Capítulo 2 Una fiesta diferente

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Durante la semana me limité a hablar solo lo necesario con Lorena, sé que es fatal. No nos comportábamos como de costumbre, las eternas sentadas en el sillón hablando tonterías femeninas, en estos días lo borramos de nuestra rutina y a ella le duelen más que a mí, debo ser justa, yo también la extraño. Se del mundo en que anda porque me lo cuenta, me advierte y me cuida. Está incómoda por lo que pasó y porque en el fondo se siente culpable por la ausencia de mi perro. Es Raúl el que ha servido de intermediario para hablar, es una tontería el no hablarle, intento hacerlo, luego me acuerdo que a Timón no lo tengo a mi lado y quiero ¡arrancarle el cabello! Tengo que concentrarme —suspiré—. Mientras terminaba de hacer un trabajo de la universidad para el lunes. Mi compañera entró a la habitación e interrumpió lo que hacía y en el fondo me alegró que lo hiciera. Que tomara la iniciativa para hablar a si me trasnoche realizando el trabajo. Puse cara de mujer seria, aunque me moría por correr a abrazarla.

—Vero... —entró agarrándose las manos y mirando el estudio a todas las direcciones, evita verme a los ojos. Se le notan los nervios—. ¿Vas a seguir enojada? —soltó un lamento—. Me haces falta y lamento mucho lo que pasó.

—Ya te dije que no hay problema —cerré el portátil y giré la silla, quedé frente a ella.

—Dime, ¿qué hago para que no estés enojada conmigo? ¿Te regalo otro perro?

—¡No será mi Timón, Lorena! Gracias, deja ese tema ahí.

—¿Te puedo invitar a una fiesta? —bajó la mirada, como esperando una sentencia. No se dio cuenta de mi expresión de asombro.

—¿A las tuyas con los amiguitos que te trajeron el lunes pasado? —nuestras miradas se encontraron—. ¡No gracias!, no me quedaron ganas de conocerlos, además, no están tan lindos como me gustan a mí. Ver una manada de viejos verdes chorreando la baba por las mujeres que carecen un poco de amor propio, ¡no me interesa! —alcé la voz un poco, quiero hacerla entender. Su expresión cambió, la vi ponerse roja por la ira.

—¡Me gusta lo que hago! La fiesta es sana. ¿Sabes?, me extraña que digas eso cuando te he demostrado y mantenido alejada de mi vida laboral. ¡Es mi trabajo así no te guste!, ya hemos hablado al respecto en varias ocasiones y no cambiaré eso. Lo paso de maravilla así no sean atractivos mis clientes —me dieron ganas de abrirle el cerebro y lavárselo con detergente a ver si piensa diferente, pero como no se puede, no me queda más remedio que suspirar.

—¿Por qué ahora si quieres llevarme? —pudo más la intriga.

—Vero —se acercó—. Odio tu indiferencia, además habíamos quedado que si tenía una fiesta decente te llevaría, así que, cumplo con mi palabra —por más que intenté fue imposible ocultar las ganas de reírme.

—¿Cuándo es? —necesitaba salir, conocer gente diferente, hace mucho no salgo, pronto me graduó y entraré al mundo laboral. No tengo experiencia de vida a parte del perfecto mundo que me han creado mi familia, Raúl y Lorena.

—En una hora —levanté el portátil para ver la hora, apenas eran las 2 de la tarde—. No es ninguna fiesta de esas, te prometo que regresaremos sobre las nueve. Es una reunión casual, tomar un coctel y charlar un poco con mis compañeras.

—¿Dónde es? —salimos del estudio en dirección a su recámara.

—A las afueras de la ciudad, ponte lo que quieras —señaló su habitación donde está su armario abarrotado de ropa.

—Gracias, pero si es decente la reunión yo tengo ropa para eso —salí directo a mi cuarto, tomé un jean, una blusa de tiritas con un degradé azul muy bonito, me peiné el cabello, tomé la chaqueta, hace mucho frío a las afuera de la ciudad. Tomé un brillo de labios y me apliqué un poco, lo mismo hice con la pestañina y lápiz en los ojos. Esperé a Lorena hasta que salió arreglada, con un jean lo que me confirmó que la reunión de amigas era sana. Le sonreí.

Mundos Diferentes - Parte 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora