Capítulo 7

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Habla Carina

He de admitir que me sorprendió encontrar a Luca en clase de literatura durante la siguiente semana. De hecho el primer día había entrado tan confiada de que no vendría que pegué un bote cuando lo vi, sentado tranquilamente en un pupitre del fondo, pegado a la ventana. A su lado había una silla vacía y me había hecho señas para que me acercase. Pero no hablamos. Siquiera del trabajo. Atendíamos en clase y, en ocasiones, miraba qué escribía en mis apuntes. Pero nada más. Pude jurar que incluso el profesor estaba sorprendido.

Sin embargo yo tenía otros problemas que manejar en mi cabeza. Problemas más importantes que el extraño cosquilleo que me daba en el estómago cada vez que el brazo musculoso de Luca rozaba el mío, o cada vez que recordaba ese extraño beso en mi habitación. No, seriamente, de verdad que tenía otros asuntos más importantes.

—Así que este sábado es algo así como la gran fiesta, ¿no?

Miré a Luca parpadeando. Me había acostumbrado a que no me hablara durante la hora de clase, por lo que me sorprendió cuando el viernes comenzó a entablar conversación. Asentí con la cabeza. ¿La noticia había llegado hasta él? Oh, señor. Entonces era probable que todo el instituto lo supiese. ¿Acaso todo el instituto se iba a plantar en mi casa? Porque sí, la advertencia que mi padre me había dado sobre hacer fiestas no era falsa: ya estaba organizando la primera. Y Luca debió de leer algo en mi expresión, porque le noté hacer grandes esfuerzos por no reírse.

—Lo siento, pero esa amiga tuya… ¿Raquel? Lo ha estado gritando a los cuatro vientos durante toda la semana.

Gemí mientras me derrumbaba sobre la mesa, escondiendo la cabeza entre mis brazos. Era cierto, desde que mi padre le había hablado a Rocky sobre su idea de hacer fiestas en casa, ésta lo había estado diciendo por toda la escuela, invitando a cualquiera que se cruzase por nuestro camino. Bueno, menos a Dan. A ese casi lo espanta de una patada.

—Aunque tal vez no sea de mi incumbencia, opino que deberías tratar de disfrutar un poco en vez de deprimirte —comentó Luca, agachando un poco la cabeza hacia la mí—. Eres una adolescente, disfruta de ello.

Me mordí la lengua antes de mandarle a la mierda. Sí, no era de su incumbencia. Sin embargo el tono que usó para decirme aquello captó mi atención. No había maldad tras aquellas palabras. Sonaba tal cual me lo hubiese dicho un amigo. Él… ¿Luca se preocupaba por mí? Elevé mi cabeza para sacudirla, tratando de olvidar mi anterior pensamiento. Era imposible.

—¿Qué? ¿Acaso no eres una adolescente?—Inquirió Luca, malentendiendo mi negación de cabeza.

—Señor Moore, ¿hay algo que quiera compartir con la clase?

Luca giró el rostro rápidamente hacia el profesor, quien le había llamado al notar que estaba hablando. Pensé que al menos tenía un poco de respeto en clase y se quedaría callado. Pero no fue así. Tenía que haberlo previsto. En su lugar se encogió de hombros, zarandeó la silla hacia atrás y me guiñó un ojo. Espera, ¿por qué hizo eso último? Entonces abrió la boca y lo supe.

—Pues la verdad que sí. Por si alguien no lo sabía, hay una fiesta mañana por la noche en casa de Carina, y todos estáis invitados.

Mi mandíbula se calló suelta hacia abajo con horror mientras el resto de compañeros estallaban en risas y aplausos. Y luego algo peor. Un brazo me rodeó los hombros. El brazo de Luca me rodeó por los hombros atrayéndome hacia él. Me cabeza chocó contra su cuello, y si antes no estaba colorada, ahora tenía que estarlo.

—No te sonrojes, princesa —susurró Luca, riendo.

¿Qué demonios? ¿Es que su vida consistía plenamente en avergonzarme? Primero me tiraba la bebida encima, luego me besaba, luego me volvía a tirar la bebida encima… Las personas alrededor nuestro comenzar a silbar y a cuchichear. No me sorprendió ver a algunas de las chicas de clase lanzándome miradas asesinas. ¡Oh, no! ¡No, no, no! Ellos pensaban que Luca y yo…

Tu + Yo = Imposible ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora