Capitulo 5 | Lo siento.

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Flash estaría celoso de Revis. De eso, el de ojos azules estaba seguro. Porque correr desde el centro del pueblo hasta la parte oeste, donde se encuentra su casa, era un record de proporciones épicas.

Llego tan rápido a su casa que el trayecto lo que dejo sin aire en los pulmones. Rezo en silencio pidiendo gracias a quien sea que gobierna el mundo que no era el quien sufría de asma, ese papel era de James. Sin embargo se reprendió mentalmente (adjuntando con una auto cachetada) por ser tan egoísta a raíz de la enfermedad de su hermano.

Cuando el mentiroso abrió la puerta de su hogar con el más mínimo silencio y delicadeza, registró el pasillo y las luces que estaban prendidas; la puerta ya estaba cerrada para cuando agudizó su oído su hogar estaba en silencio. Y ese silencio era molesto.

— ¿Estas asustado?

Revis cerró los ojos con fuerza, y lucho airadamente por contener las lágrimas. Un pavor perverso invadió su cuerpo y se dejó temblar Como una parálisis mortal su cuerpo sufrió de una manera súbita un intenso miedo. Mordió sus labios con fuerza, corrompiendo así la piel delicada de su boca. Sin embargo, en la imaginación de Revis, en su mundo interno todo era diferente. Él estaba en el fondo de mar. Las aguas se movían con lentitud, y Revis estaba ahogándose.

Él es Revis Winder, y esta aterrado.

— Oh. ¿El pobre pequeño esta tan asustado que no puede moverse? —dijo Bill, quien este estaba delante sus ojos, observándolo con atención. El hermano mayor acomodo mejor su espalda que descansada vulgarmente sobre la pared del pasillo, al lado de la puerta.

Bill era la réplica exacta de Revis pero con más años de edad. Con el cabello negro aplastado y despeinado, los ojos azules brillantes y ese característico semblante travieso de los Winder. Pero, Bill carecía de la suave caricia de la juventud y del aire de la inocencia de la niñez. 

El cable del foco de luz se tambaleaba lentamente como el péndulo de un reloj antiguo; el lugar parecía lúgubre gracias a que la luz se movía con el movimiento y Bill, por desgracia, era el causante de aquello... soplando el foco que le llegaba a la nariz. Bill era muy alto. O al menos para Revis.

El mentiroso tenía el corazón encogido, la mente en blanco, los sentidos nulos, y por esta vez en su vida no podía huir. La escapatoria no era una opción. Nunca lo ha sido en la vida de Revis, pero si era la más eficaz.  Pero allí estaba el mentiroso, confrontando al peor de sus problemas, al más temible de todos. Al parecer, después de todo siempre tenemos que hacerle frente a nuestros más grandes obstáculos

— Dime, pequeña inmundicia. —pregunto el mayor. — ¿Porque has llevado tarde?

Revis, mientras abría los ojos comprendió en donde se había metido. No ingresó a su casa, había entrado en el infierno y sus ojos no miraban a su hermano... estaba observando a un demonio.

Su mente se aclaró, y el ya no se ahogaba en las aguas suaves en cambio había salido a la superficie. Solo basto con el ceño fruncido de su hermano, para que el mentiroso se diera cuenta de todo. El miedo no le abandono, es más siguió ahí. Oculto. Permanente. Latente. Pero Revis trato de ocultarlo tratando de utilizar la mejor arma jamás creada.

Su juego de palabras.

El único juego que él era el maestro, y donde no perdía nunca.

Él es Revis Winder, y siempre gana.

 

— Cosas de la escuela. —murmuro el mentiroso. Su mirada desafiaba a los otros ojos azules y en ese momento dejo de temblar para analizar que podía ejercer para escapar de algún modo.

El Mentiroso.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora