IV.

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—¿qué hago acá? —me senté rápidamente en mi lugar. no se donde estaba, pero mi ropa había sido reemplazada por una larga remera de hombre y una calza.

mi pelo estaba todo despeinado y mi maquillaje había desaparecido. nacho entró, haciéndome asustar.

—¿qué hago acá? —repetí.

—buenos días elena.

—buenos días nada, decime que hago acá.

—estas acá para que te cuente la verdad. tu mamá —suspiró—, se niega a decirtela. no me quedó otra opción que esto y no creo que vos hayas venido por tu propio mérito, ¿no? —negué.

—¿qué verdad? —tome un trago de agua que estaba en una botella.

—todo empezó cuando sin querer empuje a tu mamá a la pileta. rompí su celular, así que decidí comprarle otro como modo de disculpa y podernos presentar bien. en ese momento sentí un sentimiento inexplicable. tu vieja me encantaba, elena.

—¿y qué tiene que ver esto conmigo?

—escucha. cielo y yo empezamos a juntarnos, a hacernos amigos hasta que unos sentimientos se hicieron presentes. nos empezamos a gustar. y pase nueve hermosos meses junto a su lado, sin siquiera pedirle salir por ser un boludo. me presento a tus abuelos, a paz, a todos y yo le mentí. le dije que me gustaba otra chica porque tenía miedo de lastimarla, miedo de hacer las cosas mal porque yo no sabía amar lena. y temiendo eso, conseguí algo peor, destruirla —mis ojos lo miraban fijo. él, paso una mano por su cara, frustrado—. me comporté mal con ella, hice cosas que me arrepiento como empujarla, amenazarla y..

—¿y? —dije ansiosa.

—violarla.

en ese momento todos los recuerdos de belén se me vinieron a la cabeza.

¡belén!... belén es ¿mi mamá?

mis ojos se aguaron ante la sorpresa.

—no, no puede ser.

—perdón por no hacerme presente antes, hija. todo este tiempo estuve observandote porque tenía miedo de que algo te pasará. estuve meses, ¡años! escribiendole a tu mamá para que me dejará verte y estaba en todo su derecho de negarlo.

lágrimas brotaban por mis mejillas.

¿soy producto de una violación? ¿mauro nunca fue mi padre? ¿mi mamá me quiere? ¿nacho está diciendo la verdad?

tiré la botella de agua, esta golpeó contra la pared y cayó. nacho me miró con los ojos llorosos.

—no —pase mi mano por mi pelo, enojada y decepcionada— no podes venir a mi vida de la nada y arruinarla así. no podes —lloré más. su mano tocó mi hombro, la saqué enojada—. no me toques, bestia.

me levanté del sillón y sin saber como, corrí hasta la puerta que me daba a la calle.

y ahí, corrí más fuerte.

bastarda » dam. [2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora