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Sábado en la noche, días después. Freya había pasado toda la tarde mirando películas sola. Bethy daba vueltas por la casa cocinando y haciendo quién sabe que porque esa mujer nunca se quedaba quieta. Y Max... él había desaparecido todo el día. Lo había visto en la mañana cuando él entró en su habitación sin golpear y ella estaba parada en pijama  frente al armario. Él se disculpó torpemente y salió a toda velocidad sin que ella tuviera tiempo a reaccionar. Pensó que talvez estaba enojado por algo que había hecho y no pudo apartar la preocupación en todo el día, incluso intentando distraerse con películas no logró dejar de pensar en qué era lo que le había pasado para salir huyendo así

Alrededor de las doce de la noche se decidió a subir a dormir, si se quedaba esperando su mente no pararía un segundo. Pero cuando estaba otra vez en pijama lista para dormir, alguien entró lentamente a su habitación. Cuando la persona la vio sentada en la cama y despierta le sonrió

- Lo siento, creí que dormías- dijo casi en un susurro

- ¿Y que ibas a hacer?- preguntó con los ojos entrecerrados y notó como las mejillas de Max se teñían de un rosa suave

- Solo quería comprobar que estabas bien

- ¿Tú estás bien?- no pudo evitar que su voz sonara tímida

- Muy bien- se acercó a pasos lentos a la cama y notó que ella mordía su labio inferior con nerviosismo- ¿Qué pasa pequeña?- preguntó con voz tierna mientras se sentaba en la cama junto a ella

- Saliste corriendo hoy...- el suspiró avergonzado- y yo pensé que talvez tú estabas enojado conmigo por algo...

- No, no, no chocolate- puso su gran mano sobre la tierna mejilla sonrojada- tú no hiciste nada malo ¿Bien?- ella asintió

- ¿Entonces por que saliste huyendo?- susurró, Max suspiró otra vez bastante nervioso ¿Cómo decirle la verdad? ¿Cómo decirle que prefirió huir porque ese pijama era demasiado caliente como para resistirse a tocarla? Desde el mismo día en que la había conocido deseaba tocarla pero sabía que no estaba bien aprovecharse de ella, tenía diesisiete años y estaba vulnerable por todo lo que le había pasado. Si se acercaba a ella sabía que terminaría enamorado, Freya no lo rechazaría porque sentiría cierta gratitud, y también el hecho de que seguramente buscaba seguridad luego de lo que le pasó. Así que, él terminaría enamorado y ella cuando se diera cuenta de que sólo estaba con él por agradecimiento, apoyo y seguridad lo dejaría, y lo dejaría bien jodido. Si, tenía miedo

- Tuve miedo- susurró, ella lo miró aún más confundida- tuve miedo de no poder resistir el deseo de tocarte- un violento sonrojo apareció en la piel blanca de su bello rostro y él sonrió levemente- ¿Me rechazarías si intentara tocarte cariño?- preguntó acariciando su mejilla con los nudillos- Freya- la llamó- quiero desesperadamente besarte y tengo miedo de que te alejes- con todo el coraje que logró juntar entre la vergüenza ella respondió

- No me alejaría- el sonrió, ella no había entendido que él hablaba del futuro, dentro de un tiempo, semanas, meses, años...¿Ella se alejaría alguna vez? Pero dejando todo eso a un lado Max se acercó. Era tan hermosa, un mentón redondeado y muy lindo, sus labios gorditos y rosas por naturaleza, una nariz respingona y graciosamente pequeña pero que encajaba a la perfección con su rostro, sus mejillas regordetas suaves y rojas, sus ojos azules y sus largas pestañas negras. Parecía una niña, y él se sentía como un puto pedófilo al querer besarla. Pero aún así lo hizo, juntó sus labios con los de ella de forma lenta, y quiso gemir de satisfacción al sentir lo que es que eran, los chupó suavemente saboreando lo exquisitos que eran

Su lengua los lamió y ella como acto reflejo separó más sus labios para darle paso a la lengua de Max en su boca. Sin saber que más hacer, porque estaba lejos de saber besar correctamente, apenas había tenido uno que otro beso inexperto cuando tenía quince y diesiséis con dos o tres compañeros pero ésto, ésto era muy diferente, era un beso exigente y tan caliente...hasta que él se separó, pero sonriéndole

- Ésto no puede pasar chocolate- dejó un último beso en sus labios- hasta mañana, duerme bien- besó su frente y salió de la habitación dejándola una vez más sin poder reaccionar

***

Domingo en la mañana y ella despertaba más tarde de lo normal. Su cuerpo se recuperaba de los moretones y ya no dolía tanto pero extrañamente no estaba recuperando peso. Max y Bethy casi que la obligaban a comer... Max, no sabía por qué sentía ese dolor en el pecho cuando pensaba en la noche anterior. Todo sería perfecto si él no hubiera hablado, si tan solo se hubiera despedido con ese último beso en su frente y no hubiera dicho nada más, todo sería como un sueño. Pero ese "no puede ser" le recordaba que no había sido un sueño

Se levantó y cuando estuvo lista bajó a desayunar, con sumo cuidado porque hoy el cuerpo le estaba doliendo más de lo normal. Entró a la cocina y se encontró con Bethy preparando unos huevos revueltos y a él sentado en la barra de la cocina. Cuando cruzaron miradas un destello de preocupación cruzó por sus ojos negros, ella caminó unos dos pasos más tambaleante, Max enseguida se levantó más preocupado todavía y llegó a ella para sostenerla justo cuando se desmayaba. Bethy se acercó al instante con un grito de susto

- Freya, Freya, chocolate abre los ojos, vamos cariño- susurró él acariciando su rostro, pero supo que tenía que llevarla a la clínica enseguida y claro que su nana no podía quedarse en casa con la preocupación a flor de piel

***

Un par de horas después Max había tenido una extensa charla con Agar mientras él rechazaba su invitación a comer con ella y sus tres novios cavernícolas y ella al mismo tiempo intentaba averiguar qué era eso tan importante que hacía, y a ella nunca le había podido mentir, la desgraciada se enteraba de todos sus secretos tarde o temprano y cuando le contó sobre su chocolate ella quedó bastante preocupada.

Al igual que él y su nana, aunque ambos estaban más tranquilos ahora...o no. Pero al menos sabían que la causa del desmayo no era algo muy grave. Tenía que comer mejor y más. Estaba pensando cinco kilos menos que su peso límite mínimo, debía subir al menos diez kilos. Bethy se juró hacerla engordar todo eso lo más pronto posible

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Diosa de ChocolateDonde viven las historias. Descúbrelo ahora