Capitulo siete. "Misión Suicida"

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Capítulo siete.

-¡Eres un idiota! -le grité a la jota de corazones.

-Ay Alicia, nunca aprenderás ¿Verdad? -dijo el - ¿Ya me dirás si aceptas nuestra oferta? Si vienes de nuestro lado, cuando el infierno y el mal se desaté en infratierra estarás a salvo, y no morirás.

-¿Estas loco? -dije-. Eres un estúpido, ¿Esto es a lado de tu amiguita la reina roja? -le lancé una mirada de odio.

-No, ella esta muerta. Los guardias son muy estúpidos, entonces se percataron de nosotros hasta que la mate, y mientras la llevaban a algún lugar, me escape -dijo Stayne, no podía creer que estuviera enfrente de el, y mucho menos, que el fuera el que estuviera detrás de todo.

-Estas loco, ¿Tienen al sombrerero? -la voz se me corto, quería llorar.

-Obviamente -dijo el con una sonrisa enorme.

Le di una cachetada en el rostro, era la única forma en la que podía desatar mi furia. El se quedo helado, no creyó que fuera capa de hacer eso, supongo.

-Jamás lo aceptare -dije y me fui había el caballo, lo monte, pero antes de que comenzara a cabalgar, el habló.

-Si gustas considerar mi oferta, puedes dejar una señal en el tablero, eso hará que te mande una nota al castillo -dijo el, pero lo ignore y cabalgue, dejándolo.

Mientras cabalgaba de regreso a marmo real las lágrimas se deslizaron por mi rostro. Cada una iba cargada con un sentimiento enorme.

Cuando regrese al castillo todo mundo ya estaba dormido, atravesé el pasillo que llevaba a la habitación donde me quedaba. La puerta estaba al final, cuando iba a abrirla, una voz resopló.

-Alicia. ¿Dónde estabas? -voltee, y vi a la reina roja con una pijama muy elaborada, pero ya no tenía maquillaje, tenía bolsas debajo de los ojos.

-Paseando -dije y abrí la puerta y la comenzaba a cerrar, cuando la reina la detuvo, rendida entré a la habitación y después ella, cerrando la puerta después.

-Obviamente tus palabras son una mentira mal planeada, ¿Dónde te encontrabas? -dijo ella y después vio la carta de Ilosovic, diciéndome que me encontrara con el en el tablero -así que aquí estabas. ¿Qué te han dicho?

-Querían que me uniera a ellos -mi voz sonaba débil-. Stayne esta detrás de todo.

Los músculos de la reina blanca se tensaron, nunca la había visto así. Estaba enojada, y desesperada.

-¿Como es que escapo? -dije, me prepare para decirle que había muerto su hermana.- mato a... La reina roja para distraer a los guardias.

-Que desgracia, pero sabía que si no la mataba el, se suicidaría sola. Lo que me enfada es que diariamente me dan registros, y nadie me dijo nada.

Estuvimos en silencio unos instantes, se oía el viento pegando levemente en las ventanas, después de unos instantes ella habló.

-¿Y qué les dijiste? ¿Qué pasara?

-Obviamente le dije que no me uniría a el -comencé a decir -pero quiere infratierra, dice que será un infierno.

Otro silencio hubo, en el camino buscaba hallar una manera de acabar con todo, sin embargo nunca se me ocurrió nada.

-Necesito pensar, pero tu necesitas dormir -dijo la reina blanca-. Me voy, buenas noches.

Y dicho esto, se fue.

Así que me cambie el vestido color escarlata que llevaba y me puse algo para dormir. Me dirigí a la cama y llego el sueño.

Me encontraba parada, pero no lograba ver nada, todo estaba oscuro, no notaba nada.

Pronto una luz lejana, no... Eran tres. Tres luces lejanas comenzaron a descender hacia dónde me encontraba.

Eran tres hombres, ninguno se daba cuenta de mi existencia, y al bajar la mirada a mis palmas seguía sin ver nada.

Seguían descendiendo.

Comencé a alzarme, como si flotara. Pero al darme cuenta subía escaleras, no las veía pero las subía.

Cuando vi debajo, donde las tres siluetas se encontraban, note que cada una traía una vela, pero desprendía una luz azul clara como el agua.

Los tres formaban un triángulo, cada uno era una esquina. Y después, sentí como llegaba a la orilla de algo, y me lanzaba.

Caía, con una rapidez impresionante, y justo antes de llegar al suelo...

Desperté bruscamente, me levanté sentandome en la cama y después tocando el suelo con los pies.

Después de hacer mil cosas, logre volver a dormir. Y esta vez no soñé, simplemente dormí. Descanse más que muchas veces antes. Y para cuando el sol salió, yo ya había despertado.

Baje a desayunar, después fui a ver al conejo blanco el cual ya estaba mejor, y después de ir a mi cuarto, darme una ducha y ponerme un vestido con encaje color Esmeralda que se encontraba en el armario de mi habitación, baje a buscar a la reina blanca.

En el sueño, estaba convencida de que iba a hacer, así que eso haría, para salvar infratierra.

La busque por muchos lugares, y después de no encontrarla le pregunte a un guardia donde se encontraba.

-¿Su nombre? -dijo el hombre con armadura.

-Alicia Kingsley -dije, el guardia reviso en una lista, logre ver mi nombre, al igual que el me halló, y después el hablo.

Me dijo donde estaba la reina. Así qué emprendí mi camino, al llegar, era una habitación no muy grande, mediana. Abrí la puerta de madera y ella se encontraba pensando sentada. Y sabía que pensaba.

La reina volteo y me vio. Pero no dejo su lugar. Así que entre, y mientras lo hacia, ella habló.

-No hallo nada Alicia, podríamos hacer que todo el reino pelee, pero están ocultos, y no sabemos donde. Peleamos ciegos.

-Se que haremos -dije suavemente.

-¿Como? -contesto ella y se levantó de si silla y caminó hacia mi.

-Me infiltraré con ellos, me pidió pasarme de su lado, así que eso haré. Entrare en dónde estén como una aliada, sacare información, e intentare hacer algo desde dentro.

-No puedes hacer eso Alicia... Pones tu vida en peligro -contestó ella.

-¡Si puedo! Es la única manera.

-No te dejare hacerlo Alicia, es complicado y peligroso, demasiado. Es solamente una misión suicida.

-¡Ah! Es la única forma -dije y azoté la puerta detrás de mí.

Me dirigí al cuarto donde me encontraba, y me acosté. Estaba frustrada, habían ya demasiados ataques, y nosotros seguíamos de brazos cruzados.

Sin pensarlo dos veces, abrí la ventana. Estaba en un segundo piso, no sería complicado, así que me lancé por la ventana.

Aterrice fuertemente, caí y rodé. El dolor atravesó todo mi cuerpo. Pero ya estaba en el pasto, fuera de la estructura.

Camine al establo, vi mi caballo. Lo monte. Comencé a cabalgar.

Mi cabello dorado volaba detrás de mi, mi vestido se levantaba y me entraba aire, circulaba en mi.

Pero era la adrenalina la que abundaba mi cuerpo. Me infiltraría en el bando opuesto, buscando que me creyeran y luego, destruirlos.

Alicia en el pais de las maravillas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora