Infierno

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El ángel miró con desprecio a Marcos.

-¿Quién ha osado llamarme?

Su gloriosa voz penetró mi cabeza.

-Yo

Dijo Marcos vanidosa mente.

En un vago intento por apartar la mirada de tan glorioso ser, que cegaba mi vista, vi que mi padre estaba de rodillas admirando con lágrimas en los ojos a mi hermana, ella no dejaba de sangrar, pero su pequeño cuerpo ya no se movía. Sus brazos estaban extendidos sobre el altar , ambos bañados en sangre. Su cabeza estaba levemente girada mirando hacia mi padre. Estaba muerta, ni me lo creía y todo había sido por mi culpa, si no hubiera estado tan atenta a mi misma y a mis estúpidos sentimientos, ahora mismo ella no estaría aquí, ni yo tampoco.

-Te ordeno que me hagas mas poderoso, deseo los poderes del infierno con la libertad de la tierra y la belleza del cielo.

-Que tú me ordenas, tu crees que puedes ordenar a un servidor del señor. Licántropo engreído, creías que como tus antepasados nos invocaron una vez y salieron ganando. (En su voz había desprecio y humor) Lo hicimos porque hacia la podríais controlar mejor, era una forma de que estuvierais controlados, ni si quiera nos invocasteis , nosotros nos aparecimos. No valéis nada y tú, tú menos aun.

Las palabras que dijo claramente se clavaron en el frío corazón de Marcos.

-Pero yo creía....

-Tú creías, tu creías. Tu no crees nada. Si tanto deseas tener los poderes del infierno los tendrás, pero sin la libertad de la tierra.

Dijo amenazantemente. Y entre las manos del ángel apareció un arma, un arma del cielo, que lanzó con precisión hacia donde Marcos se encontraba y este quedándose quieto el arma le atravesó, haciendo que desapareciera y que se escuchara un grito mientras claro estaba su alma caía en el mas oscuro vacío hacia el infierno.

Las verdades de la nocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora