X: Cumpleaños.

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Era casi medianoche y estaba tumbado en la cama, boca abajo, tapado con las mantas hasta la cabeza, como en una tienda de campaña. En una mano tenía la linterna y, abierto sobre la almohada, había un libro grande, encuadernado en piel (Historia de la Magia, de Adalbert Waffling). Harry recorría la página con la punta de su pluma de águila que le había regalado en navidad su mejor amiga Hermione, con el entrecejo fruncido, buscando algo que le sirviera para su redacción sobre «La inutilidad de la quema de brujas en el siglo XIV».

La pluma se detuvo en la parte superior de un párrafo que podía serle útil. Harry se subió las gafas redondas, acercó la linterna al libro y leyó:

"En la Edad Media, los no magos (comúnmente denominados muggles) sentían hacia la magia un especial temor, pero no eran muy duchos en reconocerla. En las raras ocasiones en que capturaban a un auténtico brujo o bruja, la quema carecía en absoluto de efecto. La bruja o el brujo realizaba un sencillo encantamiento para enfriar las llamas y luego fingía que se retorcía de dolor mientras disfrutaba del suave cosquilleo. A Wendelin la Hechicera le gustaba tanto ser quemada que se dejó capturar no menos de cuarenta y siete veces con distintos aspectos."

Harry se puso la pluma entre los dientes y buscó bajo la almohada el tintero y un rollo de pergamino. Lentamente y con mucho cuidado, destapó el tintero, mojó la pluma y comenzó a escribir, deteniéndose a escuchar de vez en cuando, porque si alguno de los Dursley, al pasar hacia el baño, oía el rasgar de la pluma, lo más probable era que lo encerraran bajo llave hasta el final del verano en el armario que había debajo de las escaleras.

Entonces escucho como Hedwig llegaba, al destaparse de la sabana vio que traía con ella una carta. 

Querido Harry: 

¿Ya hiciste tu redacción sobre «La inutilidad de la quema de brujas en el siglo XIV»?  Por supuesto ya yo lo hice, así que si tienes alguna duda de otras tareas ya sabes (como siempre lo haces) puedes acudir a mi. 

He hablado con Ron, le ha costado un poco entender el teléfono pero como ya le he dicho tiene que tener paciencia. 

Quedo atenta a que me llames. 

Besos de

Hermione.

P.D: ¡En serio no olvides en llamarme!, pronto me voy a Francia. 

En cuestión de minutos le robo una sonrisa a Harry, ya sabía quién lo iba ayudar con la tarea de pociones. 

***

Hermione estaba encantada con todo el ambiente francés pero su mayor preocupación era ¿¡cómo voy a enviarle el regalo de cumpleaños a Harry!? y como por magia apareció Hedwig en la ventana de su habitación de hospedaje. 

—Hola pequeña, te tengo algo para comer. —enseguida Hermione le dio comida a lo que Hedwig le sento de maravilla. —Déjame escribirle una carta a Harry y podrás irte a tu destino.

Una vez terminada la carta su madre entra a la habitación.

—Es la lechuza de Harry, ¿no? —dijo la madre de Hermione.

—Oh sí, está muy pendiente que todos sus seres queridos le envíen su regalo de cumpleaños. —dijo mientras acariciaba a Hedwig. —Siempre está pendiente de Harry.

—Se parece a alguien que conozco —dijo la madre de Hermione seguido de reírse. 

—¡Mamááá! Por favor, no vayas a empezar con el mismo tema. —le riño Hermione.

En caso de duda ve con Hermione.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora