Imagina con Spencer Reid

La marina parte 3

Me levanté muy temprano, Spencer aún dormía, recordaba nuestro beso y que él no quiso pasar a mayores. No quería aprovecharse de mí.
Él no puede ser mejor, no puede ser más caballeroso.

Cuando llegué a casa, me duché y desayuné, mi teléfono sonó, sabía que había un caso nuevo.

Salí de mi auto y lo vi, le sonreí, no era incómoda la sensación de verlo, al contrario. Me saludó y preguntó cómo estaba.

-Si te preguntas si recuerdo algo de anoche, sí recuerdo nuestro beso. - sonrió. - no tiene nada malo, fue especial para mí por lo menos.

- Para mí también - sé lo honesto que es.

- Si quieres, luego de resolver este caso, podríamos hablar. Nada incómodo.

- sí

- ¿En mi casa?

- Perfecto.

***************

-La lasagna estará lista en poco - me senté en mi sofá al lado de él. Los dos estábamos callados, él miraba hacia otro lado. Me acerqué a él y lo besé, sabía que él no tomaría la iniciativa, era demasiado tímido. Pero siguió el beso. Fuimos quitándonos la ropa de a poco, no había apuro, estábamos disfrutando el momento juntos. Caminamos a mi cuarto, donde hicimos el amor.
Al estar con él fue una sensación extraña en mí, fue espectacular, pero jamás había sentido esa sensación de necesidad, de no querer que acabe jamás.
Los dos nos encontrábamos acostados, tomados de la mano mirando al techo sin decir ni una sola palabra.

- Fue lo más espectacular que he sentido en mi vida - me dijo

- Lo mismo digo. Tienes algo, Spencer, hacer que sienta cosas extrañas en mí, cosas maravillosas.

- Es mutuo.

Pasamos la tarde juntos, comimos lasagna y hablamos, hablamos mucho, queríamos conocernos más, saber todo del otro. Conocernos por completo.