Capítulo 19

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Íbamos en es vieja camioneta que hacía un ruido infernal, a la vez con la música de fondo, James había puesto un viejo cassette de Saxon, con las canciones del primer álbum. Cliff iba atrás de todo, con la ventanilla abierta para largar el humo de su cigarro afuera. Lars iba en el asiento del acompañante, junto a James, quién manejaba. Yo estaba al otro lado de la ventanilla, mirando hacia afuera. Era un soleado día en la ruta hacia California. No le estaba prestando demasiada atención al viaje, a la ruta o a Lars gritándole a James que debía doblar en la ruta anterior y no le hizo caso porque James dice que "él sabe lo que hace". Ni siquiera me molesté en discutir sobre eso. Cliff solo reía.

Lars: ¡Idiota! Vamos a llegar al puto Colorado, no a California.

James: Enano, ¿Podés callarte? Se lo que hago, dejame en paz.

Cliff: Creo que estamos yendo bien, Lars. Conozco el camino yo también.

James: ¿Já? - dijo mirando a Lars sarcástico. Volvió al volante riendo y Lars rodó los ojos y no le dió importancia, seguía enojado.

Cliff: Sí que estás callado, ¿eh? - dijo dándome un pequeño empujón en el hombro.

Yo: - lo miré algo confuso y le sonreí - Sí, es que estoy concentrado en el viaje. - Cliff asintió con la cabeza sin convencerme demasiado.

Cliff: No te preocupes por ella, Kirk. Es una chica inteligente, no va a hacer nada estúpido y seguramente esta bien.

Yo: Ya sé, es que... Sí, mierda, no se porqué me pongo así.

Lars: Eso se llama "amor", amigo mío. - dijo Lars burlándose. Yo rodé los ojos y volví la mirada a la ventanilla. Lars se rió.

Seguimos el viaje como media hora más, habíamos viajado casi toda la noche y ya era de mañana.

James: No sé ustedes, pero mi estómago ruge cómo un oso apareándose.

Lars: ¿Los osos rugen cuando se aparean?

James: Sí.

Cliff: ¿Y vos cómo sabes eso? - hicimos un silencio de dos segundos y luego los tres soltamos una carcajada mientras James trataba de explicar a los gritos que eso lo decían en un documental de osos, lo cual nos hizo reír más.

James: A ustedes deberían llamarlos los tres chiflados.

Cliff: Bien, ya está. - dijo frenando su risa un poco y secándose la lágrima que le caía por la mejilla de reírse tanto. - ¿Por qué no vamos a comer algo? Yo también muero de hambre.

Todos coincidimos que teníamos hambre, y luego de seguir molestando a James por su comentario, el frenó en una especie de cafetería, sola en la ruta. Tenía pinta de estar ahí desde los años 50s.
Con los chicos entramos ahí, era agradable, por alguna razón el olor a huaffles, café y la música de Creedence me hacía volver a la casa de mi abuela cuando tenía 10 años, así que el lugar me agradaba. Nos sentamos en una mesa para cinco, aunque sobraba un asiento y esperamos a que nos atiendan. Llegó una mujer simpática a atendernos, no recuerdo lo que los chicos pidieron, apenas recuerdo lo que pedí yo. Creo que fueron unos huaffles y un café, quería despabilarme aún mas de lo que ya estaba. Se que estoy paranoico, sé que los chicos deben estar pensando que sólo exagero, pero dentro mío se que voy a estar relajado una vez que sepa que Aylin está bien. Es lo único que necesito. Luego si ella no quiere estar conmigo y demás, no voy a negar que en cierto punto me afecte, pero es lo mínimo ahora.

La mujer trajo el desayuno de todos, todo junto, es increíble la resistencia y el equilibrio que tenía esa mujer para traer todo eso sola. Con los chicos comenzamos a desayunar, mientras hablábamos  también, de vez en cuando, cantábamos en voz baja el buen álbum de Creedence que sonaba.

Fade To Black [Kirk Hammett y tú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora