Capítulo V

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Jimin había llegado intensificado a casa, a pesar de las coreografías tan complicadas, haciéndole un millón de preguntas a Hwanji gracias a que todos los que vivían en esa casa, prácticamente, la había dejado sola con Hoseok, preguntas que no pudo contestar Hwanji hasta que se cansó de la insistencia del pelinegro, respondiendo negativamente.  

— Ve y háblale, es en serio, no puedo aguantar ni un segundo más de éste ambiente. — Jimin iba empujándola de los hombros hacia la cocina, mientras ella se resistía con lo último de su fuerza.

— ¿Qué haces? Déjame — Chilló, negando con la cabeza, sus pies incluso estaban empezando a hacer ruido. —. ¡Auch! — Dejó de ver la situación de sus pies, cuando subió la mirada al frente, casi se traga el aire que estaba por ahí, y su boca sonó extraño. 

Hoseok y Hwanji se estaban mirando fija y vergonzosamente al frente de la entrada a la cocina.

— ¿Ustedes ya no se hablan? ¿Por qué? — Namjoon aprovechó para preguntar a las espaldas de Hoseok. Hoseok volteó la cabeza para verlo sobre su hombro. 

Ambos pensaron que debían actuar velozmente si acabar con la situación y el problema querían. 

— ¿Qué? — Canturreó Hwanji en un agudo. — Pero si Hoseok y yo hablamos... — Le lanzó una mirada de confidencia, combinada con incomodidad, y una interna negación. 

— Sí, los dos hablamos, ya está bien. — Su sonrisa había aparecido, pero con sus ojos apagados y la amargura con la que desapareció la curva sobre su rostro la situación sólo se volvió más densa. Asintió, y justo como estaba deseando, se fue. 

— Están mintiendo, Namjoon, no se hablan. — Jimin quejó. 

— Suéltame, Jimin. — Y ella se había contagiado de seriedad. 

Porque no sólo ella era cuestionada y fastidiada, también lo era Hoseok por parte de Jungkook, Jimin y Namjoon, seguían insistiendo en que tenían que hablar y ser como antes, pero ser como antes implica el afecto que se obligó a perder por ella. Él también se acuerda de lo bien que se lo pasaban juntos, y está cien porciento seguro de que, por más que intentaran, nada sería igual, y cada vez que se miraran el uno al otro, la escena de una confesión fallida se repetiría mentalmente.

Un escalofrío de vergüenza le pasaba una y otra vez por el cuerpo, incluso si sólo escuchaba su voz y sus palabras no se dirigían a él. No quería que ella viviera ahí, si pudiera, se expresaría negativamente a la decisión, pero supuso que una situación sensible estaba detrás de todo, y por más que quisiera que fuera de otra forma, de alguna manera, por sus sentimientos pasados o la idealización en incógnita de la cual nunca se va a deshacer porque ella no hizo nada por demostrar lo contrario, estaba primero su bienestar. 

Vela por su felicidad siempre, es uno de esos amores que no llegan a nada, pero mientras se estaba en la ignorancia, lo único que daba era alegrías. No quería ver su felicidad de cerca, no tanto, porque, sí, le dolía no llegar a ser su compañía. No obstante, está seguro de que ya no le gusta. 

Suspiró porque sabía que ese sentimiento estaría ahí hasta la lejana costumbre, pero se aguantaría.

— Hoseok. — Seokjin se acercó, con una sonrisa nerviosa, guardando el celular en uno de sus bolsillos. 

— Hyung, dime. — Contestó, intentando cambiar su gesto a uno más agradable. 

— Parece que ésto será así durante mucho tiempo — El semblante de Seokjin se veía triste, despechado y decepcionado. —, lo lamento, sé que debe ser — Dejó que Hoseok imaginara una palabra que encajara. —... para ti...

LIMERENCIA. ♡ 「Hoseok's route.」❀ #BTSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora