Re-inicio

9 1 3
                                    


Después de una larga, difícil, cansada y eterna semana de clases, llegue a mi casa el viernes y quise salir a comprar algo. Pero sin Andrés ya no tenía mucho sentido volver a ese lugar. A la final, y después de pensarlo mucho, salí. Fui con la idea de comprar cualquier cosa de dulce que me hiciera  dejar de pensar en él. Alcance a dar un paso dentro del local cuando alguien tomo mi mano y me tiró hacia atrás. Regrese a ver y era él, llorando y limpiándose las lágrimas. Lo mire con desgano. No podía verle. Me vinieron a la cabeza unas cuantas cosas para reclamarle, pero razoné y decidí callar. Estuvimos en un muy largo minuto de silencio, cada segundo se volvía más incómodo. Cuando de repente, el me abrazo y entre lagrimas me dijo:

-Perdóname, Alejandro perdóname. No sabía lo que estaba haciendo. Por favor perdóname. No lo pensé bien, estaba asustado, estaba deprimido. Po-Podrías perdonarme?

Y rompió nuevamente en llanto. Le abrasé y también comencé a llorar. Ahora que lo pienso es increíble que nadie nos haya visto o escuchado. Nos secamos las lágrimas y entramos a la tienda. Le compre las galletas con chispas de chocolate que tanto le gustaban y fuimos al parque. Nos sentamos juntos a contemplar el paisaje de quito el resto de la tarde. Recordando nuestras tardes de verano.

A la hora de siempre, fuimos a mi casa y nos despedimos con un beso en la mejilla. Se alejó lentamente y entre a mi casa. Ni bien pasaron 2 minutos llego mi mama. No sé si me vio con los ojos hechos corazones o lo detecto con su sexto sentido de madre, que se percató que andaba perdido, perdidamente enamorado.

-¿Qué te pasa? -pregunto con curiosidad-estas medio distraído, paso algo?

-¿No mama, por?

- nada nada- pero ese "nada nada" me dejo dudando. Me quedo viendo y no dijo más.

Esa noche tampoco pude dormir. Demasiados suspiros que no me dejaban en paz. Al mismo tiempo sentí que algo se fue. Algo que tenía nombre femenino: SOLEDAD.

-Soledad, soledad ¿a dónde fuiste?

Aunque siendo sincero no la extrañaba para NADA.

Me pase la noche pensando "que complicada es mu vida, termine con mi novio hace una semana. Pase toda la semana llorando y deprimiéndome y de repente ¡PUM! Volvimos.

Una vida así de rápida solo es posible si tienes un Andrés cerca. Pero bueno, en realidad no me importaba, así como era, lo amaba. Al siguiente día, nos vimos en el parque. Traía puesto el saco azul de lana que me encantaba y paralelamente, yo me había puesto mi camisa rosa oscuro que a él le encantaba. Nos acostamos juntos en la hierba y me dijo:

-¿Sabes que parecemos un par de novios melosos gays que se pasan en besitos toda la tarde?

-Lo sé, y acepta que te encanta.

-No niego nada. Me ganaste.

Empecé a reír y el me abrazo. Estábamos sentados juntos cuando le llamo su mama al celular. Se levantó y se alejó un poco para contestar. No escuche muy bien, pero note que él se empezó a sentir preocupado. Le había dicho que iba a venir a recogerlo. Él se empezó a preocupar más. Le acompañe hasta su departamento. Nos despedimos de beso y regrese a mi casa pensando en que tan grave debió haber sido el problema como para que su madre saliera del trabajo. En todo el tiempo que llevaba de conocer a Juan Andrés nunca lo había hecho.

Dos chicos que se amanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora