Hellevator. Capítulo 6

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Hellevator: Juego de palabras inglés, se traduce como ascensor al infierno.

A pesar de ser una cárcel, reconozco que está muy bien cuidada y no tiene tan mala pinta como me esperaba.

Los soldados que tenía a mis espaldas me pusieron unas esposas, me acompañaron hacia la entrada y antes de cruzar las rejas de mi repulsivo futuro, Kieran de repente nos paró.

-Chicos, ya la acompaño yo de ahora en adelante, no os preocupéis. –Su tono se volvió más maduro y firme que antes.

Los hombres sorprendidos por sus palabras, accedieron sin problema alguno. Como si fuera un perro me pasaron de una persona a otra, atada. Kieran me sujeto del brazo hasta llegar a la "recepción" de la prisión. Allí había una mujer medianamente alta, pelo largo castaño oscuro, piel morena y llevaba puesta una especie de bata de laboratorio y unas gafas de pasta negras.

-Buenas tardes señores, ¿Qué os trae por aquí? –Dijo la mujer con un tono serio.

-Te traemos a la chica con la mutación más extraña que hayas visto en mucho tiempo –respondió Kieran –creo que te gustara conocerla.

-Vaya, vaya... Sí que interesante ciertamente...

-Sí, sí, todo muy bonito Emma, pero meterla de una vez en la prisión –Por supuesto el coronel Jarnis dando la nota.

La tal Emma saco unos papeles de un cajón, los apoyo en la mesa y con un bolígrafo que guardaba en un bolsillo de la bata empezó a rellenarlos con los datos que Kieran iba diciendo. Yo, por supuesto, no podía decir nada o me volverían a pegar.

Termino de escribir y pasamos a una sala donde me cachearon, observaron todo lo que había dentro de los bolsillos y me desvistieron...

Al menos me dejaron la ropa interior puesta.

Me midieron y tomaron todas las medidas correspondientes, me pesaron y mientras apuntaban todo ello, me dieron mi "uniforme".

- ¿Qué pasa cría? ¿No vas a decir nada sobre tu hermoso traje?

Yo solo lo miraba con desprecio y admiraba cada punto de la sala, que no era más diferente que una de hospital la verdad.

Emma termino al fin de apuntar todo y lo único que hicimos fue recorrer pasillos, pasar puertas y saludar a trabajadores. Hasta que llegamos a mi hermoso aposento, sinceramente, me lo esperaba mucho peor, al menos tenía una cama con un buen colchón, almohadas y sabanas limpias, un escritorio y un baño, eso sí, que no falten las cámaras de seguridad.

Dentro me quitaron las esposas y por fin me explicaron en donde narices estaba:

-Bueno April, bienvenida al centro de alta seguridad para personas potencialmente peligrosas de España, aquí te trataremos y te cuidaremos, a partir de ahora este va a ser tu hogar. –Explico Emma.

-Vale, hermosa explicación y, ¿Qué hago yo aquí?

-Lo siento por darte así la noticia, pero eres potencialmente peligrosa para la sociedad.

¿Qué yo soy que...? A esta chica se le han metido piedras en el cerebro.

-Miren yo no he hecho nada. Ni mis alas son peligrosas, nunca he intentado utilizarlas para el mal y por favor no me digan que el mero hecho de tenerlas ya me hace peligrosa.

-Pues sí, así es, eres capaz de volar y eso lo tenemos que investigar para ver por qué las tienes, te lo pasaras genial –En serio el Coronel Jarnis, no querrá tragarse un bozal ¿verdad?

-Uy si, súperdiver... ya me lo imagino... Tiene gracia que haya gente con desórdenes mentales sueltos por el mundo y la tomen conmigo, cuando lo único que he hecho en mi vida desde que nací ha sido protegerme de ustedes. Mi madre ya sabía que cuando creciera vendrían a por mí porque soy distinta, y claro lo distinto da miedo. Pero les diré una cosa, el verdadero miedo lo he pasado yo toda la vida por las personas que se suponen que cuidan a la sociedad. Si lo único que me van a decir es que me van a "cuidar" y a "tratar bien", lárguense prefiero estar sola...

Ninguno de los tres dijo palabra alguna, me miraron sorprendidos y cerraron la puerta con llave. En ese instante me tumbe sobre la cama mientras que, observando el techo blanco, una lágrima recorría mi mejilla.

Mis pensamientos no paraban de rondar en mi cabeza

¿De dónde vengo? ¿Qué será de mí en un futuro? ¿Mi familia estará bien? ¿Conseguiré escapar algún día? ¿Qué le paso a mi abuelo?

Se hizo de noche y me llamaron para ir a cenar, pero me negué rotundamente y al ser joven y acabar de llegar, los guardias hicieron la vista gorda.

No seré la más fuerte o la más intelectual, pero prometo volver a casa, aunque sea lo último que haga, ahora mismo no tengo nada que perder.

Esas fueron mis últimas palabras hasta quedarme dormida, supongo que mañana será un día bastante ajetreado.     

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