Rendido ante ti.

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El rubio tenía los nervios a flor de piel. Su cabeza está hecha un lío de las diferentes posibilidades para esa noche. Repasa en su cabeza lo que había planeado e inevitablemente recuerda a Yuuri.

La primera vez que Yuri conoció al japonés en aquel club puede recordar que la emoción invadió su cuerpo como oleadas de calor.

Como su instinto estaba inseguro, con miedo. Miedo por lo que sentía. Miedo de enamorarse y depender emocionalmente de alguien.

Caer tan fácilmente en su instinto de alfa siempre le pareció una debilidad y propuso que eso jamás pasaría. Pero olvido toda palabrería cuando unos ojos castaños lo miraron intensamente, como si sus ojos ardieran en pasión pura.

No quería aceptarlo. Por un segundo pensó ignorar la sensación en su piel, olvidar como el aroma dulzón que desprendía aquél hombre lo atraía de una forma inexplicable. Pero el rubio sabía que si ignoraba el llamado de esa voz en su cabeza que le incitaba, solo se lamentaría.

Lamentaría no caer por aquel hermoso azabache que actualmente lo tenía rendido ante él.

Quería aprender a querer sin temores, sin arrepentimientos. Yuuri le brindaba esas sensaciones que nunca experimento.

Momentos que le parecían ridículamente cursis en el pasado, pero con el chico eran los más increíbles y esperados.

En el transcurso del tiempo que se conocían aprendieron nuevas cosas. El rubio pudo conocer el pasado de Yuuri, su historia. Como el chico se esforzaba duramente para destacar e impedir que su naturaleza como omega sea vista como un obstáculo. Porque no lo era y nunca lo sería.

Que su primer encuentro cuando lo defendió de aquel alfa, no era necesario que lo hiciera. Porque su apariencia podía ser engañosa. Yuuri era fuerte, demasiado. Y era gracias a la resistencia que había obtenido en los años que entrenó defensa personal, por exigencia de su madre.

En el club estaba rodeado de guardaespaldas específicamente para mantener apariencias, y no llamar la atención. Yurio fue testigo de la fuerza del azabache cuando en una ocasión llego con el aroma de una omega de su trabajo, aunque la rechazó no pudo evitar que su olor se le pegara a la ropa. Yuuri lo sintió.

Los celos lo cegaron y lo empujó fuertemente acorralándolo contra la puerta para olfatearlo con disgusto. El chico terminó desnudándolo y frotándose contra el cuerpo del rubio para marcarlo con sus feromonas. El omega mordió su piel dejando marcas que demoraron semanas en borrarse. Pero Plisetsky conoció una nueva faceta de su pareja aquella vez y le encantó.

Le encanta lo fuerte que es físicamente, pero adora lo sumiso que se muestra cuando está expuesto a sus feromonas de alfa. Como sus mejillas se sonrojan y sus rodillas tiemblan sin poder evitarlo. Su instinto luchando con su racionalidad para dominar el más fuerte.

El omega le enseño muchas cosas en los años que llevaban juntos y el rubio no sabía cómo expresar sus sentimientos en palabras. Su corazón estaba atado al de Yuuri por una cuerda invisible que se fortaleció con el tiempo. Pero sus almas estaban enlazadas desde el principio.

Yurio quería permanecer con Yuuri.

En cuerpo. En alma. En matrimonio. Quería unirse a él oficialmente.

Y por eso estaba nervioso. Había investigado distintos lugares adecuados para una declaración. Y decidió que simplemente se lo diría, no importaba tanto el lugar sólo con saber que el azabache aceptaría estaba bien.

Esta Noche  [YuYuu] [Yuri On Ice!!!]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora