Capítulo 7

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Chloe.

Quería que la tierra me tragara y me escupiera en mi casa, en mi cama y no en la de Kylan. ¿Cómo demonios había terminado aquí otra vez?

Al parecer tenía cierta atracción por la cama de Kylan.

Recordaba vagamente estar en el Z, haber detenido a un tipo asqueroso, luego me empecé a sentir mal y lo último que recordaba era a Kylan.

¿Me habrá llevado el hasta aquí? ¿Pero por qué? Madre mía, papá estaría furioso buscándome hasta por debajo de las piedras.

- Tienes muchas cosas que explicar, nena.

Sin darme cuenta mis manos bajaron a mi vientre mientras observaba a Kylan, se encontraba de brazos cruzados y me miraba intensamente sin dejar su postura amenazante. Me incorporé y jugueteé con mis dedos súper nerviosa.

Era imposible que hubiera descubierto mi secreto.

- Yo no tengo nada que explicarte - le espeté. En parte porque él no tenía ningún derecho a traerme a su casa. Deslicé mis piernas hasta el suelo y me di cuenta que no tenía zapatos. ¿Dónde habrían ido a parar?

Escaneé la habitación ignorando totalmente a Kylan y un tipo que me estaba mirando boquiabierto. Vi mis zapatos justo al lado de la mesilla de noche, me levanté de golpe.

Gran error. La cabeza me taladraba y tenía la visión borrosa, me caí de culo contra la cama. Oí a Kylan soltar una palabrota. Puse mi mano en en la frente, un sudor frío me recorría el cuerpo y tenía un nudo en la garganta.

Noté a Kylan a mi lado,- ¿Estás bien? Fue infantil por mi parte no contestarle pero él tenía la culpa de todo. - Quiero irme a casa - susurré negándome a mirarle, porque sabia que si miraba a aquellos ojos grises me derrumbaría.

Y yo era una luchadora. No me derrumbaba en frente de nadie. No me permitía llorar en frente de nadie.

- Te dejaré ir a casa cuando me digas si el hijo que esperas es mío.

Mierda. Mierda.

Noté la garganta se me cerraba, no pude contestar. ¿Cómo lo sabía? Ni siquiera podía imaginar lo que haría al saber que si es suyo. ¿Me haría desahacerme de él? ¿Podría llegar a ser tan cruel con su propia sangre?

Pero él era un criminal. Sólo le importaba el dinero, los coches y las mujeres. Se metía donde le daba la gana y hacía lo que le daba la gana sin importar si había inocentes de por medio. Asi eran los criminales.

- Eso no es asunto tuyo - levanté el mentón demostrándole que no me intimidaba. Él sonrió y el corazón me dio un vuelco. Me miraba de aquella manera que insinuaba que era absurdo mentirle que él sabia cada uno de mis oscuros secretos.

Me estremecí.

- No has negado que estás embarazada, ahora la pregunta es ¿Es mío?

No lo dudé.

- No.

Levanté la cabeza para mirarlo, su cara se contrajo y parecía estar apretando los dientes. Ladeé el rostro. Al hablar lo hizo lentamente y disfrutando de la verdad que decían sus palabras:
- Cuando te acostaste conmigo eras virgen.

- Si pude hacerlo contigo, podría hacerlo con cualquier otro.

Golpe bajo, Chloe. Me susurró mi conciencia.

- Tienes aproximadamente tres semanas, hace tres semanas estuviste conmigo. Además me he dado cuenta de tu falta de atencion hacia la poblacion masculina.

- Ya claro, por eso me acosté contigo.

Metió las manos en sus bolsillos delanteros y bajó la cabeza, cuando me volvió a mirar había cierta satisfacción en sus ojos.
- Te acostaste conmigo porque fui irresistible para ti.

Rodé los ojos.

- Me acosté contigo porque estaba borracha.
Gran mentira.

Esta vez cuando me levanté pude ir a por mis zapatos, me apoyé en la pared para colocármelos.

- Meterte con el mayor criminal de los Ángeles y no reconocerlo, nena. Esa fue tú perdición.

Lo sabía, fui lo bastante estúpida para no reconocerlo, pero pasó y ahora era otro asunto. Mi hijo. Y no iba a dejar que él me lo quitara.

- Tarde o temprano volverás a mi, Chloe. Y una vez que te tenga no te dejaré marchar.

Tragué saliva. No iba a volver a él nunca, así que ya podría esperar sentado. - Tarde o temprano estarás entre rejas y una vez dentro ya no tendrás salida.

Caminé hacia la puerta y lo dejé ahi, me fui a casa con la imagen de su rostro dolido en mi cabeza.

...............

Cuando llegué a casa por fin pude respirar en paz, lo primero que hice fue revisar mi contestador de voz. Tenía un montón de llamadas de papá, de Carla y de mi mamá.

Empecé con las que no me darían dolor de cabeza, mi madre, me informaba de que sus amigas me habían invitado a una fiesta y me preguntaba si quería ir con ella a prepararnos juntas. Bufé y le dije que no a las dos cosas, a la fiesta y a arreglarnos juntas.

Yo amaba a mi madre, de verdad. Pero ella estaba todo el día de fiestas, spas, maquillajes, vestidos, cotilleos y yo no podía con eso. La entendía, quería a una hija con la que compartir todo eso, pero a mi no me iba a esas cosas. Había salido a papá.

Preferiría detener criminales y salvar inocentes, en mis días libres me dedicaba a ver pelis malas y comer helado, a veces incluso iba a trabajar.

Escuché el mensaje de Carla, que me preguntaba donde estaba. Por último y lo mas importante, reproducí las de mi padre. Su tono de voz me decía que estaba furioso y a la vez preocupado. Le llamé para decirle que estaba bien y que me había quedado en casa de una amiga, me preguntó que amiga y tuve que improvisar.

Mi padre me conocía tan bien que sabía que no tenia amigas, no me relacionaba con nadie más que no fuera mi equipo.

Al terminar me encontraba agotada, sólo me apetecía dormir y quitarme de encima el olor a humo. Me despojé de mi ropa y me metí a la bañera, la había llenado hasta los bordes y le habia añadido sales que tenían un aroma dulzón. Pasé la esponja por mis brazos, pecho y me detuve al llegar a mi vientre.

Pensar en que dentro de mi crecía una vida humana me enternecía y a la vez me aterraba. Ahora que lo tenía no me imaginaba un futuro sin él.

Y nunca dejaría que le sucediera nada.

Terminé de bañarme y me envolvií en una toalla. Puse música y me balanceada mientras me vestía. Me coloqué el pijama y me disponía a apagar la música cundo de pronto oí un ruido procedente de fuera.

Me estremecí de pies a cabeza, apagué la musica y me volví buscando mi pistola. Me mordí el interior de la mejilla para evitar chillar. ¡Me había olvidado el cinturón en el Z! Sin hacer ruido caminé hacía mi cama y agarré el bate que tenia debajo.

Lo sostuve con las dos manos y fui hacia donde provenía el ruido, que comenzaba a intensificarse. Caminaba sigilosamente y con el cuerpo alerta a cualquier movimiento. Llegué hasta la puerta y no encontré nada.

Convenciéndome de que ahí no había nadie me di la vuelta. De pronto alguien me agarró, pillándome desprevenida solté el bate. Mi atacante me puso un paño con un sustancia que detecté como cloroformo en la nariz. Pateleé y chillé, pero fue inútil.

La oscuridad me engulló.

Adelanto Siguente Capítulo.

Chloe.

Desperté y me di cuenta de que mis ojos estaban vendados y mis manos atadas detrás de mi espalda.

- Hey preciosa, por fin despiertas.

Elisa.

Sin Límites ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora