La vi frente a mí y me di cuenta que nunca debí de haberla dejado marchar, lucía preciosa, con su vestido largo y esos labios que alguna vez tuve la fortuna de besar pintados de rojo, de repente 10 años desde la última vez que nos vimos no habían pasado y me sentí igual de vulnerable ante aquella situación.
No puedo explicar con total claridad lo que sentí, fue algo así como un pinchazo que solo se siente cuando sabes que la has jodido con creces y que esos errores pueden cobrarte días enteros de felicidad.
Después de todo aquel tiempo, no solo me sentía perdida, sino que sentía que la única manera de encontrarme era con ella a mi lado, no al lado de aquel hijueputa con suerte.
La vi tan feliz y con los ojos brillando y recordé nuestra noche, aquella noche, cuando nos despedimos y nos besamos mientras yo la tenía entre mis brazos y le contaba lo feliz que me había hecho conocerla, ella me había mirado así, un vacío se alojo dentro de mí al recordar aquello y no hubo manera posible de quitarlo de ahí.
Supongo que hasta ese día la había olvidado, había olvidado como me había hecho sentir y la manera en la que podía revolver todo de mí.
Entonces volteó en mi dirección y me miró, entre tanta gente y después de tanto, me miró y supe que la había perdido, que ya no era mía, que tal vez nunca lo había sido.
Y pensé en la suerte de aquella mujer, en la suerte de compartir con ella sus sueños, los sueños que aquella adolescente me había contado con toda ilusión, los domingos de pijama que había deseado fueran nuestros y en las tardes juntos que no pudimos tener.
Imbécil yo, por dejarla marchar, cobarde por huir cuando en realidad deseaba quedarme.
Un error fatal, porque aquella chica ahora convertida en mujer, era el sueño de mi vida, aquel sueño juntos donde imaginábamos que el destino conspiraba a nuestro favor y la vida nos daba la oportunidad de estar juntos, supongo que nunca se nos concedió o que yo me fui demasiado pronto, ansioso por besar otras bocas, por probar otros amores, por encontrar algo que me llenara.
El problema, el vacío estaba dentro de mí alma y tenía la silueta de su figura, el problema mayor, yo no lo sabía, no lo supe hasta que fue demasiado tarde.
Y ahí estaba ella, una década después. luciendo hermosa, brillando, y ahí estaba yo, jodida por haber perdido a la mujer que pudo haber sido, la mujer de mi vida.
Vaya putada.
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Tinta gastada
PoetryUn grupo de poemas que fueron inspirados por un amor no correspondido, el deseó, la pasión y el capricho de querer algo que no nos pertenece.