II: Friends.

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—¿Qué es un duelo de magos? —Pudo escuchar Hermione la voz de Harry—. ¿Y qué quiere decir que seas mi segundo?

—Bueno, un segundo es el que se hace cargo, si te matan —dijo Ron sin darle importancia. —: Pero la gente sólo muere en los duelos reales, ya sabes, con magos de verdad. Lo máximo que puedes hacer Malfoy y tú es mandarse chispas uno al otro. Ninguno sabe suficiente magia para hacer verdadero daño. De todos modos, seguro que él esperaba que te negaras.

—¿Y si levanto mi varita y no sucede nada?

—La tiras y le das un puñetazo en la nariz —le sugirió Ron.

En ese momento Hermione interrumpió sus ideas en meterse en problemas.

—Disculpa.

Los dos la miraron exaltados. 

—¿No se puede comer en paz en este lugar? —dijo Ron.

Hermione no le hizo caso y se dirigió a Harry.

—No pude dejar de oír lo que tú y Malfoy estaban diciendo...

—No esperaba otra cosa —murmuró Ron.

—... y no debes andar por el colegio de noche. Piensa en los puntos que perderás para Gryffindor si te atrapan, y lo harán. La verdad es que es muy egoísta de tu parte.

—Y la verdad es que no es asunto tuyo —respondió Harry, fue exactamente como una daga clavada para Hermione.

—Adiós —añadió Ron.

A pesar de que Hermione quería hacer lo correcto esperaba que Harry aún fuese su amigo. Toda esa situación la dejo pensando todo el día si decirle a el hermano de Ron, Percy Weasley, o no decirle ya que eso haría que tuviese menos oportunidad que Harry quisiera que fueran amigos así que prefirió pasar de ello. 

Esa misma noche se encontraban ya Ron y Harry en la habitación. 

—Once y media —murmuró finalmente Ron—. Mejor nos vamos ya.

Se pusieron las batas, cogieron sus varitas y se lanzaron a través del dormitorio de la torre. Bajaron la escalera de caracol y entraron en la sala común de Gryffindor. Todavía brillaban algunas brasas en la chimenea, haciendo que todos los sillones parecieran sombras negras. Ya casi habían llegado al retrato, cuando una voz habló desde un sillón cercano.

—No puedo creer que vayas a hacer esto, Harry.

Una luz brilló. Era Hermione Granger; con el rostro ceñudo y una bata rosada.

—¡Tú! —dijo Ron furioso—. ¡Vuelve a la cama!

—Estuve a punto de decírselo a tu hermano —contestó enfadada Hermione—. Percy es el prefecto y puede detenerlos.

Harry no podía creer que alguien fuera tan entrometido.

—Vamos —dijo a Ron. Empujó el retrato de la Dama Gorda y se metió por el agujero.

Hermione no iba a rendirse tan fácilmente. Siguió a Ron a través del agujero, gruñendo como una gansa enfadada. 

—No les importa Gryffindor; ¿verdad? Sólo les importa losuyo. Yo no quiero que Slytherin gane la copa de las casas y ustedes van a perder todos los puntos que yo conseguí de la profesora McGonagall por conocer los encantamientos para cambios.

—Vete.

—Muy bien, pero les he avisado. Recuerden todo lo que he dicho cuando estén en el tren volviendo a casa mañana. Son tan...

En caso de duda ve con Hermione.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora