Naegiri- Compañeros de trabajo, Supervivientes y tal vez algo más...

Pesadillas del pasado

Tras la "pequeña" amenaza que había hecho a Monokuma en ese momento de valentía que me surgió en un arranque de furia y determinación por ver la horrible situación en la que se encontraba Kirigiri junto con la forma de tomarlo como un juego de Monokuma con tanta felicidad escondiendo oscuros y sádicos sentimientos detrás de una asquerosa sonrisa inocente como su voz, comencé a caminar por los pasillos de la escuela Kibougamine notando lo viejo de la estructura después de tanto tiempo que llevaba sin estar en uso para cualquier tipo de cosa. El olor a humedad  era penetrante y el ambiente a muerte era tan pesado que casi no podía mantener el paso en dirección al elevador después de haber visto a tantos de mis amigos sufrir o morir justo aquí...  Es verdad que pasé buenos momentos con todos los demás justo por aquí, pero todo eso se iba perdiendo lentamente con cada una de las muertes de aquellos que en algún momento fueron nuestros compañeros en un pasado demasiado borroso tanto para mi como para Kirigiri y los demás supervivientes del gran genocidio de la academia Kibougamine.

Tras muy lentos e incómodos segundos, logre llegar hasta el ascensor que conducía hasta el tribunal de la muerte, causante de la mayoría de trastornos y pesadillas de los alumnos supervivientes del asesinato. Yo aun recordaba los inquietantes gritos de la mayoría de personas que perecieron ahí, al igual que aquel castigo del que fui parte y en el que mi destino casi queda sellado por Monokuma o Junko Enoshima, La estudiante modelo definitiva que todos habian dado por muerta desde el principio.

(Espero que ese oso maniático cumpla su palabra...  No perderé a nadie más..) -no paraba de repetir esa ultima frase en mi mente como si fuese un mantra que en algún momento podría pasar.-

Y después de un minuto para poder entrar en ese viejo y muy desgastado ascensor, presione con un poco de miedo un botón que habian instalado recientemente por apariencia y que encima tenia dibujado de una manera muy macabra la frase: "Juicio Jurídicamente Incorrecto" en la parte de arriba y completamente con sangre que se veía muy semejante a las marcas que había dejado el secuestrador de Kirigiri en la escena del crimen. Lamentablemente, o sabia que mi entrada estaba arreglada...

Aquel ascensor, apenas presionar el botón, se desplomó hasta el ultimo piso del sótano a una velocidad increíble que posiblemente me podría terminar fracturando o incluso matando. Mi cuerpo flotaba en el aire como si las leyes de la gravedad no existiesen en el lugar en donde posiblemente terminaría muerto, cosa que acabaría comprobando en pocos segundos, dado que comenzaba a ver los pisos superiores de los juicios escolares hasta el ultimo escenario en el que llegamos a estar. Al caer, me azoté con fuerza al suelo quebrandome un par de costillas y el hombro izquierdo en el impacto y haciendo que me retorciese un poco en el lugar en el que estaba mientras que miraba también la penumbra que cubría el lugar en ese momento y no me dejaba ver a quienes estaban... Hasta que tras unos segundos, esa molesta voz volvió a mis oídos...

Parece que el pequeño Naegi regresó aquí...~ -hablando desde la oscuridad a bastante distancia de mi pero sin que se sintiese tanto la distancia en la voz por el tono que siempre solía usar.-

Ag-agh... M-maldito monokuma... Debí v-verlo venir... -con una voz temblorosa por el dolor tan intenso que sentía en mi cuerpo, trataba de buscarle con la mirada para poder ubicarme un poco entre tanta oscuridad-

Ohh Naegi... Nunca aprendes... Upupupu~ -riendose de mi condición como si de algo muy ligero se tratase y tambien hablando en un tono como si de verdad estuviese conmovido, algo muy extraño en el-

Después, en un abrir y cerrar de ojos, lo ultimo que pude ver fue a una enorme persona con una gran mascara de monokuma en la cabeza y una vestimenta bastante parecida a la de un uniforme escolar típico japonés, era aquella misma que me había desmayado hace unas horas, llevaba también un enorme tubo de acero sólido que tenia ya algunas marcas de sangre y varios tipos de suciedad con un solo propósito, repetir su acto pero con un sentido un tanto más mortal para así librarse de mí de una buena vez...