Capítulo dos (segunda parte): Guerra.

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La primavera era húmeda, y Francia aún era fea.

Habían estado caminando por días, en grupos más y más pequeños. Casi nadie les daba instrucciones, y cualquier peón que levantara la mano para preguntar a dónde iban, un oficial le daría una mirada exhausta.

"Solo sigue caminando, amigo," diría, "Solo sigue caminando."

Estaban descansando ahora, ya no más en tiendas. Habían colocado lonas entre los oficiales y los peones, pero no había cubierta sobre ellas. Si llovía, podían cubrirse con sus abrigos. Si venían balas...

Bueno. Qué eran unos cuantos hombres más para Inglaterra, si Inglaterra siquiera los recordaría.

Alex se sentó en su saco de acampar, mirando a la trampa más cercana. Había una luz de una linterna brillando desde abajo del hueco de la tela, arrojando luz amarilla y sombras contra la lona.

"Nos están arrinconando," dijo una voz, "Nos tienen casi rodeados, han reclamado la mayor parte de Francia, y van a expulsarnos de esta maldita isla o matarnos a todos primero, y tal vez ni siquiera tengamos un rescate propio, no con todos los recursos que están siendo usados."

Otro oficial suspiró, "Mierda."

"Uh-huh."

Alex pudo ver un cigarro siendo tirado al suelo, una bota moliéndolo y matando lo último de las ascuas. Alejó la mirada, girando su cabeza para encontrarse con los ojos del hombre sentado frente a él, el único que también estaba sentado, ni siquiera molestándose en dormir.

"¿Qué significa eso?" dijo, y el hombre suspiró.

"Los malditos Alemanes jodidos nos tienen," dijo "Van a tomar Gran Bretaña pero primero nos sacarán a nosotros."

Alex parpadeó, y luego miró a la solapa de la lona.

"Así que, ¿Qué pasará?"

"Jesús, niño," dijo el hombre, "Di tus plegarias, eso es lo que hacemos. Estamos jodidos."

El hombre tenía la misma edad que Alex, pero no le diría nada por llamarlo "niño." No tenía la energía.

Alex solo lo miró, sacudiendo la cabeza.

"Necesito-"dijo, con la mirada perdida, "Pero necesito ir a casa."

"Si, todos podríamos jodidamente usar eso," dijo el hombre, "Escucha, solo ve a dormir, amigo. Estoy seguro de que nos enviarán a Dunkirk en la mañana."

Alex no se movió, pero de nuevo, tampoco el otro peón. En su lugar, empezó a moverse hacia adelante y atrás un poco, tarareando algo bajo su aliento. Sonaba como una canción, otro lenguaje.

"¿Qué es eso?" preguntó Alex, y lo miró.

"¿Qué?"

"Lo que estás cantando."

El peón se encogió de hombros.

"Es una oración," dijo, luego apartó la mirada, "Una oración islámica."

"¿Qué es eso?"

El peón gruñó, girando su cabeza a Alex.

"¿Qué es qué?"

"Islam."

El chico resopló y apartó la mirada.

"Una religión," dijo, "No una buena, según todos ustedes."

"¿Todos nosotros?"

"Olvídalo," dijo, "No importa, de todas formas. Cualquiera que sea el Dios en el que cualquiera de nosotros crea, no vendrá por nosotros ahora."

Even In August (Alex/Louis)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora