II.

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salí de la escuela junto a mariel, mi mejor amiga. hoy vendría a comer a mi casa, como casi todos los días.

—¿no hablaste más con él? —me miró fijamente.

—no. creo que se enojó porque nunca tenía tiempo para vernos. no se que quiere que haga —suspiré.

—¿querés que hable con el?

—no, que se maneje —solté mientras abría la puerta de mi casa.

cuando entré me quedé inmóvil, junto a mariel. ¿qué hace paulo acá?

—te vinieron a visitar lena —mi mamá sonrió de lado. yo la fulmine con la mirada.

deje la mochila ahí y me acomode el uniforme. me senté a su lado. mariel se fue junto a mi mamá.

—¿qué querés?

—pedirte perdón. fui un bobo, no te supe entender y fue horrible de mi parte —me miró fijamente.

—¿para eso venís a mi casa? haceme el favor y andate. te acompaño hasta la puerta —me paré y paulo también.

caminamos hasta la puerta y cuando la abri, salimos a la vereda. el me intento dar un beso, pero yo le corrí la cara.

—perdón —se fue.

iba a subir los escalones de mi casa pero un auto frenó junto a mí. me di vuelta.

—una pregunta —me acerqué lo suficiente como para escucharlo o como para correr según la ocasión.

—¿si?

—¿acá vive una tal cielo? —era la misma voz que ayer.

—si. ¿necesitabas algo? —el hombre se me quedo mirando, con cierta ternura. tenía un poco de barba, unos labios gruesos y una linda sonrisa. era lindo, si.

—no nada, nos estamos viendo —aceleró y se fue. ¿nos estamos viendo?

entre a mi casa, allí estaban esperándome mi mamá y mariel.

—necesito explicaciones, elena.

—y yo también —dijo mi mamá cruzada de brazos—. ¿quien era ese rubio lindo? —sonreí.

bastarda » dam. [2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora