Capítulo 1 - Parte 2

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Aunque las luces del rotulo del hostal estaban apagadas conocía demasiado bien aquella casa, quien había sido su dueño había sido la única persona que se había molestado en emplear al niño rebelde del pueblo. No era un buen trabajo en cuanto a sueldo y no porque el no quisiera pagarle, sino porque el hostal nunca había sido un gran negocio en el pueblo y al final terminaba poniéndole más dinero que el que le reportaba. Pero el señor Hawk era bueno haciendo chapuzas y reparaciones en las casas, el tipo de arreglos que a la gente del pueblo le daba pereza realizar y que no le importaba pagar por que otro se tomara la molestia. Por eso le sorprendió descubrir un desconchón que se apreciaba incluso en penumbra en la pintura de la fachada principal.

Más le sorprendió a un la persona que acudió a la llamada del timbre de la puerta principal. Ya que esperaba al señor Hawk y no a su hija, Sally. Algo mas joven que él la joven salió a recibirle en pijama y bata, él típico pijama cómodo y calentito con estampado de dibujos y una bata rosa, de esas viejas pero tupidas. Llevaba las largas trenzas africanas recogidas en un moño y eran evidentes las ojeras marcadas sobre su piel tostada. Estaba más delgada de como la recordaba y su rostro había madurado. Aun tenía la boca carnosa y la nariz recta, pero se había alargado su rostro y los pómulos marcaban su expresión que al verle frente a la puerta se volvió ceñuda. Estaba claro que no era a quien esperaba ver a las puertas de su hostal a esas horas, normal teniendo en cuenta que diez años atrás cuando se marcho dijo que lo hacía para no regresar.

Por la forma en que le recorrió ella con la mirada tampoco debía tener el mejor de los aspectos. Llevaba la barba tupida y aunque se la había recortado antes de dejar el hospital estaba algo descuidada. Llevaba el pelo casi a media melena peinado para atrás, con los laterales del cráneo* muy corto. Su nariz seguía siendo fina y recta, al igual que sus ojos seguían siendo de ese color oscuro casi negro. En si pese a las ojeras seguía teniendo el rostro de niño bueno, un rostro con una sonrisa franca que no dudo en utilizar para ablandar la mirada dura de la hija del señor Hawk.

-Anda pasa.-Claudico ella.- Alexander me aviso que vendrías, aunque no te esperaba ya a estas horas.

-¿Y tu padre?-pregunto, mientras le seguía al interior de una cosa que conocía demasiado bien.-Me encantaría saludarle.

-En una residencia, interno, el Alzheimer le ha dejado postrado en una cama completamente. Puedes acercarte a verle, pero no te reconocería. No me reconoce ni a mi.-No necesito al demonio de su interior para notar el amargor y la impotencia de Sally ante su situación familiar. Se sintió culpable por haber preguntado.

-Lo lamento.-dijo con sinceridad, sin añadir nada más.

-Te calentare lo que sobró de la cena. Seguro que estas hambriento.

La acompañó hasta la cocina, atravesando la casa hostal, encontrando todo mas o menos lo recordaba. El salón que no utilizaban y que seguía amueblado para recibir a los futuros huéspedes, con los grandes sofás y el viejo, pero gran televisor que raramente se había utilizado. El comedor con los grandes bancales y el acceso a la gran cocina, pensada para servir grandes comidas pero que al final solo había servido comidas para la familia. Era raro que llegaran visitantes a Crossford y por lo que el sabía el hostal nunca había estado lleno. Pero era el sueño del señor Hawk y nunca le había importado trabajar duro para mantenerlo. La pregunta era como Sally estaba pudiendo mantenerlo.

Los muebles y electrodomésticos eran antiguos, aun así estaban limpios y cuidados. Madera de pino y granito, con un estilo que ya no aparecía en las revistas de decoración. El tomo asiendo en uno de los taburetes de la isla central, la cual tenía armarios en su base y ejercía de mesa de comedor para la familia. También las pareces de su alrededor estaban llenas de encimeras, armarios y demás instrumentos. Dejo el petate en el suelo mientras Sally sacaba del frigorífico las sombras y las metía en el electrodoméstico más moderno de la sala, un microondas que aunque no era nuevo del todo no era lo más nuevo de la habitación. También saco una cerveza que abrió y colocó frente a él.

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