Capítulo dos.
Me despierto mecánicamente cuando el sonido de la alarma me hace tirar el despertador al suelo con un gruñido, me siento sobre la cama como cavernícola.
Me doy una ducha sin ganas, intento no pensar en lo que había pasado el día de ayer, recuerdo con perfección todo los acontecimientos que unidos me llevaron a terminar llorando en el tren del metro, pero realmente intento alejar los recuerdos y no pensar en ello.
Cada movimiento que realizo es planificado, cada pensamiento que cruza por mi mente lo analizo minuciosamente tratando de que no me consuma.
No pienso en Jackson mientras desayuno, no pienso en mi padre borracho mientras camino fuera de mi casa saliendo del portón, no pienso en los problemas que estaban en mi vida, ni siquiera en el más pequeño, me enfoco en el sonido del viento golpeando los árboles masivamente mientras me aferro a mi abrigo para que la brisa no me llevara consigo.
Al cruzar el puente empiezo a ver los coches yendo y viniendo y las primeras casas se alzan delante de mí. Me quedo esperando en el semáforo el momento indicado para cruzar la calle y llegar a la entrada subterránea del metro. Sostengo el agarre de mi mochila sobre mis hombros cuando bajo las escaleras para llegar a la estación
Hay un hombre tocando la guitarra con una gorra en una esquina, por alguna razón meto las manos dentro del bolsillo de mis vaqueros en donde estaba mi tiquete y un par de monedas, me acerco al hombre poniendo las monedas en su gorra y él me da un asentamiento de cabeza.
Y con una sonrisa, me alejo cuando llena el tren. Las puertas se abren y al entrar estaba casi vacío, no habían muchas personas tomando este tren a esta hora de la mañana. Además, este pueblo era un lugar pequeño.
Cuando me giro para sentarme me doy cuenta de que el chico vestido de negro y de lunares estaba justo en frente, con su vista fija en el suelo donde se encontraban sus zapatos. Lo que me hace dar la vuelta de inmediato y sentarme del otro lado como acto de reflejo.
Por alguna razón que desconozco me pongo nerviosa y como mecanismo de defensa empiezo a jugar con mis dedos.
No mires, Lydia
Pero no escucho mis propias palabras y mis ojos inquietos levantan la mirada, para darme cuenta de que me estaba mirando fijamente.
Dejo de respirar
Tenía cascos en medio de sus orejas y tambaleaba su pierna al ritmo de la música, hoy llevaba una blusa blanca pero el resto de sus prendas eran oscuras.
Aparto la mirada y mis ojos aterrizan en los asientos vacios detrás de él y al final del tren estaba un hombre sucio y borracho durmiendo en uno de los asientos, automáticamente vuelvo a mirar al chico solo para confirmar que no había apartado la mirada
Lo miro confundida y veo al suelo, pero soy consiente de los pesados que son sus ojos, no soy capaz de no sentirme nerviosa aún cuando no lo estaba mirando.
Entonces lo hago, lo miro directamente a los ojos desde la distancia, aquellas perlas avellanas fijas en mi, frunzo el ceño en su dirección demostrandole mi incomodidad por su mirada tan indiscreta pero todo lo que hace es responderme con una sonrisa gradual y elástica.
¿Qué le pasa?
Entrecierro los ojos en su dirección y ladeo la cabeza, hago un gesto vago con mis hombros donde la pregunta "¿Qué diablos quieres?" Estaba tiñendo toda mi rostro aunque no fuera necesario abrir los labios
Pero él no se mueve
Muevo la cabeza en su dirección "Ya basta" quiero decirle, con un gesto que pretende ser firme, pero siento una punzada nerviosa en el estómago
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Jueves [Stydia] En pausa
FanfictionJueves. ©Todos los derechos reservados.© 2018 HISTORIA BASADA EN LA CANCION JUEVES DE LA OREJA DE VAN GOGH ADVERTENCIA: CONTENIDO ADULTO, SEXUAL TAL VEZ OFENSIVO (+18)