Narra Sergey
¿Sabéis ese momento en el que todo va sobre ruedas? Pues así me estaba llendo. Estaba pasando un año espectacular, de hecho, uno de los mejores años que he tenido. Pero... Tuve que suponer que no todo sería siempre tan ideal y tan fantástico.
Ha pasado ya un año, lo que quiere decir que somos alumnos de instituto. Por alguna razón, y aún habiendo pasado todo lo que pasó en el viaje... Creo que Kayn está distante. Mucho, además. Ya no contesta nuestros mensajes, y es prácticamente imposible pararse a hablar con él. Que sea el único de los tres que esté en una clase diferente no ayuda.
Cogí mis cosas y me fui al instituto. Ya llevamos un mes de clase. Llegué a clase y vi que ni Mónica ni Jill estaban en clase, algo que me extrañó bastante ya que el profesor estaba a punto de llegar. Cuando me dirigí a mí mesa, vi que había una nota encima y la cogí. La abrí y acto seguido la leí:
"Ven al baño de los chicos en él recreo, tengo que hablar contigo"
Me extrañó, era la primera nota así que recibía. Me fijé en que estaba la firma de Kayn, y mi rostro se tornó serio, pero a la vez alegre. ¿Me explicaría de una vez que le pasa?
Sergey, atienda, ya estoy en clase - dijo seria la profesora mirándome fijamente.
No voy a mentir, me asustó. Guardé la nota en mí mochila y saqué mis cosas. Luego, solo me dediqué a fingir que atendía mientras pensaba en la nota y en por qué ni Jill ni Mónica habían venido, últimamente estaban faltando casi siempre a primera hora. Cuando tocó el timbre y se fue la profesora, entraron Mónica y Jill acompañadas de otros dos chicos. Me acerqué y les pregunté por qué llegaron tarde.
¿Y a ti qué te importa? - dijo uno de los chicos en todo despectivo.
¿Quizás porque son mis amigas? A parte, no te pregunté a ti - respondí con asco.
Ehh, no os peleeis. Acabamos de llegar ahora, estábamos desayunando por fuera - dijo Jill sonriendo.
Pues si que tardaron - dije en tono jocoso.
¿Dio alguna cosa importante la profe? - preguntó Mónica.
No, no realmente. Solo empezamos el tema - respondí.
Genial. Ya puedes irte, Sergey - dijo el otro chico.
No sí, ahora voy a tener que hacerle caso a dos tíos que no conocía hasta ahora - dije con más tono de asco que antes.
Eh, tampoco trates así a Jhonny - dijo Jill ofendida.
Ehhh, ¿perdona? Es él quien me está faltando el respeto, no yo a él - respondí empezando a cabrearme y confuso.
Venga Sergey, disculpate... - dijo Mónica.
La miré incluso más confundido que antes y le grité - No sé qué coño os pasa a todos conmigo últimamente, pero tampoco voy a ser yo el único tonto que ponga de su parte.
Acto seguido, me salí de la clase y me encerré en el baño. Lloré de la impotencia. ¿Qué cojones les estaba pasando a todos conmigo? ¿Es acaso problema mío? Tras un rato, me sequé las lágrimas y justo cuando me iba a ir a clase, entró Kayn en el baño.
Sergey... ¿Estabas llorando? - preguntó Kayn asustado.
No sabía que ahora te importara lo que me pasara - dije intentando no volver a llorar.
Claro que sí me importa Sergey... Me importas. ¿Es que no recuerdas lo que pasó en el viaje? - preguntó Kayn.
Claro que lo recuerdo - dije volviendo a llorar - no creo que me vaya a olvidar de ello tan fácilmente... Pero parece que tú te has olvidado de mí. Como todos al parecer.
No Sergey, es que... Espera, ¿como todos? - me preguntó Kayn.
Sí joder, sí. Primero tú, y luego Mónica y Jill. Pensé que eramos grandes amigos... Aunque quizás era yo el único que lo pensaba - dije intentando dejar de llorar.
Joder Sergey... Yo... - dijo Kayn, que parecía haberse quedado sin palabras.
Me hiciste pensar que eras diferente a los demás... - dije con lástima.
Y lo soy, Sergey... Lo soy - dijo Kayn poniéndome una mano en el hombro.
Pues demuéstralo, porque de poco sirve hablar si luego no lo cumples - dije mirándole.
Te juro que a partir de ahora las cosas serán diferentes, Sergey - dijo dándome un abrazo.
Eso espero - dije sin devolverle el abrazo.
Ya lo verás - dijo convencido.
Dejé de llorar, y sonreí.
Así estás mucho mejor - dijo sonriendo.
Gracias - dije sin poder evitar sonreír.
Se me acercó y me besó. Cuando se apartó, me lancé yo a devolvérselo y estuvimos así un rato.
¿Para qué querías que viniera en el recreo? - Le pregunté cuando paramos.
Quería disculparme por casi haber desaparecido... He sido gilipollas y jamás me imagine a Mónica y Jill tan distantes. No me imagino como lo tendrás que estar pasando - dijo Kayn.
Y justo tocó la alarma que indicaba el cambio de hora.
Hablamos más tarde - me dijo.
Le sonreí y me fui a clase.
Ya en clase, me senté más aliviado, y se me acercó Hipatia.
Oye Sergey, ¿estás bien? El profe no te puso falta porque le dije que tenías un problema emocional, espero que no te importe que se lo haya dicho - dijo ella.
Oh, muchas gracias. Y sí, estoy mejor que antes, pero... - pausé mientras miraba a Mónica y a Jill, que no parecían ni inmutarse de que había llegado a clase.
Hipatia miró al mismo lugar que yo.
Olvidalas, te trataron como a un desconocido o a un loco - dijo ella.
No es tan fácil, hemos vivido muchas cosas juntos y... - dije hasta que me interrumpió
¿Y qué? Los amigos no se tratan así bajo ninguna circunstancia. Oye, si no tienes a nadie con quien ponerte en el recreo, puedes venir conmigo. Estoy seguro de que con los que me pongo no les importaría una persona nueva... Y menos si es tan guapo - dijo sonriendo.
Gracias - sonreí - lo tendré en cuenta.
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De quién menos te lo esperas.
RomanceTodo empezó con un beso inocente... Pero nadie pudo adivinar hasta donde llegaría dicho beso.