Capítulo Diecisiete

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Reychel

— ¿Me lo contaras?

—No es tan fácil. Primero hagamos que Ángela coma su cena y que se vaya a dormir.

Servimos la cena y nos sentamos frente a ella como si nada hubiese pasado en la cocina.

—Yo todavía no quiero dormir—se cruza de brazos Ángela

—Ya es muy tarde. Vamos, yo te acompaño—se ofrece Dennis y veo como las dos se van a la habitación—Reychel, ni se te ocurra irte.

A pesar de estar bajo amenaza no puedo dejar de ver la puerta y en pensar en los que pasaría. Dennis tarda unos minutos en bajar y se sienta a mi lado en el sillón.

—Puedes comenzar.

Le conté lo que pasó desde el principio, sobre mi mamá, sobre mi tío, sobre cómo me sentía cada vez que me pasaba eso. Al terminar de hacerlo no me di cuenta de que lloraba hasta que ella me dio un trozo de papel, ella también había derramado unas cuantas lágrimas que se las había limpiado con el dorso de su mano.

Ella me abrazo diciendo que todo iba a pasar y que ella haría todo en su alcance para ayudarme, no le creí y eso me hizo sentir mal, porque había llegado hasta tal punto que sentía que la esperanza se había extinguido.

—Chicas, Ya llegué—Nos mira a las dos—, ¿Por qué estas llorando, Reychel? ¿Qué ha pasado?

—Eh...

Dennis no sabe qué decir y me mira como si necesitara de mi autoría para decirle a él.

—No pasa nada, estábamos viendo una película que me hizo llorar, ya sabes lo sensible que me pongo cuando veo "El niño con el pijama de rayas"—le digo a Rayan sabiendo que él tiene esa película.

—Es cierto, eres una llorona—se acerca a mí y me da un abraza— ¿A ti no te afectó Dennis?

— ¿Ah? ¿A mí?—titubea— No, yo...me gustó mucho, uh...me pareció muy triste.

—Está bien, veo que a ti también te dejó un poco alterada

—Nosotras ya nos vamos, nos vemos Rayan—le doy un beso en su mejilla, Dennis hace lo mismo y salimos de su casa.

Dennis decide quedarse conmigo para que no me suceda nada y se lo agradezco

— ¿Por qué no le dijiste?

— ¿Decirle que Dennis? ¿Qué estoy rota? No puedo decirle sin que se me caiga la cara. Quiero que él me quiera no que me tenga pena, no quiero que me mire como lo estás haciendo ahora.

Ella repasa mi mirada y agacha su cabeza

—Lo siento. Es que no puedo creer lo que has tenido que soportar y ahora me estoy aguantando de ir y romperle la cara a tu asqueroso tío.

Las dos no echamos en la cama de mi cuarto y miramos el techo, pero sentimos que abren la puerta y nos levantamos.

—No sabía que ibas a estar acompañada Reychel—nos saluda mi tío.

—Y yo no sabía que ella tenía un tío de mierda, pero ya ves que a veces no sabemos nada.

—Mira rubia, ten cuidado con lo que hablas, esto va para las dos. Al parecer Reychel no guardaste nuestro secretito, ya verás de lo que puedo ser capaz. —dice saliendo de mi cuarto.

—Es un enfermo—se levanta Dennis con intención de perseguirlo.

No me interpondría, pero puede que mi mamá al llegar y ver que su hermano este golpeado la pague conmigo.

Lágrimas de ellaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora