Al borde del lago

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Los licántropos que corrían delante mía en el más absoluto silencio frenaron de golpe, casi choqué con ellos. ¿Qué había ocurrido? ¿Nos habían pillado?¿Habiamos llegado a su territorio y teníamos que buscar un escondite? Miré hacia Carlos, en su cara se veía asombro pero no miedo. El resto de lobos volvieron a su forma humana y yo también. Avance un poco entre la manada y me coloqué al principio junto a mi padre.

Nos encontrábamos escondidos entre los árboles de la cima de una sierra, y a su falda, un lago de aguas tranquilas y oscuras ,menos por el brillo del reflejo de la luna llena, que ya empezaba a nacer en el cielo oscurecido, ya que estaba atardeciendo. El lago era hermoso y su reflejo de la luna me imnotizaba ligeramente. Desde tan lejos no pude ver quienes se encontraban en el borde del lago, pero estaba claro que eran los Nix. No parecían haber muchos, estarían escondidos. Escondidos, podían estar a nuestro alrededor ahora mismo.

-Todos sabéis lo que tenéis que hacer, matadlos a todos y salvad a mi hija.(Dijo mi padre intentando hacerse el fuerte)

-Es una niña pequeña, 1'45,  de pelo negro y ojos oscuros (dije para que la pudieran reconocer)

-Preparaos, vamos ya!

Vi como todos corrían colina abajo, cuando todos habían bajado, cogí a Carlos por las muñecas.

-Te quiero, siempre te quise, siento no haberlo demostrado, siento no haberme dado cuenta de a lo que podríamos haber llegado, siento no haberte hecho feliz como debía y como quería. (Le tenia que decir todo lo que sentía, podiamos morir)

-Julia..... (en sus ojos se notaban todos esos sentimientos, todos sus miedos por lo que iba a ocurrir)

Me besó, y entre beso y beso me dijo «No te quiero, te amo» Dejamos atrás el beso y con una sola mirada lo supimos, teníamos que ir a la guerra, era el momento. Los dos corrimos colina abajo donde la guerra ya había comenzado, de entre los árboles salían más y más licántropos, unos luchaban en su cuerpo humano y otros en su cuerpo salvaje. Un miedo se apoderó de mi, por Lucia ,por Papá, por Carlos y por mí. Pero ya ni había vuelta atrás, era el momento de ir a por todas. Corrí mientras me transformaba y me lanzé al cuello del primer atacante que se enfrentó a mi, me sentía más viva que nunca.

Las verdades de la nocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora