Capítulo Trece

28 5 2
                                    

Nada cambió drásticamente desde el día en el que Rayan y yo nos besamos, que ya ha pasado dos semanas, al día siguiente hicimos como nada hubiese pasado. Él siguió tratándome como su amiga sin dejar a Naira de lado, pero presiento que a Naira no le gusta que yo sea amiga de Rayan y la verdad que si me pongo en sus zapatos entiendo que no es muy bonito saber que a tu enamorado le gusta su amiga, y es por eso que yo intento alejarme cuando Naira está cerca de nosotros.

Por otro lado no le pregunte a mi mamá sobre lo que la escuche hablar con mi tío y yo estuve tranquila estos días puesto que mi mamá no ha salido de viaje de negocios aún.

Ahora estoy en el colegio como un día cualquiera escuchando a Naira pelear con Diego en la hora de receso mientras que los miramos divertidos.

—Creo que no tuvo ninguna, él es más apegado a los números, cerebrito. Además de que no te veo como alguien que le guste el sexo—dice Dennis chasqueando los dientes.

Esto llegó al tema por la pregunta de Louis a Diego sobre cuantas enamoradas ha tenido.

—Claro, no soy como tú, ninfómana —Le espeta Diego—. Además de que estar en una relación no significa tener sexo—dice sonrojándose.

— ¿Y dónde quedaría la diversión? —dice Dennis riéndose

— Sé que a ti no te importan los sentimientos, Barbie. Siempre debe haber diversión para ti, ¿cierto?

Percibo la tensión que se está creando en el ambiente, pero sigo comiendo mi emparedado mientras que Rayan está con su celular, Louis bebiendo su jugo y Naira se fue al baño.

—Aunque tú no lo creas también sé estudiar, ¿sabes?

—Y me lo dice la chica que viene de un castigo—acusa Diego

—Yo no quise ese castigo, solo tuve problemas con el profesor de laboratorio

—Me pregunto qué habrá hecho Barbie esta vez, la chica perfecta, ¿Acaso coqueteabas con el profesor? ¿O tus padres te mimaron mucho para no obedecer al profesor?

—No sabes nada de mi vida, mejor habla a tus libros y aprende a vestir —lo mira con mueca de asco

— ¿Adivina quién es el que ayuda a los profesores a revisar los exámenes? Yo, ¿Y adivina qué? El profesor me contó de ti, la típica niña mimada que puede sacar las notas más bajas y tus padres te la perdonan -le insinúa no dándose cuenta de lo que sus palabras podrían causar.

—Diego, cállate. No sabes lo que hablas—le exijo y él se pone a pensar en lo que dijo viendo como los ojos de Dennis se llenan de lágrimas.

—A veces sueles ser muy cruel —diciendo esto Dennis se levanta con intenciones de irse, así que le sostengo el brazo, pero ella me mira y veo que en sus ojos hay intenciones de llorar por tanto la dejo ir, sé que ella es muy fuerte aun cuando le sucede esto siempre quiere estar sola para no empezar a llorar puesto que no le gusta hacerlo. En estas semanas, la estoy conociendo más y sé que  quiere ser una chica fuerte, pero no puede hacerlo.

Sin darme cuenta veo a Diego persiguiéndola.

—No ha estado bien que Diego le diga eso, debí detenerlo antes.—menciono

—No te culpes, esos dos pelean en cualquier lado algún día iban a saber el daño que causan las palabras—me dice poniendo su mano encima de la mía y eso no pasa desapercibido por todos los de la mesa.

—Será mejor que volvamos a clase—anuncia Naira regresando con nosotros—, ya tocó el timbre.

Al llegar a mi casa entro rápidamente a mi cuarto, no encontré a mi mamá en la sala solo espero que se encuentre en su oficina.

— ¿Parece que te estuvieran persiguiendo? —me sobresalta esa repugnante voz y me doy cuenta de que se encuentra recostado en mi cama.

—Déjame sola, mi mamá está en su oficina la llamaré si no te vas —le grito

— ¿Por qué, nena? ¿No quieres compañía? —Me agarra del brazo—. No intentes llamar a tu mamá porque ella ha salido y no regresará en varias horas.

Eso hace que salga un sollozo de mis labios que él no pasa desapercibido.

—Suéltame—chillo y sacudo mi brazo lloriqueando a lo que en respuesta él aprieta más su agarre.

—Me resulta más divertido verte así. Échate—señala la cama empujándome hacia allí.

— ¡No! —chillo—Hoy no, por favor

Lloro sabiendo que a él no le importa, pero aun así lo hago.

—Mi mamá va a llegar, le contaré todo y ella me creerá

Le digo como si eso no lo hubiera hecho antes mientras él besa mi cuello poniendo su cuerpo encima de mí para inmovilizar mis movimientos.

—Sabes que yo tengo a tu mamá en la palma de mi mano, sin dudar me entregaría a su hija a cambio de mi silencio—me dice en el oído abrazándome por la cintura, a lo que yo intento poner sus manos lejos de mí.

—Yo te daré dinero, mucho dinero, para puedas irte y dejarnos en paz.

Lloriquee, intentando nuevamente soltarme de sus brazos diciendo algo que obviamente no podría cumplir, no sé de donde sacaría dinero, pero no me importa si para eso tengo que robar.

—Menos habladurías y más acción, déjate y disfruta—dice desnudando mi cuerpo, sacando un condón de su bolsillo.

Él toca todo a su paso, desatando más angustia que se empoza como charco en el alma.

—Nunca disfrutaría con una persona asquerosa como tú—le escupo

—Eso no hace, nena. Obedéceme—me dice acercando sus labios en mi cuello mordiéndolo y succionando.

Pasa lo mismo de siempre, mi cuerpo deja de pelear, se rinde para dar paso a un coma que me deja en estado de una muñeca de porcelana que se encuentra rota.

Veo las gotas que caen en la ventana deslizándose, escapando, cosa que yo no puedo hacer, no puedo escaparme de él. No puedo detener sus manos por la fuerza que no poseo y mis gritos son suprimidos de la parte interna de mi garganta.

Él me mira mientras besa todo mi cuerpo, hundiéndose más en mí, obteniendo más de mí. Lo logra, se lleva todo de mí, me deja vacía absorbiendo todo y dejándome en blanco y negro, un lienzo al que falta pintar.

Al irse, me agarro de las sabanas y ya no tengo fuerzas para llorar, me quedo quieta como si no supiera que ya acabó. Escucho pisadas, pero ya no me importa, que me utilice una vez más ya dejó de importarme.

— ¿Reychel?— me pregunta una voz lejana— Perdóname por subir sin avisar, pero no respondías tu teléfono, ¿Puedes abrirme la ventana del balcón?

Giro el rostro y veo que Rayan está empujando la ventana al ver que no respondo. Me mira ya adentro y se da cuenta de mi estado.

— ¿Qué está pasando?—pregunta Rayan frunciendo el ceño.


Dennis 👇

Psdt: No se olviden de votar

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Psdt: No se olviden de votar

Lágrimas de ellaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora