El vestido

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Recuerdo también, que un día como esos estando sentados en la banca del parque, me comento que su madre le había dejado encargando el aseo de su departamento. Pero tenía pereza y no quería irse de mi lado. Le dije que yo le ayudaría y el acepto. Fuimos hasta su departamento. Cuando llegamos abrió la puerta, me tomo de la mano y entramos. Todo parecía estar en orden, la sala y el comedor estaban arreglados. Caminamos por el largo pasillo hasta llegar a su habitación.

No era la primera vez que entraba, pero era la primera vez que veía un cuarto tan desordenado. Había juguetes votados por todo lado, había ropa sucia por todo el piso, y hasta encontré un calzoncillo suyo el cual me lo quito y reímos un rato. Ya habíamos recogido todo, cuando nos dimos cuenta de que aún faltaba la ropa. Empezamos a arreglar el closet que parecía un basurero más que otra cosa.

Entre toda la montaña de prendas de vestir, encontré una funda, la saque de ahí y la puse sobre la cama. Cuando la abrí salió una nube de polvo terrible. Dentro empecé a sacar varias partes de disfraces que parecían de fiestas o de Halloween. Entre ello, encontré un elegante vestido rojo. Al inicio, creí que era de su madre o de alguien más. Pero me fije bien y era de la talla de él. Me di la vuelta y, entre carcajadas, le pregunté si era suyo. Se sonrojo y me lo quito. Salió corriendo del cuarto y fui detrás de él. Se encerró en el baño y no me quiso abrir. Le grite e insistí en que abriera la puerta, pero no hizo nada. Empecé a escuchar que estaba llorando y finalmente la abrió. Estaba sentado en el piso llorando. Me senté junto a él y le dije que me cuente lo que pasaba. Me contó que era aquel vestido era un regalo que le había hecho un ex novio suyo en la escuela. 

Comprendí al instante de que aquella prenda era muy importante para él. Le pregunte si es que quería guardarlo para continuar con el trabajo. Me dijo que no y que se lo quería poner. Que en algún momento tenía que superarlo. Lo felicite por su actitud positiva y el hecho de que se haya dispuesto a superarse. Se fue a su cuarto y unos minutos después salió. Lo mire, y me quede impresionado al ver su parecido con una chica de verdad. Me acerqué y le dije que se veía hermoso con ese vestido. Entro nuevamente a su habitación y salió con un lazo que se colocó en el cabello. Fuimos al cuarto de sus padres y se vio en el espejo de cuerpo completo. Sonrió y me pregunto si es que en verdad pensaba que él se viera bien. Nuevamente le dije que sí, que era más hermoso que algunas de las mujeres de mi escuela. Ambos echamos a reír un rato y salimos nuevamente a la sala. Se quedó fijo viendo hacia la ventana y me dijo: entonces que mi caballero, ¿me sacaras a dar un paseo? Yo me quede helado después de eso. Él nunca había demostrado algún interés y más bien, diría que le daba miedo mostrar su sexualidad al mundo, pero como se veía tan alegre acepte.

Salimos y paseamos por los parqueaderos hasta bajar al parque. Me dijo que se le antojaba un helado y lo lleve a la tienda a comprar uno. El señor que me atendió creo que noto al instante la incoherencia de la situación, pero no dijo nada. tan solo sonrió y nos entregó los helados. Paseamos un rato más hasta que empezó a oscurecer. Lo acompañe de regreso a su departamento y en el camino fuimos robándonos miradas y uno que otro beso. Llegamos y me dio un beso en la mejilla como de costumbre. Regrese caminando hasta mi casa, en donde mi hermana noto mi alegría, ya que venía con una sonrisa de oreja a oreja. Me pregunto qué había pasado pero no le conté nada. me empezó a molestar diciéndome que de seguro había conseguido novia. Entre mi pensaba: si tan solo supiera.

Dos chicos que se amanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora