Capítulo 3 ¿Un encuentro planeado?

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Era una comedia romántica muy buena, le sacamos a Lorena un platal en la comida y de tanto refresco me dieron ganas de ir al baño, me levanté y salí de la función, era una emergencia. Corrí, no quería perderme mucho de la película, siempre en lo mejor me dan ganas de orinar. De regreso me topé con Juan Márquez, el único novio oficial que he tenido y que conocieron mis padres. Terminé con él por su infidelidad y creo que a sus padres les dolió más que a nosotros mismos. Era tres años mayor que yo y aunque yo estaba en un grado menor en el colegio en el que nos graduamos, le ayudé a pasar el año. Teníamos más de cuatro años de no vernos, él vive en el norte y su padre es constructor, sé que tienen mucho dinero. Los ojos se le iluminaron.

—¡Flaca! —hace mucho no me decían así, ya no soy tan flaca.

—¡Juan! —le sonreí.

—Dios te ves increíble y... —me sonrojé como tonta y no pude evitar sonreírle otra vez.

—Gracias —le interrumpí. ¡Me estoy perdiendo la película! Me gustó verlo de nuevo, ha madurado mucho, no es una belleza de hombre, es agradable y lo atlético le sienta a favor.

—Me encantaría verte de nuevo si no tienes problema. Ya sabes como soy ¡es más! —dijo sacando su celular—. Mis padres el viernes hará una reunión y sé que estarán felices de verte, es la hora y mi madre te compara con el resto de novias que le he presentado.

—Perfecto, ¿puedo llevar a un amigo? —noté la decepción, lo ocultó en cuestión de segundos—. Vives muy lejos y para regresar es un problema.

—Claro, regálame tu celular —intercambiamos números, me besó en la frente y antes de darme la vuelta—. Vero —me detuve a dos metros de distancias—. Te llamaré apenas salga de la función si es que me concentro —volví a sonreír.

—Esperaré tus llamadas —dije. Si sigue igual, llamará a cada rato.

—¡No se te ha olvidado! —gritó, retomé el camino y entré a la sala de cine, quedé pensando a que se refirió con "no se te ha olvidado" retrocedí más de cuatro años y me situé en nuestra relación, él siempre me realizaba muchas llamadas, supongo que se refiere a eso, mi subconsciente me traicionó y recordó cómo es su comportamiento posesivo.

Regresé diez minutos después de haber salido y apenas me senté se acabó la película, para mis amigos fue momento de burla, tocará comprarla y ver el final en la casa. De regreso dejamos a Raúl en su apartamento y nos dirigimos sin prisa al nuestro en silencio absoluto. Cada una en sus pensamientos, hablamos al mismo tiempo.

—El Flaco dice que le llamaste la atención —comentó.

—Me encontré con Juan —dije, ella abrió los ojos y yo arrugué mi cara—. ¿De quién hablas tú?

—¿Te encontraste con Juancho Márquez? —sonreí.

—Si lo vi más maduro.

—¿Por eso te demoraste y te perdiste la película? —asentí.

—Fue por mera casualidad, quedó en llamarme.

—Y no demorará en hacerlo —afirmé, ya habíamos llegado al garaje donde Lorena guardaba el carro y de ahí hasta nuestro apartamento son dos cuadras—. ¿Y cómo está? ¿Siguen siendo ricos? —es incorregible, gracias a Dios sonó mi celular, ignoré sus preguntas y le contesté a Juan que me llamaba—. Bueno ya va la primera si no ha mejorado esa parte de intensidad, antes de acostarte te llamará mínimo tres veces sino es que demoras horas en el teléfono —le saqué la lengua, ella tiene razón en eso.

—¡Cállate! —le dije en voz baja y ella sonrió mientras que yo tecleaba el botón verde para contestar.

Lorena acertó en la segunda parte de su comentario, hablé con Juan más de media hora y terminé aceptando la invitación del viernes en su casa, por motivo de un buen negocio, al parecer uno de sus mejores negocios. Me imaginé a la crema innata del gremio de la construcción.

Mundos Diferentes - Parte 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora