VI

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¿Nunca han sentido que toda su vida esperaban un algo? Una sorpresa, un amor,  una vocación, una muerte, una persona, una identidad.

Nunca fui buena para los problemas, tiendo a escapar y empezar otra vez. Como un ciclo, de cobardía.

Me acomodo en la silla segura de mí y suelto:

-No es posible, yo no tengo poderes.

- Los tienes, solo que no los has despertado. - Él también parece convencido.

- Es ilógico, yo nunca estuve en un laboratorio o fui modificada genéticamente. ¿Como puedes afirmar que soy una wolve?

- Sam, solo hay dos formas de ver a un wolve. O modifican tu visión en un laboratorio para detectar la metamorfosis cromosómica o eres un wolve.

Mi cabeza une mil conexiones por segundo, mis pupilas se mueven de derecha a izquierda uniendo lazos invisibles, intentando encontrarle la lógica a todo esto.

- No puede ser, soy una wolve. Por eso puedo verte. - Abro los ojos y junto mis manos, sorprendida.

- Es por eso que es importante que me escuches, aún tengo mucho que explicarte.

- Aún no comprendo, ¿Como es posible que las otras personas puedan verme? ¿Como es que soy una wolve si no recuerdo haber estado en ningún laboratorio?

- Tus poderes aún no despiertan. Una vez desarrollados solo tú decides  con quiénes te haces visibles y con quiénes no. Eres parte de mi generación. Uno de tus padres estuvo en el laboratorio, por eso la modificación genética se te fue heredada. -

- ¿Qué pasa con Isaac, el también es wolve no?

- Sam... El no puede verme. - Lo miro confundida. - Cuando te encontré la otra noche en el callejón, ya te conocía. Te estuve observando las últimas semanas. Como actúas, como hablas, como miras.
Isaac es diferente, es humano.

Yo aún recuerdo cuando Isaac nació, era pequeño, como un bebé de juguete. Mamá lo miraba con amor desde la camilla mientras yo lo mecía y le mostraba el hermoso paisaje que ofrecía la pequeña ventana del hospital.

- Isaac es mi hermano, yo lo ví nacer. Pero si tú dices que no es como nosotros, eso quiere decir que...

- Tu padre, el es el wolve.

La palabra padre estremecía mi cuerpo, ponía llorosos mis ojos, me daba escalofríos.
El nunca había demostrado tener poderes, siempre me resultó una persona inútil a decir verdad. Su rutina consistia en llegar del trabajo, comer, emborracharse, golpear a quien sea que lo haga enojar y volver a dormirse.
Mi madre le fue infiel, por eso Isaac no es su hijo. Pero entonces ¿Quien es el padre de Isaac? 
Al parecer mi familia tiene un pasado que no conocía, somos parte de algo más grande. Algo que podría cambiar mi vida en  este momento, ese algo, que todos esperamos.

-¿Que ocurrirá ahora?

- Tenemos que irnos.

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Si me dieran la elección de volver mi vida a un punto en específico, ese punto sería David.

Flashback*

Lo ví sentado en una de las las mesas de la cafetería, estaba solo, perdido en sus pensamientos como casi la mayoría del tiempo. Su mirada estaba fija en la silla de enfrente.

- Hola, ¿Tarde mucho? - No dude y tome asiento a su lado.

- No, llegué hace unos minutos. La escuela es silenciosa cuando todos están en clases. ¿No te parece? - Su sonrisa estrujó mi interior.

- Lo se, es impresionante cuanto cambia un lugar cuando otras personas están presentes.

Un silencio interrumpió el gran salón. Nada se movía, solo eran audibles nuestras respiraciones.

- Te extraño Sam, no nos hemos visto desde hace semanas. -Mira mis ojos y puedo notar que bajo sus hermosos ojos, sus pupilas están dilatadas.

- Tienes razón, lo lamento. Aby se ha puesto mucho más intensa estos últimos días, está convencida de que hablo con alguien, quiere averiguarlo todo.

- ¿Aun tienes mis cartas?

- Están guardadas, nunca las encontraría.

- Está bien. - En sus ojos aún había preocupación.

Estire mi mano derecha y tome la suya, para entrelazar nuestros dedos.
Solté un suspiro y él acercó su rostro a mi.
Es perfecto, su nariz, su boca, sus ojos. El es todo en todo lo que puedo pensar. Aún me pongo nerviosa, mi corazón late furiosamente, como si amenazara con salirse de mi cuerpo.
Solo el roce de sus labios me deja en otra dimensión, en las nubes, en la luna, en la cúspide de un árbol, en el final de un arcoiris, en la arena contemplando el atardecer reflejado en el mar.
Siento que estamos hechos el uno para el otro.

El timbre de receso nos aparta de golpe, asustandos. Tomo la distancia que corresponde y en pocos segundos el lugar comienza a llenarse de gente.
Por el pasillo que dirige a la cocina veo a Aby, mi mejor amiga.
Corre hacia nosotros y envuelve a David en un abrazo, gira su rostro para mirarlo y sella ese encuentro con un casto beso en los labios.

- ¿Como estás amor? No sabes cuánto te extrañe.

Supongo que todo lo bueno tiene su parte mala. Y la parte mala de amar David es que era el novio de mi amiga, de mi mejor amiga.
No hay forma de solucionar esto.

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