Microrrelatos

Feliz cumpleaños a... ¿quién?

—Feliz cumpleaños a... —y al igual que su voz, su corazón también se detuvo.

El clima helado al fin pudo acabar con él, aquel hombre que solamente pensaba en el bienestar de su hija que le debía dar antes de que su cuenta regresiva llegara cero. Acabó con una sonrisa deformada dibujada en su rostro, con unos ojos sin vida que miraban a la nada.

La niña, que yacía junto a él, con una cara de miedo y dolor al ver a su padre sin vida, juntó sus manos e inhaló fuertemente. El frío también la estaba matando, sus manos dolían y la yema de sus dedos ardían debido al hielo que en estas se había formado.

A pesar de estar bien abrigada, la temperatura baja del cuerpo de su padre le traía la sensación de dormir sobre una capa de hielo, totalmente desnuda.
¿Cómo habían acabado ambos en la calle? ¿Por qué el final debía ser así de doloroso y simple?

Se lamió sus morados labios y se apartó un poco de aquel cuerpo sin vida. Vio a ambos lados, contemplando las paredes del callejón en el que estaban, y en el que podían pasar desapercibidos. Sonrió sin alegría ni humor en lo absoluto, abrió su boca un poco pero no dijo nada. Estaba dolida, desesperada, en un estado de shock que parecía ser eterno.

Y aunque ya estaba acostumbrada a la pobreza, al ser juzgada por su apariencia, al ser tratada sin valor, tenía la leve esperanza de escapar de aquel abismo de emociones negativas, esperanza de que algún día, sus lágrimas cesaran.

¿A qué se debía todo el dolor? ¿Por qué justamente en el día de su cumpleaños tuvo que pasar todo? ¿Por qué la muerte no tenía piedad sobre ella?
Sintió su vista nublarse debido a las lágrimas que difícilmente salían de sus ojos, y esperando llorar, buscó el hombro de su padre nuevamente y gritó, esperando que el dolor se aliviara, el peso en su pecho y la pena en su corazón, que latía cada vez más lento...

—Feliz cumpleaños a mí... feliz cumpleaños a mí... porque es tu día especial... feliz cumpleaños a...

Feliz cumpleaños a... ¿quién?