Kardia durmió tan plácidamente como solia en su jergón junto al saco de manzanas, pero que estuviera inconciente no quería decir que estuviera inmune al efecto de las feromonas.
Tuvo sueños eróticos toda la noche y despertó empalmado como cuando Degel se disfrazó de criadita francesa para el.
Su princesa había sido muy especifica en decirle que se largara a tomar por culo por el resto del plenilunio, y asi de literal como lo había obedecido procuraría seguir haciendolo.
Refunfuñando por no poder verlo siquiera, porque de la vista nace el amor, continuo con su plan original de irse a aburrir con la Sisi. La encontró en la siguiente casa, dormida aun, con un recado en puntillosa letra dejado por su marido.
Su hombro, el visible, estaba desnudo, como tambien parte de su espalda. Acostado bocaabajo, como si hubiera pasado la noche en los brazos de su marido, su firme trasero se dibujaba bajo la sabana blanca, asi como su muslo flexionado; la otra pierna descubierta desde la pantorrilla.
Ciertamente se veía mejor con el pelo teñido, en su caso de rubio, pero mirarlo dormir era mas aburrido de lo que Kardia podía soportar.
Lo despertó brincándole encima, pues le parecio un modo divertido de hacerlo.
-La cabra saltarina... - susurro, abriendo los ojos - ¡Kardia! – exclamo, quitándoselo de encima y cubriéndose el pecho con la sabana.
Y eso que ni tenia nada desarrollado porque se había negado a tener hijos por la predicción de las pitonisas.
-¿Por qué no estas molestando a Sasha? – le pregunto, la cabeza apoyada frente a un codo flexionado, tan conchudo como si estuviera en su cama.
-Athena sama no estudia los fines de semana. Sal ahora mismo de mi cama, si mi marido te ve...
-Se fue a entrenar.
Lo corroboro con el recado.
-Cierto, que ya aprendiste a leer.
Degel le enseño lo que el no pudo.
-¿Eso dicen esas arañitas? No, no lo lei, pero es fácil saber que hace El Cid, fines de semana incluidos.
Efectivamente, su marido era terriblemente rutinario. Y con terriblemente quería decir que no variaba su rutina de entrenamiento, paella y tres por noche ni porque arañaba las paredes de ganas de que se la coshara mas.
-No debes meterte en la alcoba de una turra casada... - creía que todavía no tenia esas malas mañas y no quería que las fuera a tomar de Manigoldo.
-No quería pasar por tu casa sin pedirte permiso. – sonrio.
Esa falsa respetuosidad ni el se la creía.
-Puedes pasar, Kardia.
Era difícil de creer que hasta hacia un par de años, era un niño bastante moribundo. Bueno, tal vez fueran mas años, pero lo recordaba bastante moribundo.
Kardia, por el contrario, no tenia ningún empacho en notar que la Sisi no era una turra fea, y que de rubia, mejoraba mucho. Se realzaba el color de sus ojos y de su piel, ligeramente bronceada.
Sisi noto la mirada por sus brazos y hombros, sintiéndose afrentado, pero tambien... ¿halagado?
Tenia complejo de fealdad, entre muchos otros, propiciados por su encantador hermano Ilias, el héroe legendario. Se sentia mas feo de lo que era, poco turrinino, pero sin ropa era tan turra como cualquier otra, atlética, como Hakurei, pero mas, porque no era una despampanante belleza lemuriana.
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Hormona exclamation
FanfictionEl poder de tres lemurianos en celo es similar al big bang, en escala. Feromonalmente, la descarga que provocan hace que todos en el Santuario, semes y ukes, experimentan el celo lunar mas fuerte de sus vidas, lo que los llevara a realizar lemons qu...