Capítulo 16

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Estábamos con mi banda en la sala de grabación, estábamos viendo a Brian mientras cantaba. La canción estaba casi completa, ya que ya habíamos grabado los instrumentos, solo faltaba la voz de Brian y los coros, que los haría yo.
Mientras el estaba grabando, nosotros tomábamos unas cervezas. Estábamos muy contentos con el material que estábamos haciendo.
Fue mi turno, y entré a grabar los coros. Cuando salí, nuestro productor, Billy, nos felicitó por esto.

Billy: Muy bien, chicos. Esto es un gran avance, lo hicieron bien. ¿Les parece si mañana a la misma hora vuelven a grabar?.

Arturo: Claro, tenemos varias canciones listas.

Billy: Genial, si faltan canciones pueden venir acá a ensayar, es mucho más cómodo.

Brian: Sería genial.

Billy: Bien, chicos. Felicidades, los veré mañana.

Nos despedimos de Billy, pero a último momento, se me ocurrió pedirle algo, así que mientras los chicos seguian caminando, yo volví hasta donde estaba Billy.

Yo: Ey, Billy. Quería preguntarte algo.

Billy: Claro, adelante. - dijo mientras acomodaba algunas cosas en su escritorio y luego se llevó su taza de café a su boca. Yo me acomodé el estuche con mi bajo.

Yo: Tengo una banda que tiene un álbum listo para preparar, pero tuvieron un inconveniente con la discográfica que iba a grabar con ellos, así que ahora están buscando una. ¿Vos podrías hacerlo?.

Billy: Bueno, me gustaría conocerlos y hablar con ellos, para ver si me convencen sus ideas. Pero sí - saco de su cajón del escritorio una tarjeta negra con su nombre completo y un número debajo, además que decía "discográfica". - Deciles que me llamen, y podremos arreglar un día para hablar. - dijo muy simpático y sonriendo.

Yo: ¡Muchas gracias, Billy!, Les va a encantar. Y no te vas a arrepentir.

Me despedí, una vez más, y salí a la calle, donde los chicos me esperaban. En el recorrido de regreso a nuestras casas, hablamos de lo mucho que nos agradó trabajar con Billy y de lo contentos que estábamos por el lanzamiento del álbum.

Arturo: ¿Vamos a casa a tomar unas cervezas?.

Todos: ¡Claro!. - dijimos sin dudarlo.

Paramos en un almacén para comprar dos packs de cervezas, y fuimos hasta la casa de Arturo, que quedaba cerca y siempre íbamos porque vivía solo.
No hay mucho que decir de la juntada. Hacemos lo de siempre, nos divertimos mucho, reímos, practicamos alguna canción nueva, ensayamos improvisadamente, bebemos hasta estar un poco ebrios, y yo, como siempre, llevo porro para fumar juntos mientas escuchamos música.

Cuando ví la hora, eran cerca de las 23.30 hs, y luego de haber comido una gran pizza, decidí que era hora de irme. Además, con todo el porro que fumamos con los chicos, estábamos muy cansados, y ni siquiera era tarde.

Yo: Chicos, me voy. - dije tratando de levantarme, seguía algo fumada y ebria, pero solo estaba entonada.

Los chicos trataron de contestar, solo hicieron un gruñido y me saludaron con la mano. Reí porque estaban muertos. Salí de su casa y me dirigí a la mía, mientras caminaba iba mirando la plaza, la gente que pasaba, los perros que caminaban, a quienes los acariciaba porque me encantan los animales, no por nada soy vegetariana. En fin, me encanta caminar cuando estoy fumada. Ni muy loca, ni muy sobria, es como un intermedio, todo se ve más lindo, pero más cuando es de noche y estás algo feliz.
Es una de esas veces que estás sintiéndote plena, sin ninguna razón, y eso es lo mejor de todo. Tal vez no tenía ni idea de lo que me esperaba en mi casa.

Al llegar, entré dispuesta a pegarme una buena ducha y luego recostarme. Encendí la luz que estaba al costado de la puerta de entrada, y al encenderse las luces, me sorprendió que no estaba sola. Me exalte, ya que esperaba estar sola, pero no. Era Mark. Mi papá. "Papá". Estaba sentado en el sillón, mirándome con ambas manos juntas y los dedos alzados pegados a su boca, como analizandome o regañandome, como si tuviera derecho alguno de hacer esas dos cosas. Lo miré extrañada y enojada.

Yo: ¿Qué carajo haces acá?, ¿Como entraste?.

Mark: Sabía que no ibas a durar mucho así. - dijo levantándose del sillón.

Yo: ¿Así como?, ¿De qué hablas?.

Mark: Hablo de vos tratando de ser independiente. Cuando dijiste que te ibas a vivir sola, sabía que no ibas a ser independiente.

Yo: ¿Qué derecho tenés vos de decirme eso? Sabes perfectamente porque me fui de casa, no te soportaba más. Me abandonaste cuando era un bebé, volviste cuando tenía como 15 años y de ahí comenzaste a tratarnos mal a mamá y a mi. Nos cagabas a trompadas, y decías que querías "cuidarme". ¿Sabes que?, ¡Nunca lo hiciste!, ¡Jamás me cuidaste un carajo!. - dije con mi voz alzada y se notaba mi angustia.

Mark: - río sarcásticamente - Eso jamás lo vas a entender, no sos adulta y no tenes hijos.

Yo: - yo también reí sarcástica - Esa excusa que usas es una de mis preferidas, ¿sabes?. - el se enojó y me tomo del cuello con una de sus manos.

Mark: Siempre te hizo falta una buena disciplina a vos. - trate de safarme, pero él tiene mucha fuerza -  ¿Que es esto, Ana?. - dijo sacando de su bolsillo una bolsa pequeña y transparente con dos gramos de porro dentro.

Yo: ¿De dónde lo sacaste? - dije hablando más clara, el me había soltado un poco del cuello, pero no del todo.

Mark: Vine, revisé tus cosas y lo encontré. ¿Ves?, Por eso no podés vivir sola. - me pegó una cachetada tan fuerte que hizo que me cayera sobre el sillón.

Yo: - me levanté rápidamente - ¿Que mierda te pasa?.

Otra vez, me pegó. Esta vez fue más fuerte y no fue una cachetada, sino una piña en un lado de la cara. Me defendí y le pegué una cachetada, además de que le arañé la cara, eso hizo que se enojara aún más, y comenzó a pegarme en los brazos y piernas. Ya estaba pidiéndole que pare, esto solo me recordaba a la inocente Ana de 15 años, que era golpeada por este hijo de puta que otra vez lo hace, al igual que lo hacía con mi mamá. Me quedé en el piso, tirada, cuando el término se quedó mirandome sin decir nada. Yo tenía mis rodillas juntas y tapando mi cabeza en ellas.

Mark: ¿Ves lo que me haces hacer?.

No le respondí, al igual que pasaba antes, solo esperaba ahí, hasta que el se fuera y me dejara al fin sola.

Mark: Levantate. Ya tomé una decisión, y es que te vas a mudar a mi casa en New York de nuevo.

Saqué mi cabeza de entre mis rodillas, para mirarlo. No estaba bromeando, venía en serio.

Fade To Black [Kirk Hammett y tú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora