Juegos Eroticos

VIII

• Mia •

Ella esta frente a mi, gimiendo a cada beso y caricia que hacía.

El espectaculo termino rapido y en cuanto llegamos al hotel fue ella quien me beso con desesperacion, sabia que esta noche seria especial y que por fin seria mia, solo mia...

–Sabes lo mucho que me encantas– susurre contra sus labios.

–Lose–Susurro y volvió a unir mis labios con los suyos.

La acorrale contra la pared, recargandola en ella para poder sentarla en la mesa, tirando todo lo que se encontraba.

–Creo que sabes lo que sigue muñeca?– se separo de mi, me miro a los ojos, esos ojos azules que a pesar de que no sabia quien era tras la mascara me volvían locos.

–Lose– hizo una pausa– y no te detendré.

–No pensaba detenerme– con esto la conversacion acabo, volvi a besarla pero con mas desesperación.

Me deshice del moño que traia como peinado, dejando su cabello caer, su abrigo callo por sus brazos hasta que desaparecio, tomándola entre mis brazos la coloque en el colchon, debajo de mi.

Bese sus labios y su cuello despues, sus manos tocaban mis brazos hasta que los senti desabrochado cada botón de mi camisa, hasta que ningun boton quedara abrochado, sus manos recorriendo cada parte de mi pecho, sin quitar la camisa.

Me deshice del vestido, arrancando cada parte de el.

–Amaba el vestido– rio.

–Te comprare uno 10 veces más hermoso que este.

Sonrio.

Me derritió.

Continúe con mi mision. Acariciarla, hacerla perder la razón y hacerla mia, solo mia...

Mi camisa desaparecio, junto a mis pantalones.

Los dos semidesnudos, besándonos con desperacion y amor, acariciandonos sin cansarnos.

Somos dos cuerpos, dos almas, dos personas amándose sin importar que, dos personas que esperaron por mucho tiempo saber quien era debajo de la mascara y que a pesar de ello se amaron, dos personas que juntos iniciaron un juego y que no pararan hasta terminarlo.

La tome entre mis brazos, parandola hasta que quedara incada en la cama, continue besandola, mis manos fueron hasta su espalda, acariciandola de arriba a abajo, buscando haci en broche.

Lo encontre.

–Desabrochalo.

Lo hice.

Los tirantes calleron por sus brazos, dejando al descubierto sus pechos, esos pechos con los que soñe más de una vez.

Toque la prenda, retirandola por completa y aventandola lejos, pero sin dejar de mirarala a los ojos.

Acerque mis manos a su cintura, empenzando por ahi para acariciarla, fui subiendo mis manos hasta que llegaron a estos, sin dudarlo los toque, la senti tensarse, aguantando la respiracion y cerrando los ojos.

Quite mis manos, acercándome a ella para abrazarla y susurrarle al oido.

–Relajate bonita.

Parecio entender, pues senti a su cuerpo volver a sentir esa misma confianza.

Volvi a recostarla, volviendo a besarla, bajando por su cuello hasta llegar a su pecho, subi mi mirada, tenia los ojos cerrados, gemia a cada acaricia, sonreí divertido y sin pensarlo tome uno de sus pechos entre mi boca.