Capitulo 6. Sabía que te irías.

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Las copas de vino del día anterior ya hacían sobre el buro, la botella en un rincón mientras un recipiente de fresas estaba sobre la lámpara de la esquina; el día amanecia nublado, las ventanas empañadas y el calor de la recamara que aún era presente era una exelente combinación. Las sábanas aún estaban tibias y el sudor en los dos cuerpos sobre la cama también estaba presente, el joven de cabello rubio miraba a la joven morena a un lado de el con nostalgia, acariciaba su cabello y le plantó un beso en la frente antes de levantarse de la cama. ¿Podría ser posible dejar la ir algún díaSe preguntaba cada mañana desde que la conoció, tratándose de  un mujeriego como el, la respuesta podría parecer fácil pero, ella se había vuelto algo vital para el. La forma infantil en la que actúa y pide las cosas, sus berrinches inecesarios combinado con su excelente forma de llegar al éxtasis en el momento indicado, era lo que lo había enamorado.

Bajaba a la cocina en el primer piso para preparar el café y el desayuno, teniendo ya todo listo lo colocaba todo sobre una vieja charola, antes de colocar su taza sobre la bandeja tuvo una de sus "amadas visiones" soltó la taza la cual cayó al suelo y el colocó sus manos en su cabeza intentando no llorar intentando creer que esa predicción era incorrecta, levantó del suelo los restos de la taza colocando los en el bote de basura. Una pequeña figura se asomaba por la puerta con una camisa que le quedaba enorme, a tal grado que cubría sus brazos y casi sus rodillas. Una imagen muy tierna ya que la morena aún se talla a el ojo con la mano izquierda mientras bostezaba.

-Es muy temprano para despertar-dice ella en forma de regaño, pero es difícil tomarla en serio si está vestida así y descalza.

-Debiste quedarte en la cama entonces.- replicó el mientras ella se acercaba.

-No puedo dormir sin mi oso de peluche- decía coqueta a lo que el la cargo y puso sobre la mesa de la cocina evitando que pisara los retos de la taza rota.

-En eso estoy en desacuerdo, por qué si no mal recuerdo anoche tenías a tu oso y no podías dormir- la mejillas de la morena se volvieron totalmente rosadas.

- cállate! - decía golpeando le el pecho con fuerza.

El le sostuvo las manos y le plantó un beso en los labios, Dios! ¿Que haría sin ti?. Pensó por un rato mientras acomodaba sus cabellos castaños detrás de sus orejas sin dejar de verla a los ojos.

- ¿Tengo algo en la cara? - dijo ella sacando le una sonrisa - Jonh, ¿Pasa algo?.

¿Pasa algo?... Que si pasaba algo, claro que pasaba. El sabía que algo pasaba, más negaba todo pensamiento, como si eso fuera a cambiar el destino.

- No, no pasa nada - mintiendo tan bien como un mujeriego solo lo puede hacer. - ve a la cama - la cargo y saco de la cocina - levantare este desastre y te alcanzó.

- ¿En la cama o en el baño?

- Creo que seria mejor que tomarás una ducha, por que...

Palabras suficientes para que la morena saltara de sus brazos hacia el suelo y corriera al baño de la habitación, el le seguía con la mirada, viendo cómo casi tropezaba al subir por las escaleras lo cual provocó que sonriera..

- Layla... - susurro con miedo, como si se la fueran a quitar, a arrebatar. Su sonrisa se desvaneció casi de inmediato, perder a alguien como ella era como si el se perdiera otra vez, caería otra vez en sus vicios tan mundanos, dinero, vino, mujeres...

Levantó el desastre de la taza y lavo el piso, subio escaleras arriba con la bandeja del desayuno, Layla ya habia acabado de bañarse, estaba en la cama sentada con las toallas mojadas cubriendo su cuerpo mientras su cabello empapado cubría parte de su espalda y busto, unas gotas de agua caían desde  a su cabello y llegaban hasta el teléfono con el que estaba jugando. Jonh puso la bandeja sobre el buro más cercano a la cama para después quitarle a Layla el celular de las manos.

NendryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora