Capítulo 3. Con las ganas

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Barcelona

La catalana se encontraba desubicada. Por un lado desearía parar el reloj, que esas agujas se mantuvieran quietas, volver a la normalidad, pero por otro lado desearía que llegase la hora de volver a la academia, ya mismo.

Tenía mucho miedo, sabía que lo que estaba viviendo allí no iba a durar para siempre, sabía que se terminaría acabando, y sin embargo no entraba en ella esa idea. No podía creerla cierta. Les necesitaba en su día a día. Sobretodo a él, de quien se había estado acordando todo el día anterior. ¿Cómo habría pasado la Navidad? ¿Habría estado Graciela con él?  Necesitaba saberlo, no sabía muy bien porqué pero necesitaba saberlo.
Pensándolo bien, si que sabía porqué, aunque se odiaba por saberlo. Necesitaba saberlo porque creía que los sentimientos que les unían comenzaban a ser diferentes.
No sabía si era cosa suya, Amaia le decía que no. Que no era solo cosa suya. Desde que mantuvieron esa conversación a altas horas de la madrugada se habían convertido en cómplices. Aitana le comentó que se sentía demasiado unida a Luis, que necesitaba encontrarle cuando paseaba por la academia y que le encantaba que él la buscase. Ambas bromeaban con la canción de Zahara, pero no era ninguna broma. Estaba realmente confundida. Recordó entonces las palabras de su amiga; 'creo que no eres la única que está confundida'. ¿Sería verdad? A veces así lo creía. Pero otras... Otras volvía a pensar que Luis nunca la había visto de una forma diferente a su  hermana. ¿Hermana? Maldita la hora en la que así se llamaron.

Volvió a sacudir su cabeza. No, no, no, Aitana. NO. Tú estás con Vicente, no has parado de nombrarle durante todo el concurso. Estás con él y solo estás confundida. Pero la noche que acababan de pasar juntos la había confundido todavía más. ¿Había cambiado ella? No lo entendía. Tres meses atrás sólo quería pasar todas las noches a su lado. Y ahora, ahora esta noche le había sobrado. ¿Hablaba con él? Seguía durmiendo, pero no. No podía hablar con él. ¿Qué iba a decirle? Si no se entendía ni ella.
Mientras que iba pensando en la absoluta negación de hablar con Vicente, sus manos, independientes a sus órdenes, abrían la puerta donde se encontraba su todavía novio. Cuando este se percató, colocó rapidamente el móvil sobre la mesilla, colgando la llamada previamente. Aitana se extrañó.

-¿Con quién hablabas?
-Nada, con nadie. Que pronto te has despertado ¿no?
-Si. ¿Con quién hablabas?
-Con Fran- Mintió él- Quería saber si estaba libre por la tarde. Ya le he dicho que no. Que quiero estar contigo hasta que te marches
-Vicente yo... No se si es buena idea...
-¿Qué?
-Me encuentro rara...
-¿Conmigo?
-...
-Es normal. Yo también. Es mucho tiempo sin vernos. Pero nos seguimos queriendo igual ¿no?
-Si- No mentía, le quería. Le quería de verdad, aunque sintiese que lo hacía de una forma diferente a hacía  3 meses
-¿Hay algo que me quieras contar?
-No
-¿Seguro?
-Si
-¿Sabes algo de Cepeda?
-¿Qué? - Se extrañó al oir esa pregunta
-¿No es tu mejor amigo? Es raro que no te haya llamado
-Bueno. Yo tampoco lo he hecho
-Ya. Pero tus sentimientos hacia él son diferentes
-¿Qué dices?- Aitana no sabía si quería entender a lo que se refería su novio
-Pues eso hija, que no hay que ser muy listo para saber que él no te mira con ojos de amigo. Pero bueno, después de tres meses encerrado lo entiendo. Suerte que ahora habrá estado con su novia y se le habrán quitado las tonterías
-Mira, me está dando mucha rabia esta conversación. No me has preguntado absolutamente nada sobre mi, ni sobre mis compañeros, y vienes a hablar de esta forma sobre Luis
-Que no, Aitana, que no. Que no lo digo a malas ¿vale? Ya está. Sólo digo que quizá deberías hablar con él y dejar las cosas claras
-Vete a la mierda

Aitana salió de la habitación y se dirigió al balcón. Necesitaba coger aire. Tenía miedo por lo que se estuviese comentando fuera, si Vicente le había dicho todo aquello era porque se había percatado de algo. Pensó en Luis. No quería joder la relación con su novia. Sabía que cuando entró en la academia las cosas con ella no iban del todo bien. Sabía que él la había estado esperando en la estación pero que ella no apareció. Y desde entonces no supo nada más. Pensó en lo que le había dicho Vicente. 'Si fuese tu amigo te hubiese llamado'. Sintió rabia, mucha rabia. ¿Por qué no la había llamado? Aitana se moría por hacerlo, pero no quería resultar cría. Seguro que él no había pensado ni un segundo en ella.

Por ti estaréDonde viven las historias. Descúbrelo ahora