hermano.

Jugando con los hermanos Balondor, Marcus y Carpóforo; gemelos, pelo rubio y liso, piel pálida, de metro ochenta y politeístas. Toda su familia creía en los cinco divinos; Luna, Leonardo, Tayral, Portal y Kaen. Dentro de su casa, el sótano es un templo, tienen estatuas de cada uno de ellos, suele ir la gente del pueblo a rezar para tener suerte y prosperidad el resto de sus días.

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