Narra Luca
Oh, mierda, mierda, mierda. ¿Por qué tuvo que aparecer la maldita niña por la puerta? Sarah, mi hermana pequeña, miraba hacia nosotros con sus ojos desmesuradamente abiertos. No podía dejar que se fuese, tenía que hablar con ella antes de que saliese corriendo a contárselo a nuestra madre. Por fin había llegado a un punto neutro con Carina y no tenía intención de estropearlo ahora, y menos porque mi hermana creyese que habíamos hecho algo que no habíamos hecho.
Llevándome el dedo índice a los labios indiqué a mi hermana que guardase silencio mientras me levantaba despacio, moviendo con delicadeza a Carina para que no se despertase. Se revolvió un poco, pero su sueño continuó imperturbable. Caminé hacia Sarah despacio y la guié fuera de la caseta. Una vez la puerta estuvo cerrada, encaré a mi hermana pequeña.
—Escúchame bien, no vas a decir nada de esto a mamá, ¿entendido?
Ella alzó las cejas, retándome. Vale, probablemente no debería haber comenzado la conversación así, ya que yo llevaba las de perder. Sarah se cruzó de brazos, inclinándose sobre una de sus piernas.
—Esa era la niñera de Dylan, ¿verdad? —Preguntó sin esperar respuesta de mi parte—. ¿Y por qué se supone que no puedo contarle nada de esto a mamá? Sabe que te acuestas con chicas cada dos por tres.
Lo juro, la niña a veces me desesperaba. Tenía quince años y era una completa malcriada. Por culpa de lo ocurrido con nuestro padre mi madre la permitía hacer lo que quisiera y volver a casa cuando le diese la gana. Antes no me preocupaba mucho, pero estaba entrando en una edad difícil e iba siendo hora de que la vigilase. No quería que acabase como yo, metido de mierda hasta el culo.
—Porque va a hacer un mundo de esto —traté de explicarla, rezando porque Carina no se despertase mientras estaba aquí—. No puedes contar nada de esto, Sarah.
—¿Qué ocurre? Si te acuestas con cualquier chica, está bien. Pero como es la niñera de Dylan… ¿se hace un mundo de eso?
Resoplé tratando de calmarme. ¿Cómo le explicaba a mi hermana que Carina no era una chica cualquiera? Y otra, ¿quién demonios enseñó a la niña del demonios a hablarme así? ¡Ese no era vocabulario propio para su edad!
—No me he acostado con ella —opté por decir finalmente—. Pero mamá no se lo va a creer, por eso no puedes decir nada.
Sarah rodó los ojos, claramente pensando que mentía. En serio, ¿tan raro es que haya dormido con ella sin hacer nada más? Por la cara que ponía mi hermana, sí. Sin embargo, no podía volver con Carina y sacarla de casa antes de que otra persona la viese sin cerciorarme primero de que Sarah no contaría nada.
—Tienes que prometérmelo —la apresuré—. No vas a contar nada.
—Lo que sea —bufó ella, apartándose de mi lado y volviendo hacia la casa—. No es que me interese donde tienes enterrado tu aparato.
¿Había dicho aquello en serio? Tenía que hablar con esa niña cuando antes, no podía seguir dirigiéndose a mí de aquella manera. Primero Carina me llama Mr. Idiota, y ahora mi hermana me pierde el respeto. Increíble.
Cuando regresé dentro de la caseta Carina aun seguía dormida. Miré la hora en el reloj. Aun eran las nueve de la mañana. Con suerte, después de la fiesta de ayer, su padre seguiría dormido y no notaría su ausencia. Tenía que moverme rápido si quería llevarla a casa. Me acerqué a su lado poniéndome en cuclillas y la zarandeé con delicadeza hasta que abrió los ojos, bostezando.
—¿Qué ocurre? —Preguntó, parpadeando pesadamente.
—Tengo que llevarte a casa. Venga, levanta.
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Tu + Yo = Imposible ©
Teen FictionLuca y Carina son dos personas totalmente diferentes. Él nunca pensó que podría enamorarse de ella. A ella jamás se le pasó por la cabeza que pudiese fijarse en un chico como él. Mientras ella es una adolescente cabezota, mandona y seguidora de las...