Confesión de un Yo asesinado

14 0 0
                                    


Debo contarte que mantengo el secreto más grande del mundo en medio de mi ceño fruncido, en mis palabras toscas y sentido hiriente. Llevo el peso del olvido sobre la uve que forman mis cejas, algo tan cargado que desesperado por salir me da punzones en las cienes. Confieso que traigo conmigo un mal que se esconde entre estas líneas que escribo y que me dan dolor de coxis. Y que las preguntas que me haces me sobran como me sobra la esperanza de no ser más un desdichado o como me sobran estos males que mantengo ocultos ya que nadie puede enterarse. 

Ella no puede enterarse que la razón de mi cólera es por no quitarme este sentimiento que me carcome. Ella no puede saber que en verdad siento una inmensa tristeza que fácilmente se confunde con enojo.

No pueden saber que adoro los momentos en que paso con ella o que la razón de que a veces sonrío es porque estoy a su lado y que cuando no la veo mis risas son fingidas llevando una careta plástica sobre mi rostro. A veces río a carcajadas de cosas que no tienen sentido o que realmente no dan risa, creo que es mi cuerpo que pide al día una sonrisa.

No quiero que sepan que es la razón por la que a veces no puedo dormir y que mis pesadillas siempre la envuelven como me envuelven mis sabanas sucias por el sudor que me causa. Que es por esos recuerdos que muchas veces no quiero ni comer.

Nadie debe saber que me siento culpable de que no me ame y que es por eso que me he alejado de la gente. Sobre todo no quiero que sepa que lucho para no odiarla o para no culparla hasta de los malditos temblores de mi país.

Debo confesar que me siento patético y que siempre tengo ganas llorar, que este maldito nudo en mi garganta no se disuelve. Y que la única forma de ya no amar es cambiar. Espero que nunca divulgues que la razón de que ya no escriba sobre el amor fue ella y de mi deseo de ya no creer en mitos como la persona correcta. Me cansé de decepciones.

Sentir este vacío en el estómago como si fuera a vomitar, que ya no quiero salir de casa porque todo me sabe mal y todo es color gris. No quiero que sepa nada de esto porque ni siquiera le importa y no cambiará nada si es que al menos sin querer llega a leer esto.

No quiero que nadie entienda el porqué detesto a la gente cuando pasa agarrada de la mano por la calle o cuando se besan en los parques. No quiero que sepa que es por eso que ahora me da asco la palabra amor.

Tengo que admitir; así como la amo, odio. Y me corroe, sufro, lloro, maldigo, me entristece, me pudre, se marchita, se oscurece... muere. Y porque esto real espero nunca decírselo y nunca contarlo, así que te confiero mi último más grande y oscuro secreto.



100 Poemas Para Marte (Construyendo La Nave)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora