El tiempo pasaba, y una gran noticia alegró a Sergey más de lo que nada le podría haber alegrado.
Chicos, como este es vuestro último año en este colegio, hemos organizado un viaje de fin de curso. Bueno, como todos los años - dijo Caleb.
Toda la clase se puso a gritar eufórica.
Tíos, un viaje, eso es algo muy grande - dijo Sergey.
En los viajes siempre pasan cosas memorables y épicas. Sea a donde sea voy a ir, sin duda - dijo Mónica muy emocionada.
Supongo que tendré que llevarme la Nintendo para el avión, esta pro tiene que practicar hasta de vacaciones, que luego me bajan de liga y eso no me gusta nada - dijo Jill.
Os adelanto que me pido en la misma habitación que Sergey - dijo Kayn.
De todas formas, dudo que nos dejaran ponernos con chicas, Kayn - dijo Sergey.
No, divertios en vuestro cuarto. Haré fanfics de vuestro shippeo - dijo Mónica.
¿Qué harás que de nuestro qué? - preguntó Kayn, confuso.
Nada, déjalo. La otakulife de una fujoshi es muy dura... - dijo Mónica llevandose la mano a la cara.
Me da miedo saber que estás diciendo - dijo Sergey.
Pues explícame que está diciendo - dijo Kayn.
Básicamente dice que escribirá historias de nosotros como si fuéramos novios - dijo Sergey, justo cuando toda la clase se calló.
Todos miraron a Sergey, y este se sonrojó.
Eh... Hablabamos de shippeos y de fanfics... y de eh... la otakulife y el yaoi... y esas cosas y... ¿no hace un poco de calor aquí? - dijo Sergey poniéndose rojo y soltando una risa nerviosa.
La clase le miró con más extrañeza que antes.
¿Se puede saber que demonios acaba de decir? - preguntó un chico.
¿Cómo puedes ser tan bruto de no saber que significa shippear, los fanfics y el yaoi? - preguntó Talía.
Eh... yo tampoco lo sé - dijo otra chica.
Mira, el HayaRyu es más canon que mí existencia - dijo Hipatia - en mis ratos libres busco fanarts suyos y hago fanfics.
Tía, yo también - dijo Talía - un día de estos tenemos que rolear. Me pido Hayato.
¿Ves? Te dije que no era la única que roleaba de aquí - le susurró Mónica a Sergey.
Chicos, sigo aquí, eh. Pero tranquilo, tomaos vuestro tiempo - dijo Caleb.
Caleb siguió dando la clase, pero prácticamente todos los chicos seguían hablando sobre el viaje.
Mónica no puedes shippearnos, no somos canon - dijo Kayn.
Hasta hace un segundo no sabías ni que era shippear. ¿Como demonios sabes que algo es canon? - preguntó Mónica
Pues... me lo acaba de decir Sergey - dijo Kayn.
Por ahora no es canon. Pero tiempo al tiempo, que los mejores shippeos son los que tardan en forjarse - dijo Mónica con aparente ilusión.
Tía, estás loca. A Sergey le gusta evidentemente Talía - sonrió Jill.
¡Eh, eso no es cierto, no seas mentirosa! - le dijo Sergey en un leve tono de cabreo y poniéndose rojo.
Tío, estás más rojo que un tomate. Te delatas a ti mismo - le dijo Jill para chincharle.
A mí no me gusta nadie. Bueno, por ahora - dijo Sergey.
En ningún momento Sergey se había parado a pensar en si le gustaba alguien. Talía era guapa, sí, pero no le gustaba. ¿Hipatia? No. Aunque es simpática. ¿Penélope? No, ni de coña. A medida que avanzaba el día, Sergey iba estando más confuso.
Tío, Kayn, ¿a ti te gusta alguien? - le preguntó Sergey en voz baja.
No. ¿a qué viene eso ahora? - preguntó Kayn.
Es que lo que me dijo antes Jill me dejó comiendome la cabeza - respondió Sergey.
¿El qué? ¿Qué te gustaba Talía? Sergey, lo dijo de broma, creo que estás dándole demasiadas vueltas al temita - dijo Kayn.
Puede ser... Pero pienso en todas las chicas que se me ocurren, y no sé si me gustan o no. ¿Como sé si alguien me gusta? - preguntó Sergey.
No solo pienses en chicas entonces, piensa también en chicos. Y bueno, supongo que cuando te guste alguien ya lo sabrás - sonrió Kayn.
¿Que piense también en chicos? - preguntó Sergey, ignorando la segunda parte que le dijo Kayn.
A ver, no tiene por qué necesariamente gustarte una chica, también pueden gustarte los chicos - respondió Kayn.
¿Y como sé si me gusta un chico? - preguntó Sergey, muy confuso.
Pues como si te gustara una chica, pero con un chico. Y yo que sé, Sergey - dijo Kayn, sin poder darle una respuesta total a su curiosidad.
¿Y a ti te gustan también los chicos? - preguntó Sergey.
Hoy estás muy preguntón, ¿no? - respondió Kayn.
Bueno... Un poco - sonrió Sergey.
Bueno, no me gustan los chicos. O al menos, por ahora no me ha gustado ninguno - dijo Kayn.
Sergey fue a abrir la boca, pero el sonido de la campana que indicaba el recreo les interrumpió.
Todos los chicos salieron, menos Sergey, que se acercó a la mesa de Caleb.
Oye, Caleb, ¿puedo hacerte una pregunta? - preguntó Sergey.
Claro, dispara - respondió Caleb.
¿Cómo sé cuando empieza a gustarme alguien? - preguntó Sergey, sonrojandose un poco.
Vaya, es la primera vez que un alumno me pregunta sobre amor - sonrió Caleb - sientes que el tiempo se pasa volando junto a esa persona, es como una conexión.
O sea, ¿es como un amigo? - preguntó Sergey, sin saber exactamente a que se refería Caleb.
No. Cuando estás con esa persona, lo pasas mejor que con cualquier amigo, y sientes como mariposas en el estómago - dijo Caleb.
Sigue sin quedarme claro - dijo Sergey, decepcionado con la respuesta.
Mira... Es algo inexplicable, ¿sabes? Es algo que solo se puede sentir... y es completamente irracional. Uno ni siquiera elige quién le gusta. A veces te enamoras de quién menos te lo esperas - dijo Caleb.
"A veces te enamoras de quién menos te lo esperas" fue una frase qué, sin saber por qué, a Sergey se le quedó grabada a fuego en su cabeza.
¿Y cómo sé si me gustan los chicos? - preguntó Sergey.
Eso ya es cosa tuya, Sergey. Tienes que experimentar con chicos y con chicas para saber cuál de los dos sexos te gusta. De todas formas, ¿A ti sexualmente te atraen los chicos o las chicas? - preguntó Caleb.
¿Que si encuentro guapos a chicos o a chicas? - preguntó Sergey.
No es lo mismo, pero básicamente sí - respondió Caleb.
Pues... nunca lo había pensado - dijo Sergey, en un estado de realización y confusión máxima.
Sergey se va de la clase, aún más confuso que antes, y se fue con sus amigos.
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De quién menos te lo esperas.
RomanceTodo empezó con un beso inocente... Pero nadie pudo adivinar hasta donde llegaría dicho beso.