Capitulo 4

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No hizo ningún esfuerzo por mitigar esas sensaciones, al contrario, las estaba disfrutando, podía notar como todos los vellos de su piel se erizaron al sentirlo tan cerca, ese aroma que despedía él junto a la manera en que la tenía sujeta de la cintura causaban tantas emociones en ella que le fueron difíciles de procesar, era inexplicable como ese momento no le producía ninguna pizca de culpabilidad, acababa de terminar su noviazgo aunado a que una de sus mejores amigas tenía un interés romántico por el hombre que estaba a centímetros de su cuerpo y aún así podía afirmar con toda seguridad que su nuevo compañero le atraía ¿Por qué rayos su mirada tenía que ser tan intensa e hipnotizante? ¿Por qué toda esa aura misteriosa que envolvía a Ouji la mantenían casi en un trance? ¿El sudor acrecentado en sus manos, además de ese estremecimiento en su estómago eran un mal o buen augurio? No lo sabía en ese instante, mucho menos le interesaba, era una muchacha aventurera y el beso de esta mañana no fue suficiente, no le había dado tiempo a degustar con plenitud de sus labios, de ese sabor a menta mezclado con tabaco que emanaba de sus fauces a escasos centímetros de su boca.

Vegeta la atrajo más a él al sentir la respiración de la peliazul agitada apretando el agarre en su cintura, no dejaba de mirar su boca teñida de algún labial rosa encontrándola apetecible no sólo a esa parte, además de sus carnosos labios entre abiertos cuando ella cerró sus ojos, estaba encandilado con su fino rostro, esa chiquilla era de pies a cabeza una exquisitez, belleza y delicadeza juntas. Estaba a su merced y sin nadie alrededor, el joven no era un hombre con honradez cabal y si ella estaba dispuesta a entregarse como las tantas otras que pasaron por él no pondría objeción alguna, no se lo pensó más para acercarse más hacia la hembra que se mostraba en total disposición por lo que no dudó en saborearla cerrando sus ojos anhelando probar su sabor y sentir su rugosa lengua palpar la suya.

- ¡¿Bulma, ya la encontraste?!- el grito de Zuno interrumpió el intenso momento, la pelirroja había llegado un tanto desorbitada, le tomó unos momentos procesar lo que ahí estaba pasando cuando sus ojos azabaches se posaron en la pareja que estaba muy junta, parpadeó un par de veces deteniendo sus pasos frente a los chicos hasta que su cerebro captó e inmediatamente sintió culpabilidad, había llegado en mal momento frenando el instante romántico en el que su mejor amiga estaba con el chico nuevo. Últimamente se aparecía en los lugares en los que no debía estar y veía cosas que no debía por lo que se maldijo por ello, pero ya había abierto la boca así que no había vuelta atrás, comenzó a subir un par de escalones al encuentro de los jóvenes para hablarles más de cerca.

-¡Zuno!- exclamó la peliazul en un carraspeo agrandando los ojos, los balbuceos que emitía su boca no dejaban escapar ninguna palabra entendible en sí, su lengua se había anudado y en una situación tan obvia su mente no proceso ningún diálogo en sí. La ojiturquesa miró con asombro a la chica y por inercia, sus pies retrocedieron unos pasos hacia atrás, se tambaleó sintiendo descender olvidando que estaba en los escalones del extremo derecho de los asientos, para su fortuna su compañero seguía con su firme agarre consiguiendo por segunda vez que la muchacha no cayera por estos.

- Que tonta.- susurró soltándola una vez que la recargo en la pared dejándola sola comenzando a bajar los escalones, esta vez tampoco había tenido suerte pero ya habría otras oportunidades.

- Perdón, es que los muchachos nos esperan y creo que necesitan hablarle de algo importante a Vegeta antes de irse.- explicó con la voz entrecortada cuando Ouji pasó por su posición ignorándola.

- Date prisa quiero ir a casa.- demandó el muchacho deteniendo sus pasos cerca de la puerta de salida de emergencia, cruzó sus brazos dándole la espalda y agregó.-Tú me trajiste así que tú me llevarás.- la voz autoritaria y con esa pizca de arrogancia enfurecieron a la chica de cabello turquesa, ahí estaba otra vez el tipo engreído, no podía verlo al rostro, pero intuía que el muy maldito sostenía una sonrisa airada escondida bajo su rostro inmutable. Luego de sus palabras, Vegeta salió por la puerta dejando solas al par de mujeres, Bulma había logrado componerse y ahora descendía junto con Zuno, la pelirroja sintió enseguida un deje de molestia en el entorno de su amiga, además de que no había dicho palabra alguna.

"Cuando cae la noche"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora